Tenemos relojes diarios que siempre están esperando encuentros con la incertidumbre. !Qué extrañas son las cosas que nunca imaginamos que nos van a ocurrir hasta que suceden!. Todo un día entero podemos estar sintiendo el fluido de que algo especial va a ocurrir dentro del reloj… !y no ocurre nada!. Pero, sin embargo, de repente, hay días en que no estamos esperando nada y es entonces cuando el reloj pierde su timidez y acelera su tic-tac hasta introducirnos en un torbellino de pasiones recién descubiertas que nos llenan de asombro.. !y ocurre todo!.
A veces hay días que decimos “nos falta todo” y a veces hay días que decimos “no me falta nada”. Pero siempre comenzamos a vivir intensamente esperando que el reloj diario nos haga sentirnos diferentes. Porque la vida, en fin, es un voluptuoso movimiento musical… como si un destello de libélulas iniciara en nuestra existencia la efervescente orgía orgánica de apasionarnos por todo o de no emocionarnos ante nada.
Esto puede resumirse en una frase: “la vida es una serie de diarias refracciones que nos hacen constatar los diversos y diferentes momentos pasajeros por los que discurren nuestros cuerpos y nuestras mentes”. Bailamos, por tanto, en el continuo ahondar de algún lugar, físico o espiritual, donde las luces y las sombras nos alimentan diversas creencias por las que llegamos a concluir que simplemente somos alguna cosa o que extraordinariamente nos sentimos hondamente algo. Cada día de cada hoy es una decidida confesión de ambiguas experiencias psicosociales, psicoemocionales, psicopersonales… que nos proponen y nos suponen estar zarpando en torno a la existencia de los desafíos.
Saludos:
Mi estimado amigo…ando preguntándome sobre el por qué escribimos. Para mi ha sido siempre un estar al lado de la palabra sostenida, del decirse y decir a otros. Se escribe mucho, pero ¿no echas de menos al autor comprometido? ¿Por qué el valor de las palabras acaba siendo presa de los contenedores de papel?
Leo tu escrito y sostengo que es un texto del autor comprometido. Hay vida, existe la “palabra, su alma y su sentido”. Buen cambio en Vorem. Fascinado por su sobriedad. Saludos.