Hoy volveré, a ser de nuevo,
un contorno de alba fría…
una antorcha que se enciende poco a poco
en un medir de presencias ajenas…
y un ciclo propio que se abre
a la inmaterial presencia del morir.
Y en el hallazgo de las mil cosas nuevas
seré un susurro, solo un nombre,
una melancolía cerrada en la alcoba
donde la vida se comienza a soñar.
Y bajo la última luna
podré renacer una vez más…
¿lá siempre penúltima vez concatenada?,
para ser rosa pálida de la nada
que se va llenando, llenando…
llenando de sentimiento hondo,
volviéndose roja en su síntesis,
y convirtiéndose en camino.
Hoy abro mi ventana nuevamente
para perpeturar otra vez esta presencia
de rosa pálida que se enciende
y en rojo amanecer se me transforma.