Fiesta colchonera en el Nou Camp.
¡¡EL ATLETI GANA SU DÉCIMA LIGA!!
Hasta los culés tuveron que arrodillarse.
Anoche, en el partido definitivo para alzarse con la Liga de la Temporada 2013-2014, el Atleti dejó de ser “El Pupas”. Era un título que estaba esperando desde 1966. Con este campeonato el Atlético de Madrid ganó su décimo título liguero y, de paso, deja la estadística con 10; peusto que son 10 los títulos que separan al Real Madrid (32) del Barcelona (22). Además, se rompió por fin el maleficio que perseguía a los “colchoneros” en el Nou Camp. Fue visto y no visto pero todos lo vimos.
Cuando en el minuto 13 del partido el tremendo derechazo de Alexis Sánchez entró por la escuadra de la portería defendida por Courtois, parecía que todo el sueño atlético se venía abajo. A este mazazo le sigueron dos más en forma de lesiones. Las dos máximas estrellas del Atlético de Madrid, Diego Costa y Arda Turán, tuvieron que abandonar la lucha. Eran tres mazazos mortales, pero Dios fue anoche rojiblanco. Era imposible que los del “Atleti” les ganasen el campeonato a los del “Barça”. Los “culés” se relamían como los gatos después de haberse comido una merluza completa. Se presentía que iba a llover una goleada, pero los atléticos sacaron fuerzas de donde no las había y, pertrechados en su defensa numantina, pudieron retirarse a los vestuarios (descanso) con sólo un gol en contra. De acuerdo que el Barcelona era ya el campeón pero los partidos duran hasta que el árbitro pita el final.
Esto debió de haberles dicho Simeone a los suyos para levantarles la moral que estaba ya por los suelos.Y surgió el milagro que hace de los perdedores seres invencibles. Ante el acoso de los “colchoneros”, que ya habían avisado con un disparo de Villa que repelió el poste derecho de Pinto, la rabia rojiblanca se hizo incontenible. ¡Llegó el milagro! Fue en el minuto 49 del partido, recién iniciada la segunda parte, cuando Diego Godín cabeceó a la red de Pinto el gol del empate que hacía pasar la copa liguera de las manos de los azulgranas a las manos de los rojiblancos. ¡Quedaba todavía una eternidad para sufrir! Pero la eternidad, anoche, iba vestida con los colores de los del río Manzanares de Madrid. La eternidad para pasar a la Historia dejando de ser, ya para siempre, “El Pupas”.
Rubén Uría, atlético hasta las médulas de sus huesos, escribió en medio de su paroxismo existencial: “Atético, cuestión de piel. La greña de suburbio del Ratón Ayala, la elegancia de Gárate, el aire de paleto resabiado de Luis y la adrenalina de Simeone. El Atleti es rock duro, barrio y crujir del alma. Un puño cerrado y un grito al viento que, exultante, anuncia la profecía hecha carne, porque al otro lado del río han vuelto a ser campeones, como en el 96. Adiós final irlandés, hola cuento con final feliz. Gracias, mente y corazón unidos, larga vida a unos planetas alineados en fila india. Premio a la armadura de quienes se negaron a ser el chiste fácil en la oficina, recompensa para los que cantaron el himno durante media hora tras perder una final, éxtasis para los de la pancarta eterna del vence por nosotros. Si el fútbol es una religión, Simeone es su profeta y el Calderón, un adosado en el cielo. Menos dinero que otros, pero más ilusión que todos. Menos talento que otros, pero más hambre que todos. Vuelve con tu escudo o sobre él, pero nunca lo pises. (Y yo nací, enamorado del Atleti de Madrid)”.
Desde mi origen pacense, allá en Badajoz, me une un hilo misterioso con Adelardo viviendo casi siempre en Madrid, creciendo en el Madrid de los barrios y de las barriadas, soñando al lado de un río Manzanares que ya tiene un Cerezo como referente. Y, al final de todo, la décima liga conquistada por los “colchoneros” me han hecho dormir con la conciencia tranquila de los que somos pobres pero honrados. Por eso somos los campeones de la honestidad, de la justicia, del derecho que todos tenemos a conseguir sueños que parecen inalcanzables. El Planeta de las Letras espera. Podemos escribir, por ejemplo: “Soñar consiste en conquistar los inalcanzable”. El Planeta de las Letras espera mientras Neptuno se viste de rojiblanco con pantaloneta azul. Quizás porque en medio de las noches se observan mejor a las estrellas y se duerme mucho mejor cuando la Luna nos alumbra el rostro paseando por los Melancólicos y esperando la llegada del nuevo amanecer. Y un halo misterioso hará nido en tu pelo luciérnaga curiosa que verás eres mi consuelo.