DIARIO AZUL (8): Polvos…

Castelnuovo, 29 de diciembre de 2004

!Mal asunto es este de los celos mientras Beethoven toca el piano en el teatro mayor de la capital!. Ayer se pasó todo el día el Archiduque persiguiendo a Fidelio para cortarle la cabeza y en el mismo instante en que Verdi tocaba La Traviata tuvo que reconocer su grave error cuando los trovadores medievales despertaron sus fantasmas y le atormentaron al elevar sus quejas al Todopoderoso. Salieri se moría de envidia. !Mal asunto es este de los celos pasionales porque la Archiduquesa se embelesa con las dulces sonatas de Mozart mientras Fidelio descansa ya su temperamento en los brazos de Morfeo!. Pero volvamos al siglo XXI porque cualquier tiempo pasado no fue mejor sino todo lo contrario o, al menos, diferente…



Polvos de arenas besándose con el mar. Aire caliente en la playa de Castelnuovo. Polvos son y en polvos se han de convertir según dice la palabra de la Biblia; polvos pasajeros sin más relumbre ni nombradía que sus efímeros momentos de exánimes agonías. Hay niños y niñas jugando con la arena de la playa y más allá, entre los bañistas de las bajas olas costeras del mar, el globo gusanero se vuelca para cambiar la perspectiva de nuestros mundos pasajeros. Somos aguas de líquidos elementos y me acompaña una sonata de Mozart que me habla de familiaridad: “aguas que lavan los sueños de todos mis conversos; en vosotras los versos de los poetas risueños se convierten en dulces besos… y al navegar por mis universos me hacéis soñar con los horizontes tensos del mar mojándome los huesos”. Pero todos vuelven a la superficie trayendo algas imaginarias junto con las anémonas del sueño… y mientras mis amigos chatean en el bar yo navego con las princesas por entre los nets de los oleajes…

Hoy hace veinte años que me casé con Ella y junto con sus dieciocho meses de junio formamos un treinta y seis que no juega al cuarenta. Veinte años de felicidad plucuamperfecta donde dejamos de ser polvos de arenas temporales para, besándonos en el mar, pasar a convertirnos polvos de estrellas llenos de la Eternidad…

Le han gustado las diez rosas rojas (rojo ardiente/rojo carmín/rojo amor/rojo sin fin) y bajo la luz de las farolas lo celebramos con pavo de la Navidad. Los pavos reales de la fuente del berro me saludan más allá de las distancias mientras paseo por las avenidas de Castelnuovo entre las líneas fronterizas de las arenas y el mar…

Medio mundo está durmiendo mientras los navegautas, escribiendo, seguimos el Vorem construyendo. Yo la beso a Ella y, en medio de la caliente noche del aire caliente de Castelnuovo, la hago soñar con esmeraldas. Felices sueños para su ensoñación.

Deja una respuesta