Los aéreos sentimientos de la tarde, verdes como el valle y la colina, bajo el oro del sol forman cadenas. En las laderas las aves cantoras, por el cielo, son fondo sonoro. Y allí, entregado a pasear con mis sentidos, giran las nubes bailando un concierto de espuma y de misterio. Miro al corcel que galopa por el prado y suspendo, una vez más, este estar soñando en mis mundos. La luz forma círculos en las paredes de las casas blancas de la aldea. Y se caldea la cima de la cúspide. Acude un anciano a beber del riachuelo. Mas allá, enlazando la vista con los recuerdos, imagino el bullicio de las gentes…
Entre las callejas solitarias, se escucha el sonido de la siesta. Se sienta en el banco de la plaza una dama con vestido de lunares. Por cada lunar una luna de sus noches. Ahora, con el sol viviendo en sus mejillas, recuerda…
Paso breve. Paso lento. Paso despacio entre las risas de unos niños que juegan en la alameda. Y, bajo una sombrilla de color naranja, una joven de rostro indefinido se me torna paloma entre los mirlos. Es la hora de encontrar ese misterio que se baña en las aguas de la fuente. ¡Por mi mente circula tanta gente! Y, siguiendo mis pasos, mi perrito, pequeño de lo tan grande que es, va tranquilo…
Cuando los vecinos del casón enjabelgado y con ventanas salen a ver qué ha sucedido yo ya me he ido… yo ya me he ido… suspendido en un canto de guitarra…
Me encantó el texto… No sé! Suena a la creación después de la creación o un poco al Reino de los cielos aquí en la tierra. Je… no se te ocurra contar las historias que tienen en el corazón la dama, el joven o el anciano; porque ahí terminaría el cuento bonito.. pero claro, empezaría el de la Gracia. Saludo fraterno.
Gracias Juanjo por tu consejo… pero Creación ya la he terminado y tiene todos sus capítulos completos. Espero que salgan los que faltan. Te envío un abrazo cordial.