Dama…

Ay, mi dama, roja, dulce manzana…
doy mi vida si así alivias tu dolor.
Sobreponte, de mí tienes el calor
que estando en tu presencia de mi emana.

Ay, mi dama, roja, dulce manzana…
doy mi vida si así alivias tu dolor.
¡Tú sí que eres persona de gran valor!
Yo te invito a pasear una mañana…

¡Dale, amiga, que ahora no tienes frío!
Pasaré a las seis, ahí, por tu árbol,
y agradezco tu infinita caridad.

¡Dale, ahora, que nos espera el río!
buscaremos de cuatro hojas un trébol
mientras llenas mi vida de claridad…

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