De lo finito y lo infinito (por Jaime y Diesel)

Una de las actrices más famosas de los años 50 (del siglo XX por cierto), fue Zsa Zsa Gabor. La célebre Zsa Zsa de las revistas del corazón de aquellas épocas. Su extraordinaria belleza hizo que protagonizase muchas películas de éxito mundial, y también que se casase en varias ocasiones (en total se casó !hasta 9 veces!). Muchos de los hombres famosos de su época quiseron tenerla consigo pero sólo lo consiguieron 9 como ya hemos explicado. Un día, comentando sus “aventuras” amorosas dijo: “Nunca odié tanto a un hombre como para devolverle los diamantes que me regaló”. A pesar de que el amor es mucho más valioso que cualquier objeto, para algunas personas puede haber excepciones. Por ejemplo, a algunas personas les interesa más el futbol o el tenis o hacer teatro que estar enamorados.

Aún a pesar de todas las bromas, la verdad es que no se puede satisfacer el deseo de eternidad en objetos finitos. Cuando decimos finitos nos referimos a los objetos de “corto alcance” y cuando el hombre pone todo su corazón en cosas que se terminan (por eso las denominamos de “corto alcance”), su vida se termina también, su gozo se termina, la satisfacción que buscaba se termina y ya no es infinita; en otras palabras, su vida no es eterna.

Muchos recuerdan lo que ocurrió en los últimos años de la vida del famoso pintor Van Gogh. Hijo de un pastor protestante, su amistad con Paul Gauguin le llevó a la amargura. ¿Qué sucedió en la amistad entre Van Gogh y Gauguin?. Que por alguna razón “más o menos oscura” el pintor Van Gogh terminó con una oreja menos. Y murió en la más absoluta pobreza. Muy pocos meses antes de su muerte, había llevado a un acreedor varios lienzos en una carretilla (transporte muy usado a principios del siglo XX), y éste no se los aceptó como pago, teniendo que trabajar para pagar su deuda. La mujer del acreedor le dijo a su marido cuando llegó a casa: “Eres un tonto, al menos podrías haberte quedado con la carretilla”. Hoy se venden algunos de sus cuadros por más de cincuenta millones de euros. !Imagináos que se hubieran quedado con sólo uno de ellos si hubieran tenido un poco de paciencia!. !Habrían ganado millones!.

No debemos reírnos demasiado de esa familia, porque hoy muchas personas caen enla misma “trampa”: viven ignorando lo que merece la pena en la vida, lo que Dios promete (y cumple porque Dios no es deudor de nadie), lo que nos da ahora y lo que significa lo espiritual. Si en nuestra vida lo único que nos interesa son las “carretillas”, pronto vamos a perder nuestra identidad como personas y nos vamos a convertir simplemente en “gente” porque al perder la dimensión espiritual perdemos las mejores cosas de la vida: la amistad, la libertad, la paz, el aliento, la sensibilidad… y hasta las ganas de vivir como sucede, lamentablemente, en muchos casos (incluso en personas muy jóvenes de edad).

Lo único que podemos sacar de las “carretillas” de la vida es un poco de basura. Algo así cómo si estuviéramos viviendo llenos de “escombros”. Es lo mismo que querer ganar el partido de fútbol hoy a toda costa, aunque nos cueste el campeonato al final. Lo inmediato es lo único que nos interesa. y no debe ser así. Porque lo inmediato es finito y lo no inmediato es infinito. Con lo de ahora solamente, perdemos la dimensión eterna de la vida.

Algunos pueden crer que somos tontos si hacemos lo contrario a lo que hacen la mayoría de las personas, si renunciamos a las pequeñas tonterías de la vida para ganar las verdaderas obras de arte. Las obras de arte no perduran para siempre. Las pequeñas tonterías de la vida siempre se recuerdan. Deducimos, pues, que las obras de arte actuales son finitas y las pequeñas tonterías de la vida son infinitas.

Si dedicamos más tiempo a reconocer lo que merece la pena y dejamos que lo pasajero sea intrascendente, encontraremos verdadero significado a lo que hacemos.

Porque sólo Dios es eterno, sólo Él puede darnos satisfacción para siempre.

2 comentarios sobre “De lo finito y lo infinito (por Jaime y Diesel)”

  1. Yo considero muy importante lo que has opinado. Sólo añadir una cosa nada más: lo finito siempre se hace infinito cuando nos expresamos a través de la Vida en vez de angustiarnos pensando en la Muerte.

  2. Tienes mucha razón. La cultura actual es en gran parte esa búsqueda de la satisfacción instantánea: canciones que duran una semana en lista, para luego ser renovadas por otra, libros de autoayuda para ser feliz, o aprender inglés, o saber como tratar a un perro en tan solo una semana; aparatos para ponerse fuerte sin esfuerzo (¿Quién se cree eso? Pues mucha gente…). Y sobretodo, algo que tiene que ver con nosotros, con el Vorem: me refiero a eso libros que según sus portadas te enseñan técnicas literarias para saber como escribir (¡pues menuda gilipollez, como sin leer pudiese uno aprender a escribir, lo mismo que uno que no puede caminar quisiese correr!)
    También exista la enorme falacia, como tú bien dices, de que si mucha gente opina algo es que debe de tener razón. ¿Quién sabe si no esa misma falacia tuvo algo que ver con el Holocausto alemán? Gracias por tus palabras Diesel, siempre, aunque menos, interesantes.

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