DIARIO AZUL (17): Pasándolo Bartolo

Quito, 7 de enero de 2005

Hoy es un día bartolo. Hasta las cinco y media post meridiano (5,30 p.m.) he estado tumbado con mis sueños. Sólo me levanté para el desayuno, mi consabido tabaco y el beso liberador, el beso de Ella que ha conmovido todos mis cimientos humanos…


Al atardecer he dado rienda suelta a mis instintos y, acompañado de mis amigos El Gallo y Fosforito, nos hemos lanzado a la aventura de explorar la jungla central de la barriada. Todos en la Universidad ya sabemos que Luis está enamoradísimo de Marcelita pero Fosforito sigue confiándola coplas de amor mientras El Gallo va dando capotazos a todos sus fantasmas. Cante jondo y tauromaquia para un paseo circular y, montados en el pegaso de nuestros sentimientos, nos hemos puesto a recordar un patio de luces donde todos los contornos se nos han presentado nítidos bajo la tarde fresca. Algunos grupos de estudiantes han apoyado a Fosforito en su emblemática pugna con Luis a la hora de conquistar el corazón de Marcelita. El Gallo me ha dicho lo siguiente: “Diesel, la hora de regresar ha llegado. Dejemos a Fosforito que siga soñando…”. Y El Gallo y yo nos hemos vuelto a casa por las veredas aledañas de la avenida gascuence…

!Sorpresa!. En casa de Raúl y Paty, reunido con La Princesa y un grupo de cristianos, me han ofrecido un té de cumpleaños. !Y el día bartolo se ha convertido en noche de ocnversas donde hemos dado de lado a los falsos convencionalismos sociales para hablar de temas tan trascendentales como La Ultima Cena de Jesucristo, cómo debemos comportarnos en la vida y la ubicación exacta del Lazio italiano (Lasso para los vascuences). Nada más que la Paz, la Armonía y la Historia…

Después, para fundir el día en un final feliz, dejamos a Rocío embarcada en su vuelo nocturnal y me entrego, por entero, a Greta. ¿Qué dice Liliana?. ¿Qué piensa La Princesa?. !No se asusten los comediantes de las aventuras festivas!. El trío de mujeres es una unicidad reubicada en todos los espacios de mi corazón…

Con Greta estoy, ahora, en el parque de las emociones; envuelto, bajo la noche estrellada, en nuestro esperanzador futuro mientras suena, en los alredores de los karaokes barriales, música juvenil.

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