Haciendo balance, no sé si gano o pierdo.
Me alegro de recuperar lo que no tenía que haber perdido.
Pero duele perder lo que en realidad no se sabe si es mejor tener o no.
Nunca hay respuestas a las preguntas.
Nunca se sabe si se trataba de vendas que ciegan, de mutaciones impresionantes, o de lados ocultos que te ciegan al desvelarse nuevos.
Y aunque siempre resulte estúpido, duele.
Y es que la decepción sigue teniendo un sabor muy amargo, al menos para mí.
Diría que de las peores cosas que alguien te puede dar, y de lo más difícil de aliviar.
Suele ocurrir en esos momentos en los que aparece alguien que sin que lo sepa, te hace ver que el mundo puede resultar un poco menos mierda, justo porque ese alguien está en él, como si fuera un héroe sin saberlo.
Luego además, dejas de mirarle desde fuera, porque cuando te quieres dar cuenta esa persona ya esta dentro. Te ha dado todo lo que esperabas que sería capaz de dar. Te ha salvado. Y lo ha hecho porque ha querido. ¿Y cómo no corresponder de la misma manera a alguien así?
Pero luego se descubre que no hay héroes ni heroínas, solo personas con sus virtudes y sus defectos, los cuales pueden aparecer en diferentes momentos, cuando te ha tocado estar cerca para verlo o cuando no. Y que según lo que se vislumbre primero, el defecto o la virtud, se creará un efecto u otro… Pero la moraleja es que al final todo sale, y lo difícil es estar preparados para esos cambios, para esas posibles decepciones. Saber reconocer cuándo los defectos del otro están -conscientemente- tirando por el suelo todo lo bueno que tuvieras por dar, porque no hay ningún héroe al que corresponder; y saber reconocer cuándo una virtud supera al error de un -inconsciente- defecto, porque sí hay quien es capaz de hacer pequeñas hazañas.
Espero que la indiferencia en la que tan pronto se ha convertido la decepción, no sea un estado pasajero… Aunque nadie mejor que yo sabe que te echaré de menos. Y como sólo me quedan los recuerdos, supongo que gracias por aquellos momentos en los que tan bien te encargaste de que fueran los mejores, independientemente de tus motivos para hacerlos así, prefiero no saberlos… prefiero echarle la culpa a tus defectos.
Hola. Es la primera vez que te comento pero ya leí algo tuyo. Me parece que escribes con mucha iunteligencia y de manera muy sana. Te quiero decir que estoy de acuerdo contiog en que la decepción que nos producen personas a las que creíamos héroes nos producen un dolor muy grande. Es cierto que los seres humanos somos limitados y que los héroes y las heroínas también tropiezan de vez en cuando. Superar esas decepciones cuestan mucho pero se consiguen cuando vemos que los héroes y las heroínas no son ni dioses ni diosas., Un abrazo cordial. Escribes muy bien por cierto.