Quito, 16 de enero de 2005
!Qué gozoso placer es pasarse un domingo entero hundido en el blanco de la nada de las suaves sábanas!. !Huyendo y perdiéndose de todo y de todos!. !Sólo soñando que estamos de nuevo dando un dribling a la esquina del Paseo y, zafándonos de la patética pesadilla del cura Perragorda, nos sumergimos en la cancha barrial para ver al Campana jugar con nuestros deseos!. !Nada más!.