Pues en esto que se vieron de frente y va uno y le dice al otro que se aligerara de viente. Miren, como en el sortilegio de los Andes, a nadie le olía tan tremendo como a la Gambona, fulana de medio pelo que se lo hacía con don Roque, que siendo párroco del Retiro se retira con poca mesura para solazarse con la tal Gambona. Y vino a suceder que de la contienda entre ambos, se soltaron tales pedos, que fue preciso aviasar al rey, nuestro señor, para que aliviara el luto de calles y corredurías. aquella podredumbre llegó a ser noticia en la Indias Occidentales, desde donde enviaron a expertos indígenas para que solaparan el tal furor del cuesco repulsivo. Y a fe mía que no pasaron cinco años hasta que llegó la paz a toda nariz del reino.
3 comentarios sobre “Crónicas de don Ildefonso de Fonseca y Torres de Valladares.”
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Hasta aquí llegó el aroma de tal cuesco…¡¡buenísmo¡¡
Me gusta tu buen humor, se contagia al leerte.
Un saludo Grekosay.
Crónica de un pedo (o varios), ja ja ja ¡qué malo que eres, Greko! Terrible admitir que encima es buena literatura… Tendrías que escribir la versión extensa, tipo novela de 300 páginas.
Ja ja ja
!Jajajajaja!. !Qué bueno Grekosay!. !Pobres narices!. Un abrazote compañero y amigo…