Si pudiera expresar con palabras algo que ni siquiera yo entiendo, seguramente sería una especie de magia o sortilegio.
Cada día me convenzo más que la vida es una contradicción en si misma. Todo, absolutamente todo se contradice holgadamente en mí y en mi vida. Todos los efectos o consecuencias o finales o actitudes irrumpen en una fóbica contradicción.
Será porque no encajo adecuadamente en el vertiginoso puzzle de la vida. Será porque soñamos en soñarnos como nos vemos en nuestros sueños. Aunque intento ser un poquito mas feliz, o un poco menos infeliz cuando me envuelvo en lo exquisito de lo inexistente, cuando me abrazo a un sueño, o a una estrella, o cuando sigo perpetuando en mí la imagen de quien (ya) no existe.
Solo una contradicción puede escapar a un presente, tan sólo el esbozo de una ilusión desdeñada o lo latente del pasado que invierte el presente y disfraza el futuro de muñeca derrocada y me hace sentir: nada.
Lo irónico es que cada contradicción que existe en mi vida es creada nada menos que por mi, en algún remoto momento que la sentí como verídica, o posible.
Cada contradicción fue primero una hipótesis, fue luego un revés;
y mas tarde una confirmación del fracaso.
Un comentario sobre “Contradicciones”
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
!Lindo, Celeste!. La hipótesis de la contradicción diaria que nos hace buscar el sueño de la felicidad en medio de un presente algo vacuo.