Si he de cantar, lo de hacer con prosa, con gallardía, con cariño y valentía, con entrañas, con mis huesos, con humildad y con gozo por saberme escogido, yo el que menos debía, el que menos merecía, el que tan sólo soñaba, tan sólo anhelaba la tierra en manos de los pobres, la alegría en los rostros tristes, la vida vertida en las almas muertas, el orgullo desterrado de egoístas y vanidosos; de saberme escogido para llevar adelante esta tan noble empresa; la de amar, la de sembbrar para enmendar y ser hermano de los de corazón pequeño, de los miopes, de los ciegos, de los caídos y apalstados… de saberme escogido para encontrar tesoros en la escoria, vida entre los muertos, paz en la tormenta y agua en los desiertos. Sé que no alcanzo a entender. Mis vecinos se quejan de que llevo música aquí, adentro, donde ellos no alcanzan a fisgonear, de que lo que oyen no lo tienen permanentemente y yo… como que no veo o no escucho… Exigen que mi volumen sea fuerte para deleitarles.