Celestes aguas,
celeste vientre que da vida.
Agua, agua tibia que da vida.
Y en la profundidad piel frágil,
criatura, criatura de piel suave…
las aguas que dan vida.
Mío, mi esperanza,
acúnate en mi balsa
de tablas secas por el sol,
de este sol de tu sangre.
Aguas, celestes aguas,
llora niño, llora para que
tus lágrimas desemboquen
a la mar.
Madre, celeste madre,
riega con tus pechos
las semillas del después,
la ilusión de ser burbuja
en una hermosa sonrisa.
Potente el sentimiento maternal que transmite este agua de la vida.
Niño y madre viven una hermosa secuencia vital en tu poema. Esa hermosa sonrisa con la que tranfiguras el agua celeste en burbuja de vida. Un beso, NASIA.