De MJAR a MJMC.

De MJAR a MJMC hubo un puen puñado de años. No me han importado nunca jamás las distancias existentes entre los sentimientos. Al fin y al cabo, de MJAR a MJMC sólo existió la distancia de un sentimiento de un joven de 18 de edad a un sentimiento de un joven de 18 años de edad. La etapa del crecimiento se me quedó, para siempre, detenida en los 18 años de edad.

MJAR y MJMC significaron mucho para mí. Trascendente y transcendente. Apertura de una época y cierre de la misma época. De los 18 años de edad hasta los 18 años de edad, habiendo pasado muchas veces más, por los 18 años de edad. Diesel en su pura esencia. Diesel en su pura existencia. Diesel en su pura naturaleza. Diesel en su pura realidad. Diesel en su pura verdad.

MJAR y MJMC se quejaban, ambas, las dos, como dos sentimientos de semejanzas matemáticamente construídas por el destino, de que los hombres las insultaban por dar besos a los hombres. Curiosa manera de comportarse de los hombres que aparentan ser hombres pero se quejan de las mujeres que besan a los hombres. ¿Alguien puede desentrañar esta paradoja?

Desde Madrid hasta Puerto del Rosario sólo existe una distancia horizontal, una línea recta que empieza en MJAR y acaba en MJMC. No importa si me besaron a mí, si no me besaron a mí, si besaron a otros menos a mí, si besaron a otros incluyéndome a mí. No importa. Ambas buscaron su liberación lejos de los hombres que las insultaban (¡estúpìda incoherencia de estúpidos hombres!) porque les daban besos. Quizás un beso de MJAR nunca llegó a mi rostro. Quizás un beso de MJMC resbaló por mi cara. Quizás nadie creía en la verdad de los sentimientos de MJAR y MJMC pero yo sí. Yo, con mis siempre 18 años de edad, creo siempre en la verdad de esa clase de besos nunca dados o esa clase de besos siempre recibidos. En realidad contabilizar besos dados o no dados en la cara no tiene tanta importancia…

Diversas Teorías del Albsurdo, de lo absurdamente absurdo, dicen que existen mujeres que nunca dan besos en la cara ni tampoce permiten que se les de besos en la cara a ellas. Yo siempre he pasado olímpicamente de las Teorías del Absurdo, de lo absurdamente absurdo… porque teniendo siempre 18 años de edad bastantes trabajos tengo que llevar a cabo como para perder el tiempo con los absurdos sartrianos, con los absurdos camusianos o con los absurdos de cualquier otro hombre que insulta a las mujeres que besan a los hombres.

De MJMA a MJMC aprendí una existencia llena de besos dados en la cara y de besos no dados en la cara. Me da lo mismo. Me da igual. Me es indiferente que a mis 18 años de edad MJAR dé besos en la cara a todos los hombres menos a mí o que MJMC me dé besos en la cara como se los da a los demás. La indiferencia de las chavalas que logran liberarse de prejuicios me es más importante que contar los besos en la cara que no me quisieron dar o los besos en la cara que sí quisieron darme. Porque paso, y seguiré siempre pasando, olímpicamente de todas las Teorías del Absurdo ya que yo soy un joven de 18 años de edad totalmente concreto. Y que yo sepa -y no soy un ignorante- los besos que me dan en la cara o lo besos que no me quieren dar en la cara, o viceversa, me son tan indiferentes como el absurdo de haber conocido a muchos hombres que insultan a chavalas como MJAR o MJMC porque dan besos en la cara a esos mismos hombres. En defintiva contar los besos dados o los besos recibidos no forma parte de mi Contabilidad General. Y es que en mi libreta del Debe y del Haber no anoto cifras, cantidades ni número alguno… sino solamente sentimientos.

5 comentarios sobre “De MJAR a MJMC.”

  1. Excelente, Marian. Estoy totalmente de acuedo contigo. La fórmula 16,18 es mucho más interesante que la de m=e2. Y es que me interesa mucho más estudiar a mi chavala que estudiar a Einstein.

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