Hoy he salido a la calle con voraz apetito de desayunar café con leche y unas tostaditas para leer gratis el periódico deportivo en un bar. Comienzo a pasear por la acera y me asomo a la primera cafetería, la que está a pocos metros de mi casa. Imposible. Allí están los dos periódicos ocupados por ávidos lectores con rostros de ratones de biblioteca. Me queda otro bar, a doscientos metros de distancia, pero vale la pena hacer la caminata. Llego y. ¡oh sorpresa!, ¡qué lástima!, ¡un Señor Gordo acaba de coger el periódico y tiene una buena taza de café con leche todavía echando humo!. De todas formas ya estoy cansado de caminar y entro con la esperanza de que el Señor Gordo no sea un ávido lector de deportes. Veo que debajo del Marca tiene otro periódico que es El Mundo y estoy seguro de que pasará rápidamente las hojas deportivas porque tiene aspecto este Señor Gordo de ser más bien aficionado a leer política y crónica social.
Así que, todo entusiasmado, me siento a la derecha del Señor Gordo con los ojos puestos en el Marca porque hay otros clientes con apetito de leer y en estas cosas hay que ser más rápido que El Zorro para no dejarse arrebatar la presa,. El Señor Gordo está comenzando a leer sin prisas pero sin pausas. Pasa la primera página. Esto va bien mientras pido mi café con leche y la tostada. Pero comienzo a impacientarme cuando veo que está dispuesto a leerse toda la primera crónica deportiva que está en la página 2 y que ¡faltaría más! se refiere a algo relacionado con el Real Madrid y su entrenador Capello. Bueno. Está bien. Es todo cuestión de tener paciencia., Me llega el café con leche y la tostada y comienzo a beber suavemente con el un ojo puesto en el Señor Gordo y sus periódicos y el otro en la tostada que muerdo poquito a poquito esperando a que el Señor Gordo pase de hoja.
Pero la cosa no está yendo nada bien. Este hombre lee con total fruición las páginas del fútbol. Mirándole el físico tiene aspecto de sabio físico y valga la redundancia o quizás un matemático pero nunca la de un forofo del fútbol como está resultando ser. Yo había calculado una espera de diez minutos pero me empiezo a pensar que la cosa va para algo más. Estoy un poco nervioso y no sé donde poner los pies Sin embargo no despego los ojos del Señor Gordo atento a la espera de que el Marca quede libre para lanzarme hacia él antes de que me lo arrebaten otros piratas que merodean por entre las sillas y el mostrador.
Ya llevo medio café con leche consumido y la tostada casi terminada, el Señor Gordo todavía está con el fútbol y yo espero que no sea tan aficionado a otros deportes además de que tiene en la recámara el periódico de información general titulado El Mundo pero es todo un mundo esto de esperar a que pase de página. ¡Por fin!., ¡Por fin pasa de página y acaba el fútbol!. Pero contemplo con horror que termina el café con leche y se pide una copa de coñac. ¡Vaya por Dios!. ¡Tiene ganas de seguir leyendo!. Pero no suelta el Marca y el Mundo está debajo de él. ¿Qué hacer?. ¡Arrebatarle el periódico y salir huyendo hacia la calle!. Yo tengo ganas de leer pero si el Marca no puedo ¿cómo arrebatarle El Mundo que tiene aprisionado bajo sus poderosos y musculosos brazos?. Espero, Estoy seguro de que las páginas de los demás deportes no le interesan.pero los nervios están haciendo presa en mi.
Sin embargo ¡oh, cielos!. el Marca de hoy viene con un suplemento central dedicado todo entero a la Copa América de Vela. Y el Señor Gordo comienza a leer con fruición y deleite todo el suplemento completo. Le veo deleitarse con la lectura de los barquitos ¡a mi me va a dar algo! ¡Tengo ganas de gritar y echarme sobre el Señor Gordo para arrebatarle el Marca, El Mundo .o por lo menos la copa de coñac! He acabado el café con leche y la tostada, no tengo ni diez céntimos más en el bolsillo y me entra la desesperación porque la lectura del periódico está detenida en este suplemento de barcos de vela. Todo nervioso enciendo un cigarrillo y miro de hito en hito al Señor Gordo para ver si se da cuenta de que ansío leer… ¡pero nada!… él está impávido, deleitándose con el coñac y la lectura de los barquitos de vela. Fumo despacio. Sin soltar la vista del Marca. No me importaría tomar El Mundo y leer otra cosa. El caso es ¡leer!, ¡leer!… ¡leeeeeeeerrrrrrrrrr! Pero este hombre ¡no tiene piedad!. ¡Me dan ganas otra vez de arrebatarle el Marca y salir zumbando hacia la calle… o El Mundo y sentarme en una silla cómodamente…!o la copa de coñac y bebérmela de un solo trago!.
¡Por fin!. ¡Me animo!. ¡Ha terminado con el suplemento y ahora las páginas de los demás deportes las va pasando con total rapidez!. El corazón se me acelera. ¡Estoy a punto de poder leer! Estoy terminando el cigarrillo. ¡Antepenúltima página y la pasa sin mirar!. ¡Penúltima página y la pasa sin mirar!… ¡pero no!… ¿qué ocurre?…. ¡Cielos!.!Echa marcha atrás! ¡El Señor Gordo se detiene y saca un bolígrafo de su pechera!. ¡!No!!. ¡!No puede suceder!!. Pero sucede. El señor Gordo ha encontrado el Sudoku y está dispuesto a rellenarlo mientras se deleita con el coñac. ¡Me va a dar algo!. ¡!El Sudoku!!. ¡me entran ganar de chillar!..!!El Sudoku y yo con mono de lectura!!.
Así que mientras el Señor Gordo comienza plácidamente a rellenar el Sudoku, con El Mundo siempre debajo del Marca me resigno y salgo hacia la puerta. Al caminar hacia ella me doy cuenta de que acaba de entrar un joven que ha visto el Marca solitario y lo comienza a leer. Resulta que el Marca del bar no era el del Señor Gordo. Que el Marca del Señor Gordo y El Mundo del Señor Gordo y hasta la copa de coñac del Señor Cordo le pertenecían a él. Y yo, por haberme obsesionado me quedo con la amargura de no poder leer el Marca ni El Mundo ni por supuesto rellenar el Sudoku que el Señor Gordo está completando tranquilamente. ¡!Dios mío… qué pecado cometí esta mañana al levantarme para que me trates así!!. Me voy a casa. Necesito tomar una copa de coñac…