Los deportistas a veces nos movemos por el monólogo de nuestro yo con el otro yo… de nuestro yo exterior (el que lleva los emblemas de su club bien visibles) y nuestro yo interior (el que de verdad siente a nuestro verdadero club). Decía Heywood Hale que “El deporte no construye el carácter. Lo revela”. Es totalmente cierto que muchos aficionados y aficionadas al deporte esconden su verdadero carácter hasta que lo sacan a relucir mientras contemplan, en masa, una competición deportiva. !Ahí se descubre su verdad!. Los que son pacíficos se comportan de la misma manera que fuera del estadio o recinto deportivo.
Los que son violentos, no pueden retener su carácter agresivo y se descubren a sí mismo diciendo y haciendo bestialidades inhumanas. El carácter lo tenemos todos dentro de nuestro yo interno y lo expresamos, refieriéndonos al deporte, a través del yo externo que es el juez que nos califica en uno de los dos bandos. No hay término medio. Es una batalla entre el Bien y el Mal. Y todos y todas se descubren, sin remedio alguno, ante los ojos de millones de telespectadores, ante los oídos de millones de radioescuchas y ante la vista de millones de lectores.
Si en lugar de ser un mero espectador o una mera espectadora eres practicante de algún deporte de equipo (pongo, por ejemplo, el más conocido que es el fútbol) estoy de acuerdo con la frase de Johnn Wooden: “La mejor manera de mejorar tu equipo es mejorar tú mismo”. Si estás practicando el fútbol pero no progresas debido a todos esos vicios y corrupciones físicas de las que todos conocemos un buen número de ellos y ellas, eres una rémora para tu equipo, eres un jugador o jugadora inútil y más vale que dejes el equipo y te vayas al bar, a la cantina, al billar, a la búsqueda del “camello” o a la “casa de citas” porque no tienes ningún derecho ético ni moral para pertenecer a un equipo al que estás perjudicando conscientemente. Ya tienes edad suficiente para entenderlo. La única manera de que tu equipo progrese sólo es posible cuando tú progresas, cuando tus compañeros o compañeras también progresan. Si tenemos edad suficiente para saber lo que es, por ejemplo, una “casa de citas”, con más lógica debemos saber lo que es un equipo deportivo.
Hablamos ahora de los líderes deportivos. Hay líderes que son sólo ídolos de pies de papel y se les nota rápidamente que no tienen carácter para ser líderes (por ejemplo Cabello y no quiero decir más sobre él para preservar su anonimato); hay líderes que son sólo ídolos de pies de barro y se les nota pasado un poco de tiempo (por ejemplo Mariano y no quiero decir más sobre él para preservar el anonimato)… y hay líderes que son de pies de roca y tienen carácter natural para serlo (por ejemplo el del Deportivo Olímpio y no doy más datos para preservar el anonimato). Por eso Joe Namath decía: “Para ser un líder, tienes que querer que la gente te siga, y nadie quiere seguir a alguien que no sabe a dónde va”. ¿Hacia dónde iba Cabello cuando jugaba?. A ninguna parte porque no sabía ubicarse en ninguna parte del terreno de juego. ¿A dónde iba Mariano cuando jugaba?. A partes aparentes, sólo aperentes, pero que eran puro espejismo porque puro espejismo era su colocación en el terreno de juego. ¿A dónde iba el verdadero líder del Deportivo Olímpico?. Iba allí donde debía ir para, mientras movía los hilos del equipo, ayudaba a sus compañeros más necesitados a levantarse y seguir luchando. Eso es ser líder con brazalete de capitán o sin brazalete de capitán… porque hay capitanes que no saben ser líderes y hay líderes a los que no les importa ser capitanes o no serlo ya que el liderazgo lo llevan en su genética, en su ADN deportivo.
Leo una frase curiosa: “Se entrena como se juega. Se juega como se entrena”. Curiosa porque es verdadera. Nunca jamás puede triunfar un deportista que no entrena como si de verdad estuviese compitiendo ya y tampoco puede triunfar un deportista que juega sin haber aprendido a jugar a través de los entrenamientos.
Hablando de ser deportista o ser, antes que deportista, un ser humano, me viene a la computadora la frase del gran baloncestista Isaiah Thomas: “Si sólo soy recordado por ser un buen jugador de baloncesto, entonces he hecho un mal trabajo con el resto de mi vida”. Ser humano es anterior a ser deportista, algo que muchos olvidan o colocan a la inversa. No merece la pena ser un deportista inhumano, un deportista sin alma, un deportista que no lo es. Antes, mucho antes de cualquier práctica deportiva si eres humano estás capacitado para serlo… de lo contrario sólo eres una “estrella” nada más… y las “estrellas” que son “estrellas” nada más suelen terminar como Maradonna por ejemplo; como Garrincha por ejemplo, como Goerge Best por ejemplo (y eso hablando sólo de fútbol). ¿De qué les sirvió ser “estrellas” si terminaron siendo sólo seres humanos desgraciados en su vida personal?.
Estoy de acuerdo en lo que dijo Matt Biondi: “Hay demasiado énfasis en el éxito y en el fracaso y muy poco en cómo la persona progresa a través del esfuerzo”. Y es que son cosas muy diferentes el éxito (que casi siempre está producido por el “marketing” de los intereses creados alrededor del deporte) que la victoria… como tampoco es igual el fracaso (que destruye y frustra a un deportista) que la derrota (y todos los deportistas hemos conocido alguna que otra derrota en la vida) que, junto a las victorias alcanzadas, nos llevan a alcanzar la gloria deportiva sea cual sea el equipo donde juegues y la categoría a la que pertenezcas. Y Matt Biondi termina su frase diciendo: “Disfruta del viaje, disfruta cada momento y deja de preocuparte por la victoria y la derrota”… sólo que se equivocó. Debió decir: “deja de preocuparte del éxito o del fracaso”. Si el éxito es tu única meta nunca gozarás de la victoria (lo cual es la antítesis del gozo) y si el fracaso es tu final, no mereció la pena que fueses un deportista famoso y nunca supiste gozar incluso de las derrotas, de las cuales se aprende, y mucho, a ser un verdadero héroe deportivo.
Siempre sentí, a lo largo de mi vida deportiva, lo que en su día dijo Mike Singletary: “¿Lo que más me gusta del juego?. La oportunidad de jugar. Así de simple”. Eso es lo que he hecho yo a lo largo de toda mi vida deportiva: jugar. Porque hay muchos deportistas que, fichando por los mejores clubes del mundo, se pasan toda su vida deportiva de suplente en suplente, de banquillo en banquillo, frustrados a pesar de la gran cantidad de dinero que cobran (Me viene a la memoria Manolín Bueno en el Real Madrid). Es mucho mejor jugar de titular aunque sea en un equipo modesto (Esparta de San Isidro por ejemplo), sencillo (Deportivo Olímpico de Madrid por ejemplo) o simplemente aficionado sin categoría alguna en el ránking de los “grandes” (Casa de Campo de Madrid por ejemplo). Lo que nunca he deseado ser es una “apariencia” de deportista como, por seguir con el ejemplo del fútbol, lo es David Beckham (entre otros muchos). ¿De qué sirve ser una “estrella” prefabricada que tenga millones de admiradoras en el mundo si sólo se es un “bluff” nada más. No. Es mejor ser titular siempre aunque sea en un equipo de barrio (Los Pitufos de Madrid por ejemplo) porque de esa manera, mucho más allá de tener o no tener admiradoras, eres tú mismo con tu propio espíritu y tu propia fe en la victoria. ¿Es mejor ser suplente en un equipo de lujo admirado en el mundo entero (Real Madrid o Barcelona por ejemplo) o ser titular en un equipo anónimo pero jugar hasta 5 horas seguidas sin tener que soportar a un entrenador caprichoso o a una “panda” de “enchufados” a tu alrededor (Hispano Americano de Madrid por ejemplo?.
Yo prefiero ser titular en el equipo que sea (sea cual sea su categoría o su no categoría) que “chupar” banquillo jornada tras jornada por muchos millones de euros que cobren cada temporada.
“Es la manera cómo tratas tus fracasos lo que determina la manera cómo consigues tus éxitos” (de Feherty). Pue sí… pero (vuelvo a insitir) que nunca debe importarnos ni el éxito ni el fracaso sino las victorias y las derrotas. De una victoria aprendes a seguir adelante. De una derrota aprendes a levantarte y seguir adelante. De un éxito nunca aprendes a ser sencillo. De un fracaso nunca aprendes a levantarte. Y es que lo verdadero fútbol es la fórmula de “2 pies más 1 balón. El resto es imaginación” (dicen por ahí)… y sin embargo yo tengo que añadir algo más a esa fórmula: “El resto es Imaginación surgida de la Inteligencia Natural”. Sin Inteligencia Natural es im psoisble que tengas Imaginación suficiente para triunfar deportivamente. El verdadero fútbol no sólo son 2 pies , 1 balón, Imaginación e Inteligencia Natural sino algo todavía superior a todo ello: Fe. Fe en lo que estás haciendo. Con ello tienes suficiente para vencer aquellos “obstáculos que son cosas horribles que se ven cuando se aparta la vista de los objetivos” (otra frase que me llega a la computadora). Si tu vista la pones en mirar hacia otro lugar que no sea el que debes mirar, nunca alcanzarás la gloria deportiva (como le ha sucedido a algunos en muchos casos que no cito porque hay que tener misericordia de ellos).
Fue Hannibal el que dijo aquello de “Encontraremos un camino o haremos uno nuevo”. Sobre esta frase podríamos pensar, en cuanto a lo deportivo se refiere, que el verdadero deportista tiene la obligación de ser lo suficientemente creativo para no estancarse en una falta de evolución como tal. El deportista que destaca siempre es un ser humano evolutivo y busca caminos nuevos para progresar. Lejos de repetirse en una sola acción continua (que es fácil derrumbar por los contrarios) tiene que ser lo suficientemente intuitivo y tener la mente lo suficientemente abierta y clara como para no mezclarse en acciones sin salida, sino buscar, constantemente, soluciones instantáneas que sirvan para despistar a los rivales y sorprenderles. Un camino firme hacia un solo destino, pero miles de variantes distintas (como manejando caminos desconocidos por los rivales) para batirles con facilidad. A eso se le llama inteligencia despierta. Pongamos el ejemplo de Robinho. ¿Qué pasó con Robinho, el ex jugador del Real Madrid?. Que no era capaz de culminar con acierto sus acciones porque repetía, una y mil veces, la misma forma de manejar la acción. Como era incapaz de buscar caminos, aunque su meta era llegar a conseguir el gol, casi nunca lo conseguía ya que los defensas rivales sabían siempre que iba a hacer lo mismo siempre. Y es que, parangoneando a Tommy Lasorda, es necesario aprender que “La diferencia entre lo posible y lo imposible está en la determinación de la persona”. Hay deportistas que asombran porque realizan lo que para muchos es imposible pero ellos demuestran, por su propia voluntad, que lo imposible no existe si hay Imaginación e Inteligencia suficiente para llevarlo a cabo.
Darrel Royal afirmó que “La suerte viene cuando la preparacíón encuentra la oportunidad”. Y yo que no creo en la suerte sólo afirmo que las oportunidades llegan, no a través de la suerte, sino de la preparación. Es la preparación de un deportista la que hace que lo que es consecuencia de ella parezca suerte. Jamás la suerte hace triunfar, sino la preparación y la capacidad de sorprender. Nunca se gana o se pierde por tener “buena suerte” o “mala suerte”… se gana cuando hay preparación suficiente y se pierde cuando esa preparación no existe. Así que lo que la “masa” entiende por suerte es falso. En el fútbol, un gol no es nunca producto de la suerte, así como tampoco en el baloncesto una canasta es cuestión de la suerte. Hay, en el gol y en la canasta, una intención de meter gol o marcar una canasta. Suerte sería ganar sin haber jugado. Pero cuando se está jugando la intención es vencer y eso está muy lejano de ser suerte. Y es que el hecho de que se produzcan sorpresas en los marcadores deportivos son consecuencias de unas causas anteriores. Muchos creen, volviendo al fútbol, que la consecución de un gol es espontánea. Falso. La consecución de un gol se inicia, aunque parezca mentira, desde la propia portería o defensa de un equipo. Y es que muchos sólo piensan en el gol como producto de un delantero… lo cual es una equivocación (lo demostró una y mil veces el genial Alfredo Distéfano Lahule). ¿Por qué se producen sorpresas en el mundo de los deportes en general?. Porque como dijo Arnold Schwarzenegger (que será lo que sea en la política pero está suficientemente preparado para pensar lo que dice): “La mente es el límite”. ¿La mente es el límite para un deportista?. Puede que sí… pero resulta que la mente no tiene límite. Luego nos encontramos con otra paradoja. Que el deportista que quiere triunfar debe manejar, sobre todo, la mente; o sea, lo infinito (aunque esto parezca ciencia ficción para muchos). Jamás un deportista que ponga limite alguno a su mente llega a la victoria al final. Puede que, momentánemente, durante algunos minutos esté triunfando, pero si ha puesto un límite a su mente llega el momento en que se acaba. Sin embargo el deportista que no pone límite a su mente llega a donde los otros no pueden llegar.
En el deporte sí es importante el coraje. No la violencia que es cosa totalmente opuesta. El coraje de un deportista, como señaló Mark Twain refiriéndose a las aventuras literarias “es resistencia al miedo, dominio del miedo y no ausencia del miedo”. El famoso “miedo escénico” siempre existe para todos los deportistas (sea cual sea la categoría en la que esté jugando) pero ese miedo -del que nos habla Mark Twain- se domina a través del coraje. El deportista que no supera ese miedo se vuelve violento y agresivo (con lo que suele terminar siendo expulsado), mientras que el deportista que vence al miedo a través del coraje limpio y deportivo nunca es expulsado del terreno de juego y tiene muchas posibilidades de salir vencedor. A veces la Literatura sirve para pensar en cosas que parecen tan banales como los deportes y viceversa. Sólo hay dos opciones: o vences al miedo escénico o fracasas comido por dicho miedo. Pat Riley lo dijo de esta manera: “Sólo hay dos opciones en cuanto al compromiso: o estás dentro, o estás fuera”. Si estás dentro eres capaz de vencer cualquier miedo escénico. Si estás fuera, por mucho que te encuentres en el escenario deportivo, no superas el miedo escénico y no triunfas. La única manera de vencer al miedo escénico es estando dentro del miedo escénico y derrotarlo no con la violencia sino con el coraje. Porque hay que tener en cuenta una máxima deportiva que podemos entenderla leyendo a Oliver Cromwell: “El que deja de ser mejor a cada paso simplemente deja de ser bueno”. Otras citas para aclarar esta cuestión son las de Jim Rodgers: “No dejéis que el placer de la competición sea mayor que la presión de la competición” y de Steffi Graff: “No puedes medir tu éxito si nunca has fallado”. Y es que al combatir el miedo escénico puedes fallar una vez, dos veces, tres veces… pero siempre llega el momento en que lo vences definitivamente y para siempre. De esta manera nunca dejas de ser bueno o buena en la práctica deportiva a la que estás dedicándote como profesional o somo simple aficionado. “La diferencia entre jugar a ganar y jugar a no perder es a menudo la diferencia entre el éxito y la mediocridad”. No sé quién ha dicho esta frase pero, efectivamente, hay muchos que juegan a no perder y eso es lo que les conduce, a la larga, al fracaso. Jamás serás campeón o campeona si juegas con miedo (a no perder) sino cuando sí te dedicas a jugar a ganar.
Volviendo otra vez al fútbol, sabia fue la frase de Marcelo Bielsa: “El fútbol, se hace menos dramático cuando lo ejecutan los que saben”. Porque da pena y es dramático ver cómo juegan o intentan jugar quienes no saben ejercitar su práctica. El fútbol, cuando es buen fútbol, es un arte y es necesario ser artista para saber jugar bien al fútbol. De esta manera simplemente es deporte y no comedia, ni drama ni tragedia, pues estas tres definiciones pertenecen al teatro. En el buen fútbol, el que practican los que saben, sólo hay realidad más imaginación, inteligencia y otro componente que añado ahora: fantasía. Pero ese tema lo podemos debatir más tranquilamente sentados ante un café.
Ahora yo hago la pregunta que hizo el baloncestista Magic Johnson: “No preguntes qué pueden hacer tus compañeros por ti. Pregunta qué puedes hacer tú por tus compañeros”. Me ha tocado muchas veces jugar con compañeros que nada podían hacer por mí (tan escasos eran sus conocimientos deportivos) así que lo que me tocaba hacer era saber qué podía hacer yo por ellos. De esta manera se lograron muchas victorias a pesar de las carencias deportivas de la mayoría de quienes componían el equipo. Con un equipo formado por jugadores escasos de conocimientos deportivos hay algunas veces que se puede perder (!qué fácil es ganar cuando todos tus compañeros saben jugar muy bien y qué poco valor tiene eso!) pero cada victoria obtenida con dichos compañeros que no sabían jugar (o incluso cada empate) bien valía más que mil victorias obtenidas con un equipo en el cual todos sabían jugar. Porque aprendí que me tocaba a mí aprender a saber qué tenía que hacer yo por ellos y no ellos por mí. Y es que un verdadero líder es el que tiene en su mente ese pensamiento (por eso triunfaba Magic Johnson).
¿Es cuestión de batir récord tras récord?. No. Eso queda para quienes confunden el placer de hacer deporte por el sufrimiento de ser el mejor. El mejor no es el que bate récord tras récord. Eso es sólo pura estadística llena de sufrimiento y automasoquismo que te aparta de la felicidad porque como dijo Eral Campbell (y esto es igual que los famosos pistoleros del Oeste) siempre habrá alguien que rompa tus récords”. Mi récord personal de goles en fútbol-sala es de 7 en un sólo partido. ¿Y qué es eso?. ¿Eso me hace mejor jugador de fútbol sala?. No. Eso sólo es un número y puede ser batido. Lo que te hace mejor no es marcar 7 goles en un partido sino en saberlos marcar sin tener en cuenta cuántos son.
Es como vives el deporte lo que al final cuenta… porque, según dijo Florence Griffith: “No se fracasa hasta que no se deja de intentar”. Quienes no abandonan, quienes perseveran, quienes una y otra vez siguen buscando la meta, llegan pronto a ella, más pronto de lo que ellos mismos creen. Pero !ay de aquellos que dejan de intentarlo!. Se les queda la frustración perpetua de saber qué hubiese ocurrido de haber seguido intentándolo.
Un consejo muy interesante, y continuamos con nuestra disertación deportiva y cultural, es que “Cuando ganes habla poco y cuando pierdas, menos áun”. Que sean sólo los demás, los que te observan, quienes dictaminen tu real valía como deportista. El autoelogio en público es signo de vanidad y los deportistas vanidosos (hombre o mujer) caen pronto de su pedestal. Es un buen consejo. Deja que los demás hablen de ti sea para bien o sea para mal… que la verdad de ti reside en ti mismo y en ti misma y sólo tú y quienes están viviendo contigo sabéis la verdad de lo se vales como deportista y como persona. Cuando ganes, por respeto al rival, no proclames a los cuatro vientos que has ganado. Cuando pierdas, por repeto a tí mismo o a ti misma, no declares a los cuatro vientos que has perdido. La única manera de alcanzar el triunfo es que el triunfo te lo otorguen los que te observan.
Hay una frase para la vida que también es excelente para el deporte: “Sueña lo que quieras soñar. Ves donde quieras ir. Sé lo que quieras ser”. Soñar con la victoria no cuesta nada salvo el esfuerzo de aprender a soñar en grande. Ir donde quieras es ir libre hacia la meta que te has trazado. Y ser la clase de deportista y persona que quieras ser sólo es elegir tú mismo y tú misma (sin la ayuda de ningún “manager”), lo que de verdad quieres ser. Para lograr estas tres cosas “Sé humilde pues mucho ya ha sido conseguido antes de que tú nacieras”. Buena cosa es tener en tu mente esto. Que muchos te han precedido y tú solo eres un eslabón más de la Victoria con V mayúscula de Verdadera. Lo otro sólo es V mayúscula de Vanidad. Y antes, mucho antes de que seas una figura deportiva, “aprende a escuchar porque la oportunidad a veces llama sólo sutilmente”. Aprende a escuchar no los griteríos de la muchedumbre (porque la mayoría sólo repiten lo que dice la mayoría). No es ese el camino de la gloria deportiva. Por eso aprende a escuchar esa especie de voz silenciosa que tienen los sabios. Ten en cuenta que “a veces, no hay una próxima vez, una segunda oportunidad, no hay un tiempo muerto. A veces… es ahora o nunca”. Y si has logrado escuchar esa voz sutil de los que sí saben es eso: ahora o nunca. Entonces, y sólo entonces, sabrás que has elegido el verdadero camino.
¿Quieres tener éxito como deportista?. Primero aprende el diccionario y aprende el mayor número de cosas posibles en las enciclopedias… porque “el único sitio donde el éxito viene antes que el trabajo es en el diccionario”. Y despùés de haber aprendido toda esa teoría que envuelve a los deportes entonces sí… entonces ponte a practicarlo sin desmayo alguno. Que no te importe, jamás, quienes dicen que estás perdiendo el tiempo. Si aprendes bien la teoría deportiva, sólo entonces, estás preparado para saber desarrollar la técnica y, aún después, la táctica y la estrategia. Jamás se inicia por la estrategia el triunfo en el deporte. Siempre la estrategia es el punto culminante de toda la teoría que aprendiste, de toda la técnica que desarrollaste, de toda las tácticas que te enseñaron… y de toda la estrategia que fuíste capaz de crear con tu inteligencia, imaginación y fantasía.
El fútbol no es una cuestión de vida o muerte. Es mucho más que eso”. ¿Qué quiere decir esta frase?. Para poder comprenderla es necesario primero que sepas qué es la vida y qué es la muerte. Cuando sepas la enorme diferencia que hay entre ambas palabras habrás encontrado la respuesta. El fútbol, como el resto de los deportes que tanto sueñas, es puro Arte… y el Arte va más allá de la vida y de la muerte, porque se queda grabada en la memoria de la Historia. No me refiero a los grandes nombres como Distéfano, Pelé, Cruyff, Beckenbauer, Iríbar… etcétera… etcétera… sino que me estoy refiriendo a esa Memoria Histórica que queda grabada en quienes te vieron triunfar en el silencio del amanecer entrenando, en el silencio del atardecer jugando y en el silencio del anochecer soñando. Para ello olvídate de las grandes “estrellas” del deporte y concéntrate en ti mismo o en ti misma y díte a ti mismo o a ti misma: “No tengo miedo a fallar, porque no me permito fallar”. ¿Qué importa el mundo entonces?. ¿Qué importan entonces las entrevistas en los grandes periódicos, en las grandes emisoras de radio o en los grandes canales de televisión?. Nada. Absolutamente nada. Sólo importa lo que comentan de ti, en los cafetines del barrio (aunque sea el barrio más humilde de la gran ciudad), los que te han visto entrenarte en las madrugadas, los que te han visto jugar en los atardeceres y los que te han visto soñar al anochecer… con los instrumentos deportivos siempre como única arma para ser grande. ¿Lo otro?. ¿Lo de las grandes portadas en prensa,radio y televisión?. Eso sólo son circunstancias ajenas a tu verdadero valor deportivo. Es posible que sea más grande que aparezcas en una sencilla columna de un sencillo diario regional; es posible que sea más grande que se te oiga a través de una sencilla emisora regional y es posible que sea más grande que te estén entrevistando en un sencillo canal regional. Porque “El único o la única que puede deicrte que no puedes hacer algo eres tú mismo. Y no necesariamente tienes que escucharte” (según dice la publicidad de Nike). Por eso no te escuches a ti mismo sino que escucha sólo a tu gran sueño. Posiblemente haya algún anónimo periodista que te haya nombrado el mejor o la mejor deportista del mundo. Y eso… simplemente eso… sí es triunfar.
Pero no olvides, haya o no haya periodistas junto a ti, que “los campeones y las campeonas creen en sí mismos aun cuando nadie más lo hace”. No importa que la gloria se la lleven otros cuando tú sabes de sobra que fuiste tú quien se la regalaste. Ya se sabe que los focos de la “vida” sólo se apuntan a los grandes “divos” y “divas” del deporte y que a ti posiblemente siempre te estén dejando en la sombra. No te preocupes en absoluto por ello. Al llegar la noche todos entramos en la sombra y entonces es cuando tú, acostumbrado o acostumbrada a vivir desde siempre dentro de ella, te coviertes en la estrella luminosa que a todos deja asombrados. Y es que el sol es muy engañoso para los deportistas mientras la noche a todos enseña la verdad de quienes somos cada uno. Llegará la noche y tú, siempre jugando en la sombra, lejos de los focos de las “grandezas” serás el verdadero astro y la verdadera estrella del deporte. Ahí es donde se demuestra quien es quien y qué hizo cada cual.
Muchos no entrenan porque creen que con su técnica le es suficiente. Falso. Yo he visto derrumbarse a muchos deportistas con gran técnica (pongamos por ejemplo al futbolista Megido o al “Mágico” González, que tenían tanta técnica que les sobraba, pero tan poco amor a los entrenamientos que se hundieron repentinamente y fueron borrados de la lista de los mejores. Porque no entendieron que “cuanto más sudas practicando, menos sangras en la batalla”. Cuando más sudas practicando, más fuerte te haces y cuando más fuerte te haces menos heridas tienes. Esto de los deportes es como la Mitología. Sangras menos cuándo más esfuerzos haces por triunfar (recuerda siempre los Trabajos de Hércules y cómo gracias a ellos ha llegado a ser, quizás, el héroe mitológico más conocido en el mundo entero). Así puedes conseguir a ser quien más méritos tengas para entrar en la leyenda de las gentes que hablan en los cafetines porque te vieron sudar día tras día, mes tras mes, año tras año… hasta que lograste llegar indemne a la meta y te convertiste en el héroe (o la heroína) más legendario o legendaria de tu barrio.
Toco ahora un punto que siempre ha sido controversial en esto del fútbol. !El penalty!. Primero tienes que saber que la distancia entre el lanzamiento del penalty y la consecución del gol sólo es de once escasos metros. Así que como dijo Bill Shankly”: “Si estás en el área de penalty y no sabes qué hacer con la pelota, métela en la red y ya discutiremos las alternativas más tarde”. Tira el penalty con la sabiduría de saber que el gol está a tan sólo once metros de distancia o… si no es penalty… tira a la portería con el mismo pensamiento. Una vez que el balón haya besado la red que discutan todo lo que quieran los demás, durante toda la semana, hasta el partido siguiente. !Tú mete gol! y no te importa nada más… ni incluso aunque te lo anulen injustamente… !Ese gol es un tesoro y nadie te lo podrá arrebatar por mucho que vaya disfrazado de árbitro!. Mete gol y ya está. Las discusiones déjaselas a los demás. Tú pasea por el barrio sabiendo que ese gol nadie te lo podrá ya borrar de tu mente ni de la mente de los que lo vieron. ¿Qué poder tiene un árbitro sobre tu mente y la mente de los que vieron el gol?. Ninguno. Ninguno incluso aunque haya hecho que tu equipo pierda el partido. Seguirás siendo el mismo héroe que metió el penalty o metió el gol desde el área del penalty y ningún ser humano lo podrá impedir.
Jorge Valdano, el ex futbolista del Alavés y del Real Madrid, ahora periodista y escritor, escribió: “Algunos dirán que en el fútbol sólo interesa ganar y otros, más cándidos, seguiremos pensando que si esto es un espectáculo también iomporta gustar”. Pues lo siento de la misma manera. Lo principal en todo espectáculo es gustar. Por eso, quizás, es posible, que Jorge Valdano sea más idolatradado por los aficionados del Alavés que por los aficionados del Real Madrid. !Y no digamos nada de los aficionados del Tenerife que hasta incluso lo recuerden con más cariño y amor que los seguidores del Real Madrid!. Quizás. No lo sé. Sólo lo presiento. Mientras en el Real Madrid muchos jovencitos de la actualidad no saben ni quién fue Jorge Valdano, todos los seguidores del Alavés y del Tenerife (mayores y pequeños) sí que lo recuerdan. Porque Jorge Valdano era más de los que jugaban por gusto que por vencer. Por eso fue que, aún habiendo cumplido años enteros en el Real Madrid, tuvo el valor de arrebatarle dos ligas seguidas entrenando al Tenerife. Y por eso Jorge Luis Valdano despertaba más emoción cuando jugaba en el Alavés que en el Real Madrid. Quizás. Sólo lo dejo en un quizás muy posible. Seguimos con Valdano: “Ganar queremos todos, sólo los mediocres no aspiran a la belleza”. Confirmación de la anterior frase. El fútbol puede ser belleza jugando en un equipo modesto como el Alavés y puede ser sólo fútbol sin más en un equipo como el Real Madrid. ¿Y qué es lo más importante de ambas ocsas?. La belleza. Porque a la belleza, en cualquier deporte, nadie jamás la olvida.
Y termino con algo importante dicho también por Jorge Valdano (ex futbolista y actual perioidsta y escritor como sucede conmigo): “¿Un rival sin interés atacante?. Es como intentar hacer el amor con un árbol”. Metáfora sobresaliente. Un rival que no te ataca (recuerdo un partido del Deportivo Olímpico de Madrid contra el Numancia de Vallecas) es como un árbol quieto. ¿Es posible hacer el amor quieto?. Dejo la respuesta para quienes lo quieran debatir… pero aquel partido, que quedó grabado en las páginas de AS con el resultado de 13-0 aproximadamente a favor de mi Deportivo Olímpico (con la fotografía del todo el equipo incluida), no es el que más me ha gustado jugar a pesar de la tremenda paliza que les dimos. Y es que si un rival no te ataca es imposible decir que has jugado el mejor partido de tu historia. Porque, nombrando otra vez a Jorge Valdano: “Es como pretender elegir entre un imbécil bueno o un inteligente malo”. Prefiero mil veces vencer por un escaso 1-0 o un escaso 2-0 a un inteligente malo que por 13-0 a un imbécil bueno”. Si estuviese hablando de judo (deporte también practicado por mí) prefiero derrotar una sola vez a un rival superior que mil veces a un rival inferior (y sé por qué y por quiénes lo digo).
Termino citando al futbolista y hoy periodista y escritor ecuatoriano Fausto Zambrano Zúñiga “Fauzz” con quien tantas experiencias compartí, tanto como futbolista como periodista y escritor, quien no pudo cumplir su sueño de ser profesional del Aucas (lo mismo me sucede a mí con el Athletic Club de Bilbao) pero que siempre ha dicho en repetidas ocasiones: “Hay una cosa mejor que jugar al fútbol y esa cosa es escribir de fútbol”. Buena frase de un hombre y amigo que tuvo la gentileza de incluir el texto titulado “Un poco de Diesel” en uno de sus más queridos libros que, un presentador envidioso, quiso desprestigiar por el simple hecho de que Fausto era mejor futbolista, mejor periodista y mejor escritor que él. Y es que hablando de méritos y de glorias ya se sabe lo que dijo el gran Francis Bacon: “La envidia es el gusano roedor del mérito y la gloria”.
Por gentiliza de mi hermano Humberto, abogado en libre ejercicio, escritor de cartas semanales en Diario El Comercio y navegador de la Internet, me enteré del extenso e inteligente texto de mi amigo y colega español José “Melquisedec” Orero de Julián, DIESEL, escrito el 10 de abril último para conocimiento de los ávidos navegantes de la red.
Catalejo Mundial, nombre musical tan querido por mí, tanto que con ese nombre DIESEL mantuvo su columna durante más de 2 años en el programa radial “Amanecer Deportivo” que producíamos con el Dr. Pablo Montenegro y otros colegas en emisoras Gran Colombia de Quito, es un aporte fundamental que enriquece la mente y el corazón de millones de cibernautas regados en la aldea global.
Innumerables citas de lúcidos pensadores, unos más conocidos que otros, pero todos inmersos en el fenómeno deportivo, cultural y filosófico, dan mayor sustento al comentario del talentoso DIESEL, a quien agradezco por incluirme en tan selecta lista.
Si bien nunca fui futbolista profesional toda mi vida gira alrededor del extansiante mundo del fútbol, al punto que debo haber jugado unos 10 mil partidos. Con 55 años a cuestas, sigo perforando las redes todos los fines de semana en las hermosas canchas del Complejo Recreacional de la Contraloría en Pomasqui, entre familiares y amigos de diferentes edades, aunque no con la contundencia de antaño.
La frase original que DIESEL cita incompleta en su comentario y que la concebí hace más de 20 años, cuando escribí mi cuarto libro “Todos los caminos conducen a Roma” sobre el mundial de fútbol Italia 90 (al que asistí y cubrí, como lo hice en Argentina 78, Méjico 86, Corea-Japón 2002 y Alemania 2006) es ésta:
En mi opinión, sólo hay algo mejor que escribir, jugar fútbol. Pero pensándolo bien, hay algo mejor que eso: ¡escribir de fútbol!
Mil gracias, DIESEL, por acordarte de mí y desempolvar los recuerdos. Hasta volvernos a ver en cualquier parte del mundo, ante un café humeante o una cerveza helada, recibe un fuerte abrazo.
Fausto Zambrano Zuñiga, FAUZZ
Quito 24 de mayo del 2010.