Me siento cansado. Nadie me dijo, y no lo llegué a sospechar, que la vida se llenara de sinuosos cambios. Hoy ha sido un día agotador. Los padres, reunidos…se sentían en mitad de una asamblea de semblantes, de rostros que se huían, de miradas aconsejadas por la prisa. ¿Qué hacemos por nuestros hijos? No he querido contestar. Se habló de los profesores, se increparon sus actitudes, se juzgó desde la ignorancia.
La noche llena de humedad favorece un sentimiento de oscura somnolencia. Dormir…soñar, tal vez… Ciertos padres son el escaparate, la nube, la neblina, el semblante, la mudez, la inquietante desesperación de un no saber qué hacer. Y desde mi mesa, desde el encerado…sus hijos rien en mitad de libros, de tareas inconclusas, ágiles para saltar a la calle, hábiles para mentir por decreto ley. Ciertos padres…se han alejado hacia su soledad. Desconozco parte del todo, pero en lo que a mí me corresponde…desconozco el verdadero volumen de un Iceberg flotando en medio de la sociedad. Buenas noches; al menos…éstas.