Bacigalupo.

Otra vez época de magisterio en El Sauce. Cuando a los niñatos y niñatas del “buen vivir y nada estudiar” a costilla de sus padres les daba la real gana de atender yo daba verdaderas clases magistrales de Literatura, Comunicación Social y varias cosas más. Bacigalupo, sin embargo, era una extraordinaria alumna que atendía siempre mis explicaciones y tomaba apuntes y notas como para tener un cuaderno bien completito con todas ellas. Sin embargo los “lindos niñatos de papito” y las “lindas niñatas de mamita” sólo escribían un par de chorraditas en sus cuadernos. Por eso era mejor hacer una “limpia” como si de chamanes fuese el asunto.

Los cuadernos de Bacigalupo demostraban que yo había dado una gran cantidad de materia de conocimientos (porque estaban con muchas hojas escritas) pero yo, que había renunciado a ser Doctor de Universidad para seguir siendo, solamente, licenciado de colegio, pasaba olímpicamente de los “lindos niñatos de papito” y las “lindas niñatas de mamita” y seguía preparando, noches tras noches, las materias que tenía, por obligación y por vocación, que impartir al día siguiente en El Sauce. Que los niñatos y las niñatas del “buen vivir y nada estudiar” a costillas de sus padres no me hicieran caso a mí me importaba menos que un pimiento. Hasta algunos hubo (Jijón por ejemplo) que formaron su propia pandilla -horroroso gallito con huevos que era una bazofia de dibujo- para molestar a los que estudiaban de verdad mientras se dedicaban a tirar navajas contra la puerta de madera… y si se la clavaban en el ojo a alguno o alguna que entrara, en esos momentos, en el aula… debería ser muy gracioso según ellos.

Bueno, pues en eso estamos. Bacigalupo era una extraordinaria alumna que sacó excelentes notas y sus cuadernos demostraban que había impartido yo una gran cantidad de conocimientos para todos y todas los que tenían el detalle educativo y cultural de escuchar mis lecciones. Por eso fue una de mis alumnas más destacadas y supongo que habrá triunfado en sus estudios universitarios.

Ver para creer. Ver la diferencia que existía entre los cuadernos de quienes estudiaban y los cuadernos de los que no estudiaban es la mejor manera de aclarar las cosas y por qué tuve que hacer una “limpia” (como si de chamán me tratara) para poder aprovechar en algo productivo los cuadernos que los “lindos niñatos de papito” y “las lindas niñatas de mamitas” no usaban más que para escribir dos chorraditas nada más. Aún están escritos en ellos grandes y magníficos apuntes de cultura y conocimientos que, gracias a mis manos, los habían aprovechado para saber yo más cosas de las que sabía. Pero Bacigalupo era una de las alumnas más destacadas del colegio y por eso se merecía el 20.

2 comentarios sobre “Bacigalupo.”

  1. Diesel, te decía esta mañana- antes de que se me cayera todita la red encima- que tienes mucha razón. Que con ver algunos cuadernos de niños que dicen estar estudiando, se hace uno basicamente la idea de lo que realmente hacen: ” tocarse los “lereles” a costa de sus padres.
    Lo de lanzar navajas ya es para morir del asquito….manporros les daria !!
    Abrazo

  2. Y fue verdad, Marian. Fue verdad lo de los cuadernos completos de quienes atendían y los cuadernos vacíos de quienes no querían más que sacar lo que exigían: un 20 cuando se merecían, como mucho, un 1 por no ponerles un 0. Por eso me echaron del colegio. Lo de la navajita lo vi con mis propios ojos. Lamentable pero verdad.

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