Hoy es catorce de mayo. Las flores siguen creciendo. Todas las aguas caídas empiezan a hacer surgir manantiales en el desierto. Ya no tenemos sequedad en las gargantas y los pájaros pueden volar libremente para llegar a las fuentes a beber sin miedo alguno. Los tigres de papel se me convierten en palabras como paz, serenidad y armonía. Esta noche el cielo está brilando entre las nubes pardas y los cerros verdes (y vuelve otra vez mi memoria a la infancia de aquel periodista soñador que quiso ser periodista y lo consiguió). Hora de pensar en las flores que siguen creciendo. Mañana, posiblemente, las amapolas silvestres sean más libres todavía. Me refiero a esa clase de mujeres que están pasando la vergüenza de soportar el oprobio de sus señores. Bueno. Hoy es un catorce de mayo y mañana, sin equívoco alguno, seguiremos caminando hacia la meta.
Esto no es ciclismo ya. Esto es sólo un pasear por la Bohemia. Sí. La Plaza de la Bohemia donde las palomas ya se estan durmiendo. Y nosotros seguimos todavía más libres que nunca dejándo palabras… palabras… en el tintero de las fantasías. Quizás algunos se creen que los Cristianos no sabemos reír. Y mira que son ignorantes. Los Cristianos también sabemos reír… pero de cosas tan sencillas como de ver a las pájaros beber de las fuentes y a las palomas dormir en los nidos. Y es que hoy, catorce de mayo de 2010, ya empieza también a ser historia. Como son casi exactamente las 9,40 de la noche en mi Timberland… pues sólo faltan únicamente 2 horas con 20 minutos para ser historia. Y me quedo pensando en cierta historia de beso… que no digo donde fue… pero que me hizo ver las estrellas… en fin… que la vida es así como dijo un sabio y si no lo dijo ningún sabio lo dijo alguien que no era sabio pero lo parecía.