Flotan en el ambiente de la llanura
las manos invisibles de los vientos
y la fuerza se hace golpe exaltado
en las aspas del molino somnoliento.
Y ya el vértigo de este designio,
como asumido por el hado enorme,
con avaricia desmadeja el tiempo
haciéndolo fragua entre las aspas.
Y cruje el molino… cruje
como un navío al borde del naufragio
y ya todo se hace aullido
en esta llanura de violencia y ruido.