El pomo de la puerta comienza a girar muy lentamente, muy despacio.
La puerta se va abriendo, con gran lentitud. Poco a poco.
Sigilosamente ella va asomando la nariz.
Cuidadosamente, sosteniendo la respiración, va entrando, metiendo su cuerpo encogido.
Los pies descalzos, en punta, sin hacer ruido, unos pasitos muy cortitos. La habitación está muy oscura, ella se va girando sobre sí misma con cautela y cierra la puerta, evitando hacer el menor ruido. Muy lentamente se va aproximando a la cama, con mucha cautela.
Con mucha prudencia se va quitando la ropa. ¡Debe evitar cualquier crispación de los huesos al gesticular!
Dentro de ese cajón está el pijama, allí metido. ¡Pero hay que ir allí! Con la máxima discreción camina esos centímetros escasos, lo abre despacio, sin hacer ruido saca el pijama y se lo pone.
Regresa a la cama con sigilo, levanta la sábana muy meticulosamente. Comienza a entrar en el silencioso mundo de las sábanas blancas
¡¡Él no debe despertar!! Debe seguir durmiendo. ¡No debe descubrir nada!
¡¡Por favor, por favor!!
¡¡Que no suenen los muelles de la cama, por favor!!
¡¡Que no suenen!!
Me imagino a ella y me imagino a él fingiendo estar dormido y observando discretamente comiéndose por los celos. Debe ser una situación difícil.
Besos!
En una sola escena cuánta plasmación de suspense. Muy bueno.