Cartas a la vida.

Escribo cartas a la vida bajo restos de luna yacida, y embarco a la pluma teñida en dicha desmedida.

Ay de mi bajo estrellas de fuego, si no cuento, si no digo, si no pienso, que soy poeta muerto al ver tu inspiración

¡Que más quisieran mis versos ser dignos de tu vocación!

Y mientras ríos de tinta duermen, en estos lagos de mis pensares, hablo casi desvanecida de la gloria encarnecida y de tu simiente nacida.

Escribo cartas a la vida e incontables son las horas de inestables meditares que suman las hazañas de montañas y ciudades.

Y no veo más remedio, que subir a la medianoche de puntillas y con sigilo a expresar mi incomprensión.

Aturdida y sorprendida, duermo en tus mantos ahora y caigo en suave descanso y en vivos mares navego.

Escribo cartas a la vida con esta piel mía que separa la razón de mi volar.

¡Y que faz tan fina aquella que alumbra los misterios de los vivos!.

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