Ceder

Bajo un cielo plomizo que prometía nunca prometer alegría,
ella se deslizaba hacia el pasado,
oscuro laberinto de papel;
recortando por encima de las sombras las ansias de sobrevivir.
Era muy tarde ya
cuando creyó escuchar una voz,
templada y revuelta como arroyo despoblado,
una penetrante voz, de la cual desconocía
el origen; entonces las palabras perdidas recuperaban su rumbo,
y el tiempo de espera llegaba a su fin.

Bajo un cielo plomizo regresó a los susurros,
y encendió la ceguera gris de su mirada perdida.
Bajo la tumba de su boca y de
sus manos, pájaros sedientos,
se desvanecía el estigma de la suerte,
y una moneda voló en el aire sin perdón.
Bajo un cielo plomizo que oscurecía
hasta la luna bordada de plata, voces del silencio
esperaban su turno para aparecer;
esquivan el pecado, derrumban la monotonía,
confunden un rostro. Aceleran el encuentro.
Precipitan la pasión.
Bajo el tibio anhelo de la conciencia,
las sílabas de la historia tatuaban en tu boca el intento de ceder.

Mis piernas formando un rombo en el paisaje lunar, geometría de la piel.

Un comentario sobre “Ceder”

  1. !Qué bello piélago de geometría de la piel nos has descrito, Celeste!. Las sílabas de la historia tatúan ya las bocas de quienes te lo han leído. Talento. Eres mujer y talento. !Un besote vorémico!.

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