Cachitos de una vida (21)

Aquel año pasó sin pena ni gloria, al terminar el curso el colegio cerraría sus puertas y la trasladarían a otro centro un poco más grande y cerca de su casa también. Allí terminaría los estudios básicos, no tenía otra salida y luego a trabajar. En aquellos tiempos a los 14 años ya se empezaba atrabajar y a cotizar a la Seguridad Social.
Los domingos se levantaba temprano y se iba a misa de las 8 de la mañana, no es que le gustara mucho pero era una forma de salir de casa y pensar en sus cosas sin que nadie la molestara, luego vuelta a casa a hacer las faenas porque es que ni los domingos había descanso, eran siete y faena mucha para su madre y ella, se espabilaba bastante para a las doce del mediodía poder ir a casa de su amiga María y salir de paseo las dos.

Cuando llegaba a recoger a su amiga se la encontraba todavía en camisón y sin terminar sus tareas , su madre le reñía
-María ¡¡ la niña ya está aquí y tu todavía no estas ni preparada , espabila o no sales
-Ya voy ¡¡¡ — contestaba María , pero era más lenta que una tortuga a ese paso se le pasaría la hora de paseo y tendría que volver a su casa , esto pasaba domingo si y otro también , al final la niña se arremangaba para ayudar a María en las tareas y poder salir. Es que su amiga tenía una tranquilidad pasmosa, no se inmutaba por nada, claro a ella no le pegaban por eso se lo tomaba todo tranquilamente, pero fuera como fuera la niña quería mucho a María, el cariño era mutuo entre las dos y se lo perdonaba todo.
Su vida transcurría monótona y sin cambios, en casa gritos, golpes, llantos y faena, pasaría el año sin pena ni gloria, el que venía sería un año de grandes descubrimientos, habrá que esperar a que llegue el próximo año a esperar nuevos acontecimientos.

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