Se montaron una timba en el bar de Fausto. Estaban todos con su puro en la boca, como vaqueros informales con el caballo en casa durmiendo la siesta. Habían quedado para jugar una partida de Mus. Se observaban sonriendo mientras Fausto servía las copichuelas. Manolo dejó muy claro que de allí no salía ni dios aunque le sonara el móvil y en aquella atmósfera densa iniciaron la partida. Las cartas se movían como secretos inconfesables. Antonio hizo la señal mal y se armó el Belén. Reiniciada la timba, los vaqueros con cara de póker comenzaron su batalla. Aquello tomaba intensidad. Tuvieron que apagar la tele cuando hablaba Zapatero. Aquello fue tomando cuerpo, dimensiones. El silencio rodeaba a todo en el bar. Alguien gritó. Fin.
Un comentario sobre “Cara de póker.”
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El órdago estaba pronunciado. ¿Quién de aquellos vaqueros informales con cara de intensidad se atrevería aceptarlo?. El fin estaba latiendo en el bar. Un saludo, frutodelanda.