Todas las aventuras escritas en este texto fueron reales, ciertas y verdaderas en el cien por cien de todo su contenido.
21.- !Cercados!: El apedreamiento.
Estamos circulando tranquilamente o por lo menos yo… puesto que Jaime es todo un manojo de nervios que no hacer más que chupar limón tras limón y encomendándose a todos sus santos para que no nos vuelva a ocurrir, de nuevo, otro suceso como el del enorme tronco de árbol tapando la carretera. Pasamos por delante de algunos pequeños caseríos blancos desperdigados por el territorio donde están trabajando algunos indígenas que no participan en el levantamiento y deduzco que deben ser indígenas que creen en Dios.
!Y es que también hay indìgenas cristianos que nos dejan seguir nuestro camino sin meterse para nada contra nosotros y deseando que logremos la hazaña!. Pero nos sucede otro nuevo ataque. Esta vez, al pasar por uno de los caseríos, otra zarrapastrosa indígena, esta vez mucho más joven que la anterior, nos comienza a insultar gravemente porque le da rabia que un par de hombres blancos estemos en esas zonas y, no contenta con insultarnos acordándose de nuestras familias, nos lanza una granizada de piedras, como si fuesen cócteles molotov, con muy poca puntería por cierto; salvo un pedrusco que impacta en la carrocería del 4 x 4 pero que, !otro milagro más!, no nos hiere a ninguno de nosotros ni tan poco nos rompe tan siquiera un cristal del automóvil. Salimos indemnes a pesar de sus constantes amenazas e intenta correr para atraparnos pero Jaime acelera el “todoterreno” y salimos rápidamente de su alcance. El peñasco lanzado por esta “bruta endemoniada”, por llamarla de alguna manera elegante, ha hecho que funcionen de nuevo todas nuestras alarmas sensitivas. !Estamos entrando en terrirorio muy peligroso!. Reducimos la marcha, una vez alejados de aquella “fiera salvaje” y yo sigo encendiendo mis “Belmont”. A veces me da por comprarlos hasta mentolados, porque hay Belmont mentolados… pero esta vez no… esta vez no es una cajetilla de Belmont mentolados. Como, a pesar de lo peligorso que es el lugar donde nos encotnramos y que ya se está ocultando el sol, me aburro… para no aburrirme me cuento a mí mismo la historia de los cigarrillos Belmont: La Marca Belmont se lanzó al mercado venezolano en el año 1973 como parte del portafolio de cigarrillos de British American Tobacco representada en el país por Bigott. La marca Belmont se asocia como “Suavidad”, el color azul y el placer de compartir la playa con los amigos. Al parecer Bigott lanzó una campaña de publicidad con estos elementos playeros y dado el éxito conseguido decidieron mantener intacto el concepto en todas sus posteriores piezas publicitarias. Rápidamente las campañas publicitarias de Belmont se convirtieron en un ícono dentro de la publicidad de nuestro país. De verdad que no hay venezolano que no vincule Belmont con Suavidad y Playa. En sus primeros años Belmont hacía comerciales en todos los medios. Luego con la restricción de hacer publicidad de tabaco y bebidas alcohólicas en la televisión, Belmont se centró en comerciales de cine, piezas en revistas y vallas publicitarias. Los cigarrilllos Belmont está extendidos por toda América. Yo los compro, sin ninguna clase de reparos, tanto en cajetillas, media cajetillas o incluso por unidades sueltas, en Quito y en todas las ciudades de Ecuador que visito y otras partes del extranjero.
22.- !Cercados!. !Fango!.
Avanzamos por el monte con rumbo totalmente perdidos. Pero monte de verdad. Nada de caminos ni de veredas, sino por el monte salvaje. Aquí no existe más que el mundo vegetal y nosotros dos somos dos animales racionales en medio de aquel mundo vegetal. Sólo quien ha vivido una experiencia así puede saber lo que esto significa. Está atardeciendo pero o debe haber luna llena o todavía no se ha ocultado el sol. !Jaime empieza a sentirse agotado y como va tan cansado no se da cuenta y se mete, de lleno, en una lodazal parecido a una laguna de arenas movediza.!El automóvil se nos hunde hasta la mitad de las ruedas!. !Intenta sacarlo metiendo toda la marcha al motor pero el coche lo más que hace es hundirse un poco más!. ¿Será éste nuestro fin?. !Pues no!. Resulta que aparecen dos indígenas creyentes que están faenando sus campos de labranza y se acercan. Tienen botas de goma y caucho hasta más arriba de las rodilla. Y nos vienen a ayudar a empujar el automóvil y sacarlo del fango. !No puede ser casualidad!. !No creo en estas clases de casualidades!. Me falta decir que tanto Jaime como yo vamos elengatemente vestidos. Trajes nuevos, con corbatas incluídas, y zapatos también de bastante lujo. Como veo que entre los dos indígenas, por más esfuerzos que hacen no pueden sacar al “todoterreno” de aquel enorme charco de fango… no lo pienso dos veces… y como a mé el llevar traje o no llevar traje me es indiferente en estas ocasiones, salgo del automóvil y me hundo en el lodazal junto a los dos indígenas amigos. Entre los tres, más la potencia que mete Jaime al 4 x 4, conseguimos sacar al automóvil del inmundo lodazal fangoso. !Otra vez el milagro de Jesucristo!. !Atrás queda la trampa del fango superada!. Nos despedimos de los dos indígenas campesinos dandoles las gracias y un apretón de manos y nos vamos de nuevo hacia adelante sin saber por dónde estamos. No importa. Ya iremos a parar a algún lado, aunque sabemos que estamos en la zona más peligorsa de los indígenas diabólicos.
23.- !Cercados!. Perdidos por los caminos.
Ahora ya sí que está comenzando la noche. De verdad que no sabemos ni dónde estamos ni a dónde vamos a ir a parar. Estamos definitivamente perdidos en los montes. Caminamos por lugares insólitos para nosotros. A veces encontramos pequeños caminos en el suelo, incluso junto a tapias de granjas de campesinos. Algún ave de corral
(gallinas, pollos, conejos y algún chancho), nos sirven de referencia para saber que estamos en lugares poblados por habitantes humanos. De no ser así podríamos pensar que estamos en un paisaje lunar. Solo somos un par de hombres blancos recorriendo, a veces dando vueltas sin orden ni concierto para volver al mismo punto de partida, por lugares inhóspitos de las regiones nordestes de Tungurahua ya con las frontera con la provincia de Cotopaxi. Si Dios quiere ya saldremos de Tungurahua… pero quzás nos queden pasar algunas duras pruebas más.
24.- !Cercados!. !El segundo fango!.
Tan desvariado va Jaime al mando del automóvil que vuelve a tropezar en la misma piedra pero esta vez mucho mayor. El asunto es que nos hemos zambullido, esa es la palabra exacta para definir lo que ha sucedido, en un nuevo charco de fango, barro y lodazal; pero esta vez más profundo que el anterior. Esta vez el 4 x 4 está más hundido que en la otra ocasión. Ahora si que no sabemos qué solución dar al asunto. !pero milagrosamente aparecen otros dos indígenas cde los “buenos” y también con botas de goma y caucho hasta más arriba de las rodilla!. Jaime no sabe qué decir. Yo sé que es Jesucristo ayudando. Otra vez sucede lo mismo. Ellos se acercan a empujar el automóvil y yo salgo de éste y me pongo a empujar también. La verdad es que mi traje y mis zapatos quedan tan “destuidos” que ya sólo sirven para ser tirados a la basura. No importa. El asunto es poder salir de aquella asquerosa ciénaga qu es tan espantosa que ahora sí que tenemo que poner todos nuestros músculos en funcionamiento. !Pero lo logramos!. !Logramos, una vez más, vencer!. Y salimos a la superficie sólida. Jaime suda por todos los poros de su cuerpo. Yo, tranquilamente, me despido de los dos indígenas campesinos. ¿Son en realidad seres humanos o ángeles que han acudido a auxiliarnos?. !Ya es posible pensar ambas cosas porque las casualdiades demeste tipo no existen!. Es igual. Sean seres humanos cristianos o ángeles enviados por Dios… que se puede pensar en las dos cosas porque las dos cosas opueden ser ciertas… el caso es que ya estamos otra vez en marcha y con todo el ánimo encendido. Intuímos que estamos cruzando la frontera de Tungurahua con Cotopaxi. Las noticias de las emisoras de radio… y ahora ya sí que es de noche y casi no se ve nada… siguen siendo falsas… pues dos hombres blancos acaban de salir de la provincia de Tungurahua o están a punto de salir. ¿Llegaremos o no llegaremos a Quito?. Esa es mi verdadera meta. Lo demás sólo son aventuras nada más; pero lo más peligroso está por llegar… porque nos hemos introducido en el mismo corazón dónde se encuentran los más peligrosos de aquellos salvajes dispuestos a cortar la cabeza a cualquier hombre blanco que encuentren en su camino.
25.- !Cercados!. A cara o cruz.
Ahora hemos conseguido alcanzar la carretera principal que une a la ciudad de Píllaro con el pueblo de San Miguel, ya en la misma frontera de Tungurahua con Cotapaxi. !Perligro!. !Sabemos que corremos un grave peligro!. En efecto, un indígena de los “levantiscos” aparece haciéndonos señales de que detengamos el automóvil. Jaime me ruega que, por favor, no hable ni diga nada para que no me confundan con un gringo nuevamente y entonces estaremos definitivamente perdidos. Por supuesto que no piesno hacer ni caso a lo que me dice Jaime o quiera hacer Jsime. Hablaré cuanto me venga en gana en puro español, haré lo que Dios quiera que haga y no lo que me quiera obligar a hace este judas llamado Jaime y si me confunden con un norteamericano, inglés, alemán, sueco o australiano, me da absolutamente lo mismo. Sé que Jesucrristo me está ayudando y no tengo miedo a morir porque yo no voy a morir. El indígena se acerca a hablar con nosotros y dice que, oblighatoriamente, tenemos que seguir hasta la localidad de San Miguel que es punto donde se debe pasar para poder llegar a Salcedo. Se sube al aut0omóvil para que no podamos escapar o irnos hacia atrás. Jaime empieza a temblar pero yo le voy dando “rollo” al indígena para que me cuente algo sobre sus planes. !El indígena cae en la trampa! confiesa que allí está un grupo de indígenas embrutecidos por el alcohol. Esto me sirve y me basta para saber que sí, que es verdad que están embrutecidos pro el alcohol y dispuestos a cortarnos el cuello. Es hora de echar la moneda a cara o cruz. Si sale cara les pego el “corte” definitivo. Si sale “cruz” me cortan el cuello. Es la pura y dura realidad en aquella noche ya con luna yestrellas sobre el ciuelo. Así que llegamos a San Miguel. Efectivamente, junto a una hoguera, están cantando y danzando como sus antiguos guerreros de la prehistoria estos brutos seres animalizados por la borrachera de alcohol y cerveza (quizá por eso su pueblo se llame San Miguel pues todos sabemos que existe una cerveza con este nombre) y creyendo que han logrado la victoria. Todavía hay que ver lo que va a suceder. Se acerca el líder de ellos, el más embrutecido de todos. Le contamos el “rollo” falso de que somos de la Emisora Paz y Bien, la emisora amiga de los idnígenas “levantiscos” y que estamos allí enviados por la Redacción de la Emisora para entrevistar a todo el grupo de líderes de aquel levantamiento indígena tan absurdo y tan de baja estopa. !Pica en el anzuelo pero no del todo!. Observa el intrior del automóvil pero es incapaz de descubrir el lote de Revistas Amabato Internacional número 2 aunque están delante de sus narices. ¿Producto del alcoholismo?. NO. Producto de que Dios lo tiene tan “cegado” que no puede ver la realidad. Nos dice que si somos sus amigos tenemos que compartir el alcohol con él. Por supuesto que Jaime, temblando de miedo, se bebe lel vaso que le brindan.
Yo me niego a beber y no hago caso de la advertencia. Me importa un pimiento que para ser su amigo o su enemigo tenga que beber alcohol y por supuesto paso olímpicament de beber. El líder queda totalmetne “cortado” y la estima antes sus eguidores se viene abajo. Un periodista español acaba de darle una verdadera lección de lo que debe ser una sana y verdadera amistad. Todos se han quedado estupefactos y se les han acabado las risas y borrados las sonrisas. ¿Qué pasará ahora?.
26.- !Cercados!: La falsa entrevista.
Un hombre sin alcohol vale por lo menos por dos o quizás hasta por veintidós que son, más o menos, número arriba o número abajo, los que me están rodeando. Es hora de enfrentarse cara a cara con este tipo que se las dá de líder revolucionario. Yo estoy sucio por fuera pero él está sucio por dentro. Así que ya es noche total y sólo nos podemos ver los rostros bajo la luz de las estrellas. Yo, pidiendo permiso a Jesucristo y con permiso concedido por Él, le digo así, a bocajarro, que como soy periodista lo que quiero es entrevistar a todos los líderes de ellos juntos. Él me dice que no es posible porque están todos reunidos en Salcedo, que es la ciudad clave para poder escapar hasta Quito sano y salvo. Entonces le digo que es para mí un placer entrevistarle a él y que me cuente todo los planes, objetivos, reivindicaciones, etcétera, que tienen previsto llevar a cabo. Otro que cae en la trampa nuevamente. Comienza a contar y cantar emocionadísimo. También se escuchan, de fondo, los cantos de los demás borrachos brindando, sin darse cuenta, por su derrota, porque resulta que la entrevista en favor de ellos es totalmente falsa ya que mi grabadora no tiene cinta. O sea, es una grabadora totalmente vacía mientras le hago preguntas y él va dando todas las respuestas que yo deseo escuchar. En un momento determinado se “mosquea” y se da cuenta de que algo “raro” está pasando pero no acierta a saber qué: Me pregunta si es verdad que la grabadora está grabando y yo le digo que tenga plena confianza en mí (siento mentirle pero lo hago con permiso de Dios y porque es un rival muy peligroso) que la entrevista se está grabando. Como no se fía, asoma sus “narices” a la grabadora y yo, rápidamente, tapo la ventanilla de cristal por donde se puede ver fácilmente que esta grabadora está vacía. No se dá cuenta de nada (entre el alcohol, las drogas y demás asuntos, está verdaderamente ido de la cabeza). Cuando termina la entrevista me guardo la grabadora y le digo que es muy importante que vayamos a Salcedo a entrevistar a todos los líderes indígenas “levantiscos” juntos. Me dice que eso es imposible y que no podemos salir de allí en toda la noche hasta que dichos líderes regresen a la mañana siguiente. ¿Saldremos o no saldremos de aquel “agujero negro”?… porque de verdad que entre la negrura de la noche y las negruras de sus diabólicas vestimentas aquella plazoleta en lo alto del monte parece un verdadero agujero negro entre fogatas como del infierno mismo se tratara, pero no interestelar sino en la Tierra.
27.- !Cercados!: Salvados por la campana de momento.
Jaime, ya recuperado del susto, y yo (el burro siempre delante para que no se espante podríamos contar no por chiste sino por ser verdad) insistimos en que es muy importante que entrevistemos a todos sus líderes, chamanes, hechiceros, brujos y brujas juntos, para que se enteren no sólo en todo Ecuador sino en cualquier país que esté siguiendo las noticias de esos suucesos, sus revindiaciones. Él insiste en que el camino de bajada hasta Salcedo es imposible utilizarlo porque ha sido bloqueado por unos grandes pedruscos y que tenemos que quedarnos toda la noche allí. Yo confío en Dios plenamente y Jesucristo vuelve a actuar a través del Espíritu Santo que está en mi interior en vez de aquel asqueroso alcohol y aquellas cervezas de borrachos y pendencieros que, ante el asombro general, ven como llega un indígena que dice que ñí, que se puede bajar hasta Salcedo porque, aquella misma tarde, un tractor agrícola ha matado a uno de aquellos “levantiscos” indígenas y que han tenido que abrir la carretera para poder llevarlo hasta la morgue de Salcedo a celebrar su velatorio. El líder de ellos entra en rabia pero no tiene más remedio que aceptar que nos vayamos a Salcedo. Sabe que la carretera de Salcedo hasta Quito también ha sido ya despejada porque Dios ha hecho que abran camino libre. Lo importante, por lo tanto, es poder llegar hasta Salcedo. Nos dice que podemos ir, que confía en nuestra palabra (pero él no sabe que yo jamás daré mi palabra a ningún diablo cojuelo por recordar al dramaturgo español, sevillano y madrileño para más señas, Luis Vélez de Guevara) y es Jaime el que se la da. Jaime es quien le dice que no nos vamos a escapar para Qutito, que haremos la entrevista con todos los líderes “levantiscos” y regresaremos a Ambato. Él lo acepta pero nos amenaza diciendo que si no cumplimos nuestra palabra somos hombres muertos porque va a apuntar en un papel el núemro de la matrcula del “todoterreno” 4 x 4 de Jaime que tanto está resisitiendo sin acabar su gasolina, lo cual es, usando la lógica racional, imposible que no se haya agotado ya después de las muchísimas horas que llevamos circulando y sin haber repostado en ninguna gasolinera porque, entre otras cosas, no existe ninguna gasolinera en estas zonas de montaña. El caso es que toman nota de la matrícula y nos subimos al automóvil. Jaime me quiere tranquilizar diciendo que no improta porque él ya tiene previsto vender el “todoterreno” 4 x 4 mañana mismo. Cree que yo estoy nervioso por esa amenaza y se equivoca. Pasaré cuántas vceces quiera por delante de cualquier clase de indígnea sea “bueno” o sea tan desagradecido como aquellos “salasacas” a los cuales le he hecho un precioso reportaje histórico-rurístistico-social en la Revista Ambato Internacional número 2. ¿Y a mí qué me importan las amenazas de estos “fantasmas” o “fantoches” borrachos y drogadictos, además de pendencieros, si tengo como defensor a Dios Padre, a Jesucristo y al Espíritu Santo?. Y cuando ya hemos empezado a salir hacia Salcedo, con todo el camino despejado, a los pocos segundos de rodar hacia la libertad, un indígena, que cree Jaime que es un mentiroso y que nos está tendiendo una trampa nos pide que si podemos llevarle hasta Latacunga que, como bien se sabe, está en dirección a Quito. Yo le digo que con mucho gusto. Jaime me reprende. Yo no le hago caso y hago que el indígena suba al 4 x 4. No me importa si es un espía del líder derrotado para saber a donde queremos ir o un indio arrepentido que quiere escapar de aquellas diabólicas filas de fantasmas. Yo creo en la verdad y sinceridad de este sencillp indígena y le digo que sí, que como nos vamos para Quito y tenemos que pasar por Latacunga, que es donde vive él, lo llevamos., A Jaime parece que le van a dar los “siete males” de lo nervioso que se pone porque cree que he echado todo, absolutament todo, a pèrder, pero yo estoy tranquilo. sonrío y le cuento algún chiste al indígena. No sólo no he echado nada a perdeer sino que les he quitado a uno de sus indígenas que de verdad se da cuenta deque Jesucristo es Dios verdadero. Pero todavía, antes de llegar a mi meta que es Quito, habrá que pasar dos pruebas finales más. Aún no hemos vencido definitavamente. Puede suceder algún accidente inesperado. De momento todo es tranquilidad. El indígena va callado y no habla. Nadie habla en aquel momento en que o nos denuncia a sus líderes o es verdad, como pienso yo, que acaba de empezar a creer en Jesucristo. !Acaba de convertirse al cristianism! porque al llegar a Latacunaga se despiede con una especie de abrazo, nos desea suerte y se marcha para su casa. Jaime, ya pasado el susto, no puede caminar más sin comer algo. Yo puedo resistir todavía sin comer… pero como él me invita a cenar… !con dinero de la Revista por cierto y no de su propio bolsillo pues ya sé lo tacaño que es y cómo despilfarra la economía de la empresa!… cenamos unas bueans hamburguesas. Como hamburguesa con Cocacola no ligth precisamente sino pura y natural… !lo que son las cosa de Dios!. Todavía está abierta y eso que son ya cerca de la 1 de la madrugada del sábado 18 de junio de 1994. Las noticias de las emisoras de radio y los canales de televisión ecuastorianos siguen siendo falsas. Dicen que el cerco de los indígenas no ha sido superado por nadie. Es mentira. Dos hombres blancos (Jaime Vásconez y yo y siempre el burro delante para que no se espante) hemos logrado no sólo salir de Ambato y no solo salir de toda la Provincia de Tungurahua sinop que estamos dispuestos a conseguir llegar a Quito. Y esa será nuestra última prueba de que hemos vencido. Falta saber si logramos llegar a Quito. Porque si lo hascemos sí que se va a dar conocer la noticia de que dos hombres blancos han destruido el cerco de los chamanes, brujos, brujas y hechiceros y magos diabóicos y entonces s militares por supuesto quevan a intervenir para disolver definitivamente este maquiavéico montaje de os líderes indíenas que no luchan por modernizar a su pueblo indígena sino para hundirlo en las miserias de la Antigüedad precolombina. Vamos a ver si entramos o no entramos en Quito totalmente libres.
28.- !Cercados!.- La penúltima prueba.
Que Dios es Grande y Misericordioso se ha demostrado definitivamente muchas veces y hay muchas pruebas de ello. Por eso sucede esta penúltima prueba que tenemos que superar obligatoriamente. Sucede ya muy cerca de Quito, más exactamente en las cercanías del pueblo de Aloha. Es en la carretera donde murió el famoso piloto de automóviles amabateño Luis “Loco” Larrea, que fue más conocido como Lucho Larrea, de quien también he tratado en un artículo sobre los pilotos de automovilismo ambateños en la Revista Ambato Internacional nñúmero 2 con el título exacto de “Los mejores pilotos del Ecuador”. El asunto es que en la carretera nos encontramos, repentinamente, con un enorme charco de agua de lluvias caídas anteriormente. En esos momentos se produce un instante verdaderamente dramático que pudo se trágico tanto para Jaime como para mí. Un camión de gran tonelaje que viene en dirección opuesta nos salpica todo el 4 x 4 por completo y nos quedamos totalmente a soscuras. No se ve nada. El asunto es que si Jaime pierde el control del automóvil nos podemos estrellar contra otro auto que venga de frente, contra algún árbol (como sucedió con Luis Larrea) o caernos hacia algún barranco. !Pero no!. Dios vuelve a ayudar una vez más. Jaime mantiene el pulso y firme el volante y el 4 x 4 nos saca del apuro sanos y salvos., La situación ha sido tan agobiante para el piloto que Jaime, ya destrozado por los nervios, el cansancio y el sueño y la propia conciencia pues me dice que le duele que haya mentidos a los indígenas (pero lo dice de boca para afuera pèro no de boca para adentro porque ya no me engaña más), me pide que paremos en algún lugar cercano a la entrada a Quito para echarse un sueñecito. Son más de la una de la madrugada del sábado 18 de junio de 1994. A mí me da lo mismo. Ni esto cansado, ni estoy nervioso ni tengo sueño ni me engaña más veces auqnue él sabe de sobvra que nunca me engañó y yo conocí siempre todas sus trampas… pero quiero llegar ya a mi casa; así que lo acepto y lo admito. ¿Qué más da una hora má o una hora menos en esta guerra entre el Bien y el Mal ya ganada?.
29.- !Cercados!.- El perro bravo y rabioso.-
Jaime está dispuesto a hacerme perder la paciencia y por eso detiene el automóvil a muy escasos kilómetros de la entrada a Quito. Aproximadamente a la altura de Tambillo mete el automóvil junto a una pared de una especie de granja o finca de propiedad privada. ¿De verdad que está siendo sincero conmigo o quiere que nos pille la policía y nos detenga por parecer gente furtiva o ladrones inentando entrar en dicha hacienda?. Sabe que le he descubierto y le entra tal canguelo que no puede reprimir sus ganas de orinar. Sale disparado del coche hacia el exterior para hacer sus necesidades… pero Dios le da un escarmiento que no olvidará nunca; puesto que aparece, de repente, un enorme perro bravo y rabioso de esos que muerden y se llevan el bocado de carne en su boca y se mete inmediatamente en el 4 x 4, me pide un descanso de un tiempecito corto que yo aprovecho para salir del auto y encender un Belmont. Ya no hay perro bravo ni rabioso por allí. Poco tiemnpo después entro en el 4 x 4, despierto a Jaime para que deje ya de disimular y él pone el motor en marcha y, aguantándose el pis o incluso la cagalera, entramos por fin en Quito y me guía hasta la misma puerta de mi domicilio en la Francisco Palacios como se llamaba entonces.
30.- !Cercados!: Las últimas confesiones.
Las noticias de las emisoras de radio y televisión siguen mintiendo pero ya no tanto. Ahora ya hay periodistas que saben que dos hombres blancos: José Orero De Julián (que soy yo) y Jaime Vásconez Vásconez (que es él y ahora ya le pongo en segundo lugar pues además de que yo sí soy periodista y él no, me ha estado mintiendo todo el año) han roto el cerco de los indígenas. Poco a poco todo el mundo sabrá que los falsos lideres indígenas han sido derrotados. Mientras tanto, Vásconez me confiesa si cree que es pecado no sé cuántas cosas que ha hecho. Le pregunto si cree en Dios. Me dice que sí. Le pregunto si cree en Jesucristo. Aquí veo que le entran dudas. Y me despido de él diciéndole que no me importan sus mentiras (incluso incluída la que dice que dejó el ejército de caballería porque se habían acabado los caballos que es una burda mentira), que se mire primero en el espejo para ver cómo es por fuera (por supuesto su traje está completamente limpio y brillante) y le digo que después le pregunte a la concienci mirándose en su espejo interior porque, aunque no se lo digo, él bien sabe que le ha importando menos que un carajo lo que tenga que sufrir yo, pero sobre todo mi familia, para poder subsistir por algún tiempo por culpa de sus fechorías al no cumplir sus promesas dadas cuando yo todavía me encontraba en España. Me despido en silencio y sin ningún entusiasmo de él porque estoy seguro de que intentará engañarme de nuevo pero no sabe que jamás lo va a conseguir ya más veces y me interno en mi hogar. Insisto en que jamás me engañçó como él creía. Subo las escaleras despacio para no despertar a nadie y me tumbo sobre la cama. Antes de dormir quedo mucho tiempo pensando pues no tengo ninguna clase de cansancio ni físico ni mental. Es el Espíritu Santo que anida en mi interior. Y pienso y medito. Viendo las cosas desde un ángulo bastante imparcial, y viendo la justicia violenta y brutal que ejecutan los líderes indígenas en lo que ellos llaman su ley particular, creo que mis antepasados extremeños y españoles en general, hicieron muy bien lo que hicieron cuando descubrieron América y conquistaron a las mujeres indígenas que más les gustaron (según el gusto de cad auno de eellos) salvándolas de tal esclavitud. Por otro lado el cruce de españoles con indias sólo tienen que abrir los ojos y ver la cantidad de hispanoamericanas preciosas y de verdadera belleza que están a miles repartidas por todas las Américas, desde Alaska hasta la Patagonia y que ahora también han venido a España.
FIN