Cuánta alegría sentir el gozo inmediato de tu voz, el gesto de tu mano sobre las aguas. Ya has alcanzado la plenitud extrema que prepara el cuerpo para un goce extenso y prolongado. Has ido llegando con una suavidad maravillosa, como el ciervo suave que camina observador de sus entornos. Y has dejado mi vida llena de la tuya, como ese intenso deseo de estar de nuevo a tu lado.
Es maravilloso sentir y sentirte. Has alcanzado tu madurez, tu juventud abierta, noble y guerrera. Tu cuerpo se inclina ante tu voluntad de poder, ante el deseo de expulsar a los fantasmas que dominaron tus noches y amargaron tus dias.
Has abierto la extraña dominación de quienes te obligaban a apretar tu propio cuerpo a ser el símbolo de un hermoso joven dominado. ¡La libertad tiene tu nombre y te llama a grandes gritos para que seas tú mismo!
Ahora conoces el inmenso proceso que te ha conducido a descubrirte como un ser hermoso y bello, lleno de poder, investido de la elegancia de un maravilloso príncipe. El Placer está a tu lado como compañero de juegos, como compañero en tu silencio, como compañero en tus necesidades.
El sueño te ha sido concedido, te ha sido dado como
Imagen de poder y dadora de todo bien. Ya eres un hombre libre. ¡El momento será recordado!
Ese instante en el que supiste por ti que habías alcanzado la imagen, la dominación en tu interior de la fuerza del amor por ti mismo desde el Destino, se derramaban para ti lágrimas seminales orgullosas de acompañarte en tu camino de mito, de Príncipe. Mi pequeño dios, a quien tanto respeto, amo y admiro…, me has ofrecido la dicha de saberme partícipe de tu gozo. cierro mis ojos para darte gracias hasta la eternidad.
Cuando la imagen se hace gesto, se hace sentido y se convierte en belleza, surgen textos tan hermosos como éste.