En la Univesidad el profesor de Literatura, que es del Opus Dei, nos aburre… pero nos aburre soberanamente porque imparte la enseñanza de las Letras como si fuéramos bebés. !Qué manera mas “cutre” de impartir la enseñanza universitaria!.0Es por eso por lo que me voy con Don Juan Manuel a jugar al fútbol para abrir espacios líricos un el centro del campo. Efectiva}ente. Éramos felices tú y yo (Neil y Diesel en el mismo equipo). Pero te lesionaron Neil. Te lesionaron en el momento en que trazábamos lineas centrocampistas con el Libro de Apolonio (tú) y el Libro de Alexandre (yo).
Así que Diesel cumplió en tu nombre su justicia. Nosotros no cazábamos esas clases de animales… cierto… jejeje… Y por eso adulanté las líneas y les sometimos finalmente. !Gran Victoria Neil!. Tuviste que dedicarte, lesionado como estabas, a estudiar las líneas ferroviarias de los Correos Españoles… pero no importa. Lo que sucede es que todos nos equivcamos alguna vez en la vida. !No podía ser para tí la Dama del Conde!. ¿Comprendes?. En aquella cafetería-bar te expliqué que no sufrieras crisis y la superaras olvidando a la Bella Dama. Simplement era eso…
Espero que hayas surgido ya de los ferrocarriles y estés en algún trabajo más de acorde con tus sueños. Pero nunca olvidaré que, mientras trazábamos líneas medulares para coneguir victorias importantes en la Casa de Campo, tú confiabas en Diesel. Por cierto lo único que nosotros cazábamos era lo del Libro de 1325 y la Estoria de la Creación de Europa. Recuerda Don Juan Manuel. !Buenos tiempos aquellos a pesar de todo!.
Tuviste que dejar la Facultad de Periodismo por hombres tan vulgares como aquel profesor de Literatrura del Opus Dei de cuyo nombre no quiero acordarme (otra vez Cervantes como meta)… pero estoy seguro de que ahora eres feliz. La Dama del Conde jamás te hizo daño alguno. Eras tú mismo el que, ansiando poseerla, no sabías que el Conde jamás la iba a soltar… simplemente porque la amaba. ¿Comprendes mi amigo Don Juan Manuel?.
La noche caía en la Doctor Esquerdo de Madrid, cuando volvimos a vencer una vez más tú y yo en las líneas medulares del equipo (¿Recuerdas Don Juan Manuel?). Era noche cerrada y apenas se veía. Había niebla en la atmósfera. El balón zumbaba por las orejas y así, siguiendo su trayectoria sólo por el sonido musical de sus arpegios, conseguimos la victoria una vez más. !Y con cuánta felicidad se celebró en nuestro querido barrio de Lavapiés!. Y con la música de Juan Salvador Gaviota a todo volumen.
Un abrazo sincero de tu inolvidable amigo Diesel. Y gracias Don Juan Manuel. Yo también buscaba a mi Gaviota…