Día 15 de abril del año 2013 después de Jesucristo: Me encuentro, a media mañana, tomando un café negro en el local situado en la esquina de las calles de Andrés de Artieda (por donde bajan los colegiales del Colegio Experimental Juan de Montalvo y las chicas de otros colegios cercanos) y Jerónimo Leyton, donde trabaja mi gran amigo Eduardo Hurtado. Pasan los minutos y saboreo, lentamente, el café con agua antes de irme a pasear por la Universidad Central de Quito, una de cuyas entradas se ubica, precisamente, en frente de este local. Me levanto, a medio tomar mi café, salgo al quicio de la puerta formada por verjas de hierro, enciendo un Phillips Morris y comienzo a meditar. Después vuelvo a mi silla…
Se me ocurre intentar batir mi propio Récord de Puntaje en el juego, inventado por mí mismo, al que he puesto de nombre “Mágico Solitario”. Las cartas, bien barajeadas y tras efectuar los dos cortes reglamentarios, empiezan a surgir por puro azar; pero es necesario también usar la inteligencia y el riesgo necesario para que este juego inofensivo y lúdico, con los naipes de la baraja española, sea interesante, atractivo, apasionante y divertido.
De riesgo en riesgo en riesgo, de sopresa en sorpresa, de imprevisto en imprevisto y hasta de magia del azar en magia del azar, el “Mágico Solitario” va saliendo excelentemente bien para mis cálculos. Estoy consiguiendo llevar has el final 2 verticales que están cargadas de un alto número de puntos. Lo más sorprendente es que consigo llegar hasta el final de este inofensivo y entretenido juego con las dos verticales logradas y a las que hay que sumar los puntos de la última horizontal. Comienzo a puntuar, avanzo en el puntaje dándome cuenta de que puedo conseguir el Récord y… al final… ¡Récord conseguido porque he sumado un total de 93 puntos!. Por eso cierro mi Diario señalando que este día lo he signado ya, para mi Memoria y mis Recuerdos como El Día del Récord.
Termino mi café en agua, me levanto y, tras pagar y devolver la bandeja, salgo y cruzo la calle, teniendo en cuenta de que hay que ser lo más lúcido posible para no ser atropellado por ningún automóvil o taxi o autobús. Cuestión de lucidez mental, mil veces demostrada ya, y de lógica, otras mil veces demostrada ya. Para que se enteren los sociólogos, los psicólogos y los psiquiatras de una vez por todas porque parece que son más ignorantes que aquellos soldados romanos (analfabetos que no sabían ni leer ni escribir y que hasta hablaban tan pésimamente el latín que lo convirtiero de latín culto en latín vulgar) que no hacían más que insultar y burlarse de Jesucristo cuando se sacrificó en la Cruz antes de resucitar. Ver para creer, oír para oír y recordar para nunca olvidar.
Real como la vida misma. A veces conseguimos récords llenos de recuerdos. A veces conseguimos que nuestras audiencias y nuestros lectores y lectoras nos hagan ser mejores. Récord de recuerdos. Quizás eso sea esta clase de juego al que llamo “Mágico Solitario”. Quizás. Tal vez. Seguramente sí.
Aclaración: La situación exacta de este local es la esquina entre la Gilberto Gato Sobral y la Jerónimo Leyton de la ciudad de Quito; y su nombre es “Café Facultad”.
Creo que conozco el cafetín; lo que no se tiene ni idea es lo del juego Jeee…
Jajaja, Juanjo. Lo del juego ya lo he explicado varias veces. Pero es algo así como una “magia” (en el buen sentido de la palabra “magia”). Un juego de mágica composición donde intervienen factores de azar pero, sobre todo, aplicación de la inteligencia, emoción por el riesgo, voluntad de triunfar, ganas de llegar a tener el éxito necesario como para saber que te has divertido un buen rato sin hacer daño a nadie. Un abrazo, amigo y compañero…