Desayunando amapolas prohibidas

Si yo pudiera pedir un desayuno…
pediria despertar cuando tus ojos se abrieran, mirandome,
cuando tus labios, se posaran al abrir la mañana, en mi boca,
ansiosa por besarlos…
Pediria mil caricias inventadas, sólo para mi,
esculpiría en tu piel miles de besos
y sonrisas de mermelada y miel.
Tus manos, se encargarian de despertar la pasión,
aun dormida, en mis adentros de mujer,
navegando por mi mundo, despertandolo a los mil deseos de hombre…

Tu sangre,latiendo sobre mi cuerpo,
despertaria tus instintos inventando
mil fantasias sobre mi.

Y estoy aqui, desayunando contigo amapolas prohibidas,
y estás aqui, bebiendo nectar de mis pechos,
aún virgenes en este deseo que hizo temblar mi mundo…
Entre sábanas de terciopelo derramas
aquello que corre por tus venas: locura, éxtasis, embrujo…
Haces que paladee los sabores de tu placer loco,
elevas con tu ternura, y tu fuerza,
mi sin razón, hasta las colinas blancas,
dónde se pierden los sentidos,
allá, dónde sólo se vé la niebla encantada
de tus ojos…
Por una eternidad, hemos hecho mágico desayuno,
diamantes de mil colores me has regalado,
estando tan dentro de mi
que no podré olvidarte
aunque me alcance la eternidad.

Y aún, temblando de placer,
susurras a mi oido,
que me sigues deseando,
cómo yo a ti.

Soy como una espiga al viento,
cuando tu estás cerca,
cuando clavas en mi tu pasion desbordada,
no sueñes, no pienses,
sólo.. ámame…

Un comentario sobre “Desayunando amapolas prohibidas”

Deja una respuesta