¿Qué desea?. Un cortado, por favor. Es el bar del Casino de la calle Mayor, número 68, de Alcantarilla. El del Círculo Industrial fundado, nada más y nada menos, que en 1879. Los carajillos reaniman a estas horas de la mañana. Los jubilados del Casino mojan en sus cafés bollos recién horneados mientras discuten sobre la política regional del PP o sobre el último reglamento de tráfico. El camarero pregunta por el IRPF. Mala pregunta para los jubilados a estas horas de la mañana. Yo he sido invitado a visitar la Exposición de óleos titulada “Alcantarilla ayer y hoy” del pintor local Luis Cerdá Sellés.
Guardo silencio mientras tomo notas mentales. Están todos aquí. En las tres salas de lectura o en la de juegos. Billar (aquí está radicado el Club Billar de Alcantarilla) para los más deportistas; tute para los más radicales y ajedrez para los más moderados. Todos están más preocupados por la subida de la cesta de Navidad y la llegada del Año Nuevo que por cómo van el Real Madrid o el Barcelona en la Liga. A algunos el reloj del tiempo ya está “marcando sus horas hacia atrás” (como diría mi buen amigo El Relojero de Manila).
Durante el verano se sientan en los sillones a tomar el sol en la acera de la calle, respaldados contra la pared de mármol negro y junto a la Agencia de Viajes de El Corte Inglés y la nueva Farmacia (entre ambos comercios un barómetro adosado al muro). Pero ahora no. Ahora hace más bien frío y prefieren tomarse un carajillo o un cortado dentro del local antes de que suene la hora del almuerzo. ¿Cuánto es?. Uno con diez. Un euro de energía positiva y diez céntimos de ensoñación. Están rememorando sus años de juventud mientras llega a la Sala de Exposiciones don Joaquín Guillamón Florenciano, el flamante presidente del Club Billar de Alcantarilla.
Son los jubilados pudientes. La conciencia de la ciudad. Los que la conocieron cuando sólo era un pueblo de cien escasas viviendas. Son los del Círculo Industrial y me preguntan si me ha gustado su local. Si. Es muy bonito, está muy bien amueblado y decorado. Y tiene un ambiente muy acogedor. Pero yo sigo prefiriendo tomar chocolate con churros en la caravana de Mamamía, junto al paso a nivel del ferrocarril.
La televisión está lanzando al aire un programa informativo sobre el último atentado de ETA y las detenciones de etarras en Francia cuando salgo a la calle después de haber visionado la exposición pictórica de Luis Cerdá Sellés, un artista sordo que aprendió el arte en el Colegio de Sordos de Alicante. Luis Cerdá es alicantino de nacimiento pero murciano por vocación y ha pintado maravillosos callejones de Alcantarilla vistos a través del tiempo.
Y me encamino hacia el quiosco de Paco mientras se me cruza por el camino la pizpireta Rosalía que ha sacado a pasear a su perrito caniche.
Cultura de café y decimonónico casino. Parece como si el tiempo se parara.
Muy interesantes tus retratitos de barrio.
Otra Pequeña Nota de tu querido gran Barrio que me llena de humanidad sentida y presentida. Como dice Only… un café situado en medio del aspecto cultural de la exposición pictórica sirve muy bien para que nos dibujes con mano maestra una escena barrial que contiene mucha materia luminosa.