Nuevo pergamino al canto. Escrito en lenguaje bantú. Lo traduce fácilmente Jesús Lloréns que lleva muchos años en estas regiones.: “Las ruinas del Gran Zimbabwe consisten en un extraordinario conjunto de muros de piedras talladas. Se trata de muros anchos, levantados sin mortero, que conforman el esqueleto de una ciudad. Los portugueses supieron de su existencia desde principios del siglo XVI. El primer occidental que visitó el lugar, fue un cazador de elefantes indostano, en 1868. La imaginación de los europeos no tardaría en inflamar, particularmente el novelista inglés sir Rider Haggard, que en “Las minas del rey Salomón” (1885) atribuía la construcción del Gran Zimbabwe a los sabeos. Sin embargo, los arqueólogos acabaron por concluir que el conjunto se remontaba al siglo XIV. Poco a poco se fue abriendo paso la idea de que sus constructores habían sido bantúes, excepto para las autoridades blancas de Rhodesia y de Sudáfrica, empeñados en negar la evidencia mientras perduró su poder”.
Doy rienda suelta a mi imaginación mientras recuerdo la famosa película titulada “En busca de las minas del Rey Salomón”.
Allan Quatermain es un personaje de ficción protagonista de la novela de H. Rider Haggard Las minas del rey Salomón y sus diversas secuelas y precuelas. Allan Quatermain fue también el título del libro de esta serie publicado en 1887.Quatermain es un cazador inglés de caza mayor en África. Aunque no es exactamente anti-colonial en sus puntos de vista, parece favorecer fuertemente a los nativos africanos teniendo una opinión sobre cómo se gestionan sus asuntos, una perspectiva bastante progresiva para un victoriano. Quatermain es la quintaesencia del hombre habituado al aire libre que encuentra las ciudades y el clima ingleses insoportables por lo que prefiere pasar la mayor parte de su tiempo en el continente africano, donde es conocido por los nativos como Macumazahn o ‘el que vigila en la noche’. Quatermain viaja con frecuencia con sus compañeros ingleses Sir Henry Curtis y el capitán John Good de la Marina Real, su amigo africano Umslopogaas y el su criado hotentote Hans. Quatermain estudió en su juventud en el Colegio Eton. Vivía en Yorkshire luego de su aventura en busca de las minas del Rey Salomón, durante tres años hasta que se enteró de la muerte de su hijo y partió nuevamente a África.
Sobre la familia de Quatermain se sabe poco. Estuvo casado dos veces y en ambas ocasiones enviudó poco después de la boda; la impresión de parte de sus memorias se confía en la serie al hijo de Quatermain, Harry, cuya muerte se lamenta gravemente en el prólogo de la novela Allan Quatermain. Harry Quatermain había sido un estudiante de medicina que murió de viruela mientras trabajaba en un hospital. Se ha especulado con la posibilidad de que Quatermain tuviera otros hijos (por ejemplo, los árboles genealógicos de la familia Wold Newton indican que Quatermain tuvo una hija que entabló una relación con Sherlock Holmes) pero en las historias originales Harry parece haber sido hijo único: tras su muerte, su padre se lamenta de ser un viejo «sin una chica o chico para confortarme.»
Además de las obras de Haggard, el personaje fue utilizado por el escritor de ciencia ficción escritor Philip José Farmer como miembro de la familia Wold Newton.También fue utilizado por los novelistas gráficos Alan Moore y Kevin O’Neill en su serie La Liga de Caballeros Extraordinarios, que fue adaptada al cine en 2003. En la novela gráfica Quatermain tiene una relación pasajera con Mina Harker (de Drácula), mientras en la película es el líder de la Liga, conviertiéndose en una figura casi paternal para el agente estadounidense Tom Sawyer, a quien enseña sus técnicas de tiro antes de morir. El uso del personaje por otros autores estuvo permitido gracias a que había pasado al dominio público, al igual que Sherlock Holmes. Su historia a Inspirado a personajes famosos es el caso de Indiana Jones.
El personaje de Allan Quatermain ha sido encarnado en cine y televisión por Richard Chamberlain, John Colicos, Sean Connery, Cedric Hardwicke y Patrick Swayze. Stewart Granger también interpretó a Quatermain en la adaptación de 1950 de Las minas del rey Salomón, dirigida por Compton Bennett y ganadora de dos Premios Óscar.
En el cuento “Hunter Quatermain’s story”, se lo describe como un hombre pequeño, que cojeaba. Es un cuento ubicado temporalmente justo después del viaje a las minas del rey Salomón. Y su amigo Sir Henry lo presenta como el cazador más viejo de África, y el que ha matado más elefantes y leones. Luego, quien hace el relato en el cuento lo describe en estas palabras “un extraño y pequeño cojo, y por más que su tamaño era insignificante, valía la pena quedarse mirándolo. Tenía cabello corto y canoso, erizado como el de un sapillo, dulces ojos marrones, que parecían notar todo, y un rostro marchito, bronceado con el color de la caoba por la exposición al clima. Habló, también, con un extraño pequeño acento, que hizo notable su habla”.
Imagino el tiempo de los zimbabwe. Entre el Zambeza y el Limpopo, la explotación del oro empezó temprano, tal vez durante el siglo VIII. Después del año 1000 después de Jesucristo (aquel famoso año en que en Europa muchas personas se volvieron locos pensando que había llegado el final del mundo), la sociedad se transformó: el gran jefe fundamentó su poder en la posesión de inmensos rebaños, al tiempo que controlaba el comercio de oro. Las relaciones con la costa se intensificaron. Compradores de oro y marfil abundaban e la región. Los mercaderes arabo-swahili ofrecían a cambio de cuentas de vidrio y tejidos (para que se enteren de que no sólo los españoles engañábamos con bolas de vidrio, espejitos y otras bisuterías baratas a los nativos y así acabamos ya del todo con la nefasta y falsa Leyenda Negra Antiespañola que tanto daño histórico ha hecho a mi querida patria nativa).
En las tierras altas, se constituyeron pequeños Estados, cada uno de los cuales se dotó de un “zimbabwe” (palabra que significa “gran casa de piedra”… lo cual desconoce la inmensa mayoría de la población mundial porque no leen Historia de África Negra Antigua), quienes al parecer fueron los que dirigían simultáneamente la política y la religión.
Jesús y yo, encontrándonos ahora en Danampomba, visitamos la región llamada Butua y escuchamos el relato del Gran Zimbabvwe a cambio de regalarles a los nativos unos relojes de muñeca que tanto les gusta a ellos y para que no se enfaden con nosotros y dejen de contarnos narraciones. Un nativo continúa y yo, otra vez, sigo tomando notas (ahora a doble velocidad porque ya no está conmigo María Augusta).
Durante el siglo XIII, uno de estos Estados afirmó su preeminencia sobre los demás. Su capital ha sido llamada Gran Zimbabwe; aquí se calla el nativo y ya no desea seguir contándonos historias, así que investigamos por nuestra cuenta.
Su riqueza surgía del comercio de oro en dirección a Sofala, factoría dependiente de la ciudad arabo-swahili de Kilwa. El Gran Zimbabwe alcanzó su apogeo durante el siglo XIV, pero decenas después pasaron crisis por dificultades ecológicas (agotamiento del suelo. deforestación, etc.). Al mismo tiempo, el comercio del oro se redirigió hacia el valle del Zambeze.
A un grupo de muejeres les damos un buen montón de euros para que lo usen en lo que deseen y cumplan sus sueños, nos subimos a un par de bicicletas y nos vamos hacia el río Zambeze atravesando la región de los shona. Y suena la hora de tomar ya un descanso…