Como siempre te quedas callado

Como cada vez que nos vemos, salimos de aquel café, un lugar diferente cada ocasión. Hablamos sobre lo que haremos la próxima vez que nos veamos. El momento más duro del día para mi, el saber que me tengo que despedir y no me puedo ir contigo.

Caminamos hacia el estacionamiento, como siempre me acompañas hasta mi coche, en esta ocasión el lugar no es techado, la noche esta muy obscura y muy estrellada, no hace frío, el clima es perfecto.

Intentas abrir la puerta de mi coche como siempre, pero esta vez me recargo en ella, y me quedo viéndote a los ojos, el silencio nos invade y nos quedamos con la mirada fija, el uno sobre el otro.

Estiro un poco mi cuerpo y alcanzo tu mano, la tomo muy fuerte y te vuelvo a ver a los ojos, la acerco a mi pecho y la hago prisionera, suspiro sin dejar de verte. Me acerco un poco a ti, hasta quedar muy cerca de tu cara.

No dices una palabra, y yo tampoco tengo intención de decirla. Mi mirada no se despega ni un segundo de tus ojos, se que no vas a dar el paso, me respetas, más de lo que merezco, así que decido darlo yo.

Me pongo de puntitas para alcanzar tus labios y te beso. Respondes al beso de una manera delicada, nuestros labios solo se están rozando, escucho como suspiras al mismo tiempo que lo hago yo.

Te sigo sosteniendo la mano y la aprieto más fuerte hacia mi pecho, eso te provoca y respondes besándome con más intensidad. Soltando mi mano, te pegas más a mi cuerpo, a tal punto que los dos quedamos recargados en el coche.

Tus manos se colocan en mi cintura y las mías se aferran a tu cuello, hace tanto que deseaba esto, mi cuerpo se amolda completamente al tuyo, a pesar de que eres demasiado alto.
Nos seguimos besando, no paramos, te pruebo, te saboreo, reconozco tu boca, ese sabor tan peculiar a café y agua mineral que te caracteriza.

Mi vientre empieza a sentir como reacciona tu cuerpo hacia mi, y me doy cuenta de que mi cuerpo también esta reaccionado a tu cercanía. Me aprieto más a ti, y reaccionas otra vez, tus manos vagan por mi espalda baja, hasta llegar al inicio de mis pompas.

Suelto un sonido, y te decides a poner tus manos sobre mis pompas. Mis manos bajan por tu pecho, siento los latidos de tu corazón. Late tan fuerte y rápido, al igual que el mío.

Bajas una mano y subes mi pierna para que te abrace con ella. Siento tu excitación, me provocas, te beso más intensamente pidiéndote más. Con mi pierna me uno lo mas que puedo a ti, para que tu también puedas sentir como estoy por tus caricias y tus besos.

Me sueltas de repente, y me siento sola y vacía. Abro los ojos y me estas viendo fijamente.
No pregunto nada, y sin pensarlo tomo una decisión. Me acerco y te empiezo a besar, vuelves a responder. Me separo de ti, tomo tu mano, me volteo y abro la puerta trasera del coche. Me subo y tu subes atrás de mi. No decimos nada, solo nos quedamos viendo.

Esta vez tu tomas la iniciativa, pasas tu mano por mi cintura y me acercas a ti. El silencio sigue entre nosotros, volteo la cara y muy lentamente me acerco a tus labios.
Y comienza otra vez el juego, empezamos con besos calidos y tiernos, después le siguen besos que excitan y nos hacen pedir más.

Tus manos empiezan a jugar en mis piernas, las separo un poco para que tengas mejor accesibilidad a ellas, me sigues besando y siento como empiezas a subir la falda muy lentamente, hasta que tus manos se encuentran directamente con mi piel, sigues subiendo y colocas una mano en mis caderas, las que siempre deseaste tanto.

Ya no aguanto más, y yo también te empiezo a tocar, primero acerco mis manos a tu pecho, siento los botones de tu camisa y me atrevo a desabrocharlos, uno por uno, hasta que por fin mis manos tienen el privilegio de sentirte por primera vez.

Sigo bajando hasta la altura de tu cinturón y das un pequeño brinco, tratas de alejarte pero mi mano es mas rápida que tu movimiento y no te dejo escapar. Respondes y me pegas mas a ti, una de tus manos sigue en mi cadera y la otra en mi cintura.

Mi mano baja velozmente hasta tu cinturón y lo desabrocha, después el botón y bajo lentamente el cierre. Tu tampoco te quedas atrás, tu mano sube hasta mi ropa interior, abro más las piernas y te dejo libre la entrada, tus dedos se mueven de tal manera que logran traspasar el calzón y juegas conmigo. Empiezo a gemir, hay tantas sensaciones nuevas que no puedo callarme.
Impulsivamente mi mano se va hacia la parte abultada de tu pantalón, juego por encima de tu boxer, hasta que me atrevo a apartarlo y lo saco, es tan suave y tan duro, mi mano empieza a subir y a bajar, y sueltas un gemido que me llega hasta lo mas profundo del alma.

Así los dos, dándonos placer, gimiendo llega el momento en que nos tenemos que dejar de besar porque nos cuesta trabajo respirar.

Abrimos los ojos al mismo tiempo, nos quedamos viendo sin decir palabra, solo ruidos de placer que salen de nuestros labios.

Como puedo te bajo el pantalón para que puedas quedar liberado, mientras tu me subes la falda y me quitas el calzón. La falda queda en mi cintura y tu pantalón a la altura de tus rodillas.
Me despego un poco de ti y me siento a horcajadas sobre ti, estoy muy excitada y tu también. Lo tomo y me empiezo a sentar despacio sobre ti, tus manos me detienen, te veo a los ojos y lo único que dices es: “¿Segura?”

No contesto, solo me acerco y te rozo los labios con un beso. Poco a poco voy entrando en ti, tus manos se posan en mi cintura y me ayudas, me dejo guiar y coloco mis manos alrededor de tu cuello, sigo entrando, ya llegue al punto que duele, las lagrimas brotan de mis ojos, y en un movimiento lento y rápido a la vez, entras por completo. Ya no soy virgen, ya soy tuya.

Me vez a los ojos y te acercas y los besas, recoges mis lágrimas con tus besos, me da tranquilidad y empezamos un movimiento lento.

Jugamos, bailamos, nos movemos, nos damos placer mutuo, empezamos a subir la velocidad, los gemidos cada vez son mas fuertes y los besos mas intensos.

Empiezo a sentir una sensación rara y muy intensa, me da miedo dejarme llevar, te das cuenta y me abrazas por la cintura para acercarme mas a ti, mi cabeza descansa entre tu cabeza y tu cuello, te sigues moviendo y aceleras el ritmo un poco más.

Me dejo llevar y te sigo a aquel paraíso de placer, cierro los ojos, haces un ultimo movimiento y explotan mil sensaciones de placer sobre mi. Siento cada célula de mi piel vibrar, tu te sigues moviendo y haces el orgasmo más prolongado, siento como me hago más estrecha y me aferro más a ti. Luego tu me sigues y das un pequeño grito de, que uno de mis besos lo callan para así también poder callar los míos.

Te abrazo fuertemente mientras va bajando la intensidad del placer, volteo la cabeza, pongo mis labios a la altura de tu oído y te susurro “Te Amo”

Volteas la cabeza, me ves a los ojos y te quedas callado, igual que siempre.

7 comentarios sobre “Como siempre te quedas callado”

  1. Y en ese estar callado, EHoHe, se resume toda una acción amorosa plena. Silencios. Estamos llenos de silencios de imágenes sensuales. Me gustó ese estilo de plantear escenas con secuencias y ese estar callado profundo que nos alimenta de fantasías. Un abrazo cordial.

  2. Me dejaste sin palabras, describes milímetro a milímetro lo que pasa tu alrededor de una manera tan intensa que hace que se me erice la piel y que sinta las caricias yo misma! Es genial! Mil mejores felicitaciones! Me gusto mucho! Gracias por compartirlo!

    Elbereth

    PD: Si es verídico y alguna vez paso, quizás te merezcas a alguien que al menos sea capaz de decir lo que siente y sobre todo, que no tengas que enconderte.

  3. Muchas gracias por el comentario, hace mucho que escribo pero nunca lo había compartido con alguien!

    EHoHe

    P.D. No es verídico pero es algo que me hubiera encantado que pasara, pero por algo no fue! Gracias!

  4. Pues tendrias que haberlo compartido mucho antes,cuando te leo todos mis sentidos prestan unicamente atención al texto y a nada más y eso es por algo. De verdad, Gracias por compartilo! Me gusto mucho!!

    Elbereth

Deja una respuesta