La noche
cáe lentamente.
Las luces
comienzan a bailar.
En un segundo
la noche brilla.
Yo,
como siempre,
silenciosa trás mi ventana,
asisto a éste mágico baile.
Es hora de soñar.
El vals termina.
Las luces se apagan,
llega la calma.
Deseado silencio,
La ciudad duerme en paz.
Y abajo
bajo mi farola,
dos sombras se besan,
Y arriba
muy arriba,
la luna sonríe.
Un abrazo. Alaia
Te presiento, mientras leo tu sencillo poema, asida a la noche en medio del baile de las estrellas y el mundo girando bajo tu ventana. Un beso, Alaia. Me gustó tu sencillez profunda.
Me he visto alguans veces en esa romántica escena en la que te describes…
un abrazo
Hola Alaia, me gustó mucho tu poema, sencilléz compleja, me gustaría vivir noches así, frescas y calmadas. Me recuerda un poema en que el autor comentó brevemente sus noches y me gustó como este tuyo. Aprovecha esas noches por mí que se me hace algo difícil, pues son “santamente serenas” tomando las palabras de Amado Nervo. Bueno un saludo a distancia, es bueno volver.