Cuarta Carta a un Extraterrestre

Amigo Extraterrestre: tú que sabes de las cafeterías de la Tierra…. estoy seguro de que te convenciste de que fue en Tucumán dónde encontré el amor… seguro…

¿Y qué hacias tú allí, en Tucumán, a esas prontas horas de la tarde? me preguntarás. Te contesto con un “sólo soñar”… si… un “solo soñar” con la llegada de un rostro bellísimo y un cuerpo escultural.

Tú, amigo extraterrestre, que te mueves (inexistente como eres) por los mundos de las ideas imaginadas, sabes perfectamente la verdad de los sueños humanos… pero no me refiero, no, amigo inexistente, de si es posible o es imposible contactar contigo… mi sueño es otro amigo E.T. aquí en Tucumán.

Mi sueños no son como las bicicletas (que sólo sirven para el verano) ni como los enrevesados crucigramas de los diarios que son sólo, muchas veces, “mentiras piadosas”. No. Amigo extraterrestre, mis sueños no son ninguna mentira. Aquí estoy, en Tucumán, y espero que sepas coprender por qué enciendo mi pipa y espero… espero… los cortos minutos del ayer….

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