Hace once años hicimos un viaje por Italia, que comenzó en Milán, continuando hacia el Véneto (Verona, Padua, Venecia), bajando posteriormente hacia la Toscana, (Pisa, Florencia y Siena) y visitando Asís (Umbría) en el camino hacia Roma.

Admiramos la bóveda de la basílica superior de Asís cuyos frescos son atribuidos a Giotto y a continuación bajamos a la cripta. En un momento dado, mi hija dio media vuelta y dijo que se iba fuera. Nos preocupamos, porque parecía un ataque de claustrofobia que nunca antes había tenido (ni nunca ha tenido tampoco después), así que la seguimos. Dijo que se había sentido muy agobiada allá abajo, pero se le pasó totalmente al aire libre.

Continuamos viaje, visitamos Pisa y llegamos a Roma. Una de las visitas era a una catacumba y le sugerimos no bajar por si le ocurría lo que en Asis; pero ella insistió en hacer la visita y luego de finalizada dijo que se había sentido perfectamente mientras se encontraba allá abajo.

Acabada la estancia en Roma, cogimos el avión de vuelta a España en Fiumicino sobre las tres de la tarde. Al llegar a casa y una vez que dejamos los bártulos, pusimos la televisión: entonces nos enteramos de que precisamente a la hora en que nuestro avión despegaba de Fiumicino estaba teniendo lugar el terremoto que destruyó los frescos de la basílica de Asís. Siempre hemos creído que hubo una relación entre lo que mi hija sintió en la cripta y lo que sucedió unos días después…