Con Tagore.

Camino por la larga calle de Antón Tobalo, la tarde es profundamente luminosa bajo un sol de verano en plena primavera. Llevo un libro de Rabindranath Tagore titulado “Gora”. Llego a la Casa Consistorial de Las Torres y me siento a leer en un banco cercano a la fuente de agua.

– “Si vemos que la corriente se lleva a alguien ¿no hemos de procurar atraerle de nuevo hacia la orilla? – me dice Tagore.
– Sí, Tagore, pero a veces se nos hace imposible cuando la corriente se llama Insatisfacción.
– “En ese caso todo se debe dejar del lado del tiempo”

– Pero el tiempo no es siempre benigno con quien se deja llevar pòr ese tipo de corriente…
– “Entonces pregúntate interrogativamente”
– ¿Qué debo preguntarme, Tagore?.
– “Pregúntate si debes ser el mismo de siempre”
– La experiencia me ha demostrado que, aun siendo el mismo de siempre, las circunstancias hacen que actúe de forma distinta cada día.
– “Mientras te tengas a ti y a tu propia sombra ¿por qué debes preocuparte de las circunstancias?”.

Tras estas últimas palabras de Tagore cierro el libro y marcho hacia la tertulia de “Doña Parranda”.

– ¿Te imaginas, Diesel? – me dice Alfonso.
– ¿Qué debo imaginarme ahora?.
– ¿Te imaginas a un poeta en medio de una tempestad?.
– Jejeje… si… un poeta en medio de la tempestad se extingue poco a poco pero perdura…
– !Vaya!. !Puedes explicarme eso!.

Enciendo un cigarrilllo “Fortuna”…

– El poeta en la tempestad es como este cigarrillo, se va consumiendo pero se convierte en ceniza perdurable
– ¿Y es imposible hacer un poema en esas circunstancias?.
– Es totalmente posible hacer un verso blanco en esas circunstancias.
– Demuéstralo…
– Allá va…

Cojo el bolígrafo y una servilleta de pael..

Tú eres quien mira al fuego
e intentas penetrar en sus sentidos
y tú eres quien se hace ceniza
al final de todo el proceso.
Ahí estás tú, ardiendo lentamente,
en el fondo profundo de la hoguera.
Tú eres, entonces, ceniza concebida
en el tiempo de todas las ausencias.

Déjame olvidar, querida piedra, la poderosa, la trascendente ,edida, las piedras del panal, y de la escuadra digna hoy resbala la mano sobre la hipotenusa de áspera carga”…

– !A concentrarse en el mus, Diesel!.
– Por supuesto que si, Alfosno. Paso a la grande…
– Y yo…
– Y yo…-
– Y yo…
– Paso a la chica… (todos pasamos)
– Tengo pares y paso (los demás pasan también)
— !Órdago al juego!.

Pero nadie lo acepta porque saben que en este turno soy “mano”, no voy de “farol” y llevo, exactamete 31…

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