Azul celeste, azul turquesa,
en tu corriente queda presa
el alma de mi inquietud.
Y tu…
celeste sorpresa…
eres, con tu aroma fresa,
bello canto de juventud.
Hoy a mi corazón regresa
la brillante huella impresa
de tu luz
y en mi frente se condensa
esa boca que me besa
con lentitud.
!Qué suavemente pesa
la llegada siempre tersa
de tu alud!.
!Y se hace enorme, extensa,
esta sensación tan tensa
en la magnitud
de una vida que se expresa
con la dulce recompensa
de tu actitud!.