Despertando a los sueños

El día acabado se gasta en mis dedos, la espuma de las horas queda en mis sabanas como colchón de sueños. Me preparo para viajar largo de mi ventana, a viva desnudez de pies. Cierro los ojos para ver el amanecer y regresar a mi cama cuando llegue la alborada al pico del gallo rojo. Suelto las correas de mi realidad, el peso de Einstein y lo relativo del tiempo, masa y velocidad queda colgado en mi armario. Esta noche solo la luna me entiende. Enfrascado en mi cuerpo, relajo mi alma, mi mente, mis músculos y ojos. Levito, buscando la estrella de Peter Pan, o quizá algo menos inocente o tan inusual, puede ser esas alternas realidades de persecuciones que frecuentemente me suceden, un disparo, una guerra y hasta en otro planeta estuve ya.

Miedo que muerde mi labio, barro para ocultarme de perseguidores persas con espadas, ¡creo que eran los 40! ahora que lo pienso. Otro día huí de guerreros samuráis, entre casas y lugares que no conocía, otras veces huyo de leyendas urbanas en barrios que si conozco. Enderezo mis nervios de acero para en sigilo salir de campos con soldados, venzo toros negros con lanzas, robo carros de perseguidores. Tom y Jerry en crudo sin animación. La ley de la selva, vuelco situaciones y trato de ser cazador y no cazado. Fantasmas, playas, tiburones, sudor, ambientes imposibles sumados a mis decisiones, ¡para que cine! Guiones que ni yo imagino el fin y a veces ni entiendo. Emociones fuertes e imposibles en un solo escenario ¡Sí!… es cansado ser Indiana Jones todas las noches. Pero al final, las diferencias con la que llamamos realidad son pocas, los obstáculos ahí seguirán estando, no importa si abro o cierro los ojos y mientras en una muero varias veces en la otra solo al final, pero siempre muero. No se lo quita nadie.

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