De tu ausencia en la cañada

!Qué lejos quedóse el viento
de tu ausencia en la cañada!.
!Sigue el día, sigue el tiempo,
y tú en mi mente encantada!.
!Qué lejos quedó el pensamiento
de tu boca enamorada!.

Yo sigo aquí, insistiendo
en rememorarte como hada
y preguntando al concierto
de la paloma encarnada
¿dónde está el alimento
de mi alma encadenada?.

Se escucha el latir un momento
de la lejana campana
y en medio de este desierto
de bruma, viento, sol y calma
yo sigo aquí y me siento
como exiliado en la cama.

Un comentario sobre “De tu ausencia en la cañada”

  1. Cuando en tu nombre se dibuja
    un ritmo de olas
    es inevitable responderte,
    cuando tus manos
    se detienen un minuto
    para heredarme tus poemas
    como no detenerme yo
    e inventarte
    en diminutos versos
    a respirarte de los labios
    la noche que se estanca
    y que se queda dormida
    con el murmullo
    de tus besos.
    Cuando tu piel
    le roba el sabor a mar
    a las palmeras
    y se detiene entre tus labios
    el idilio
    de las olas y de la arena
    es inevitable nombrarte……….

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