Cementerio (Pequeñas Notas de mi Barrio – 9)

Miles de personas se desplazan hacia el Cementerio en este 1 de noviembre fecha del día de Todos los Santos. Por el barrio desfilan con sus miles de ramos de flores para conmemorar a sus muertos. De manera especial habrá, dicen, misa por el sacerdote Salvador Fernández Ciller, asesinado hace unos meses. Es tradición que por estas fechas el cementerio se encuentre totalmente limpio y muy bien cuidado para tranquilidad del reposo de los inquilinos que, paradoja, no pueden contemplar con sus sentidos (pues ya no están aquí) tanta limpieza y buen cuidado. Es también ritual (el muerto al hoyo y el vivo al bollo dice el refrán popular) la gastronomía típica de la fecha: las gachas de arrope. Harina y leche. Granos de anís. Calabazate. Y arrope. Mucho arrope. Y, sobre todo, los postres de los huesos de santo y los buñuelos de viento o buñuelos rellenos de crema. Hay tiempo para acompañar a los muertos comiendo palomitas, tostones o castañas asadas junto con dátiles y pan de higo. Y de beber mosto de uva. Mañana ya se pronostica que los jóvenes irán a Cartagena al Festival de Jazz de Santiago Oserón y Original Jazz Taller. Ya lo avisan: los purisrtas del jazz abstenerse porque habrá mezcla con la música popular rockera de Radio Futura y Juan Perro. Charla de pescado. Veneno en la piel. A cara o cruz. Hoy el Cementerio está lleno de gente. Mañana será de nuevo una soledad.

Un comentario sobre “Cementerio (Pequeñas Notas de mi Barrio – 9)”

  1. Adoro que el culto a los muertos se convierta en fiesta, en encuentro popular, en flores y dulces y que el cementerio sea un jardín soleado lleno de gente.

    Me encanta que la muerte y la vida convivan, por lo menos un día, con alegría y naturalidad.

    Espero que estas costumbres mediterráneas no se pierdan.

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