Don Manolo a la palestra (Entrevista Imaginaria)

Me encuentro en el interior del famoso Pazo de Meirás; un Pazo señorial situado en el término municipal de Sada, en La Coruña (España).

P.- Buenas noches Don Manolo… porque es usted Don Manolo ¿no es cierto?.

R.- Don Manuel Fraga Iribarne si no le importa; que tengo una histeria, quiero decir una historia, que es mucha histeria, quiero decir que es mucha historia, y mucho abolengo desde cuando vivía mi querídisimo,

amantísimo y excelentísimo Don Francisco Franco Bahamonde, que me acuerdo yo de Bahamontes y su victoria en el Tour de Francia, y que fui ministro de varias carteras, qué no sé cuantas carteras llené de billetes, que hasta fui Ministro de Asuntos Interiores, Ministro de Asuntos Exteriores y hasta Ministro de Información y Turismo para que usted lo sepa, y ante todo yo era siempre el primero en aparecer por el despacho y el primero en trabajar en el despacho, que despachaba a diestro y siniestro, mejor dicho a diestro y diestro y a veces a siniestro, y perdone que me enrolle pero tengo más rollo que los del Mar Muerto, que para eso estoy vivo y soy un vivo, quiero decir soy un ex presidente de Galicia y además era el último que dejaba el despacho, el que cerraba la puerta del despacho, y bien que despachaba yo entonces y…

P.- !Pare, pare usted un poco la metralleta que me está salpicando la cara, Don Manolo!. ¿Le veo a usted un poco tirante no es cierto?.

R.- Don Manuel Fraga Iribarne si no le importa; que yo tenía unos tirantes y sí que me encuentro tirante del todo que me parezco ya a Tirante el Blanco ya que no puedo sujetarme los pantalones de tantos pantalones que tengo que como le decía soy como Tirante el Blanco aunque a los catalanes no los quiero ver ni en pintura y que son unos tirantes que relucen más que el sol patrio que para eso soy patriota; o sea, como iba diciéndole soy como Tirante el Blanco pero a lo gallego a la feira que me como unos pulpos a la feira que no vea usted si no quiere y que mis tirantes son el último grito de la moda, que mire usted que yo sé gritar mucho, y que son unos tirantes de la época de Mary Castaña al igual que los actuales del Gran Wayoming que me cae muy gordo ese tipo tan feo y que no se me van de la cabeza pensar en ellos y que la Mary Castaña…

P.- !Pare, pare usted un poco la metralleta que me está salpicando la cara, Don Manolo!. !Yo la única Mary que conocí fue a mi colega de trabajo Mary Noticias!. Por cierto… ¿se acuerda usted de los cómics, tebeos, tiras cómicas y mangas? que mira que fue usted mangante por cierto, Don Manolo.

R.- !Le repito que soy Don Manuel Fraga Iribarne!. Y yo de Mary Noticias no tengo noticia alguna y ninguna idea y mire que yo tengo ideas dentro de mi cabeza y que eso de mangante pues si, hice lo que pude, pero de mangas no tengo ni idea salvo las mangas verdes, usted ya me comprende, y que me viene eso de Mary Noticias a la memoria sólo por aquello de las noticias y la censura y lo de jamás jamé jamón que les pasaba a mjuchos españoles, y que me acuerdo que usted se re´´ia bastante con la Mary Noticias y con aquello de jamás jamé jamón y…

P.- !Pare, pare usted un poco la metralleta que me está salpicando la cara, Don Manolo!. Ahora que habla usted de su famosa Ley de Censura ¿qué le parece usted la censura, Don Manolo?.

R.- !Le repito que soy Don Manuel Fraga Iribarne. No le he oído muy bien porque ya estoy un poco sorderas. Si se refiere a cesuras no tengo ni idea de lo que es pero la censura es un asunto muy serio y no se lo tome a cachondeo, que me la inventé para acabar con todos los periodistas de este país y parte del extranjero que no comulgaban ni con ruedas de molino y que la censura que yo aplicaba era de esas de poner multa por aquí y poner multa por allá que hasta era capaz de multarme a mí mismo o a alguno de mis parientes de Fraga y hasta e cargué al Madrid y al Informaciones y quizás usted no se acuerde cuando mandé derribar el edificio entero del Madrid y que en esto de las censuras era yo un hacha, algo así como un tomahaw indio en pie de guerra y que eran muchas censuras; tantas que que me hicieron más famoso que el Inquisidor Torquemada porque quemaba yo muchas noticias echándolas al fuego y a veces hasta todo el periódico entero que me caían mal los periodistas demócratas y que para democracia estaba muy bien eso de las censuras en épocas duras y mire que también sé hacer pareados como toma recorte para que tu pluma se corte y otros por el estilo que mira que metía yo la tijera por aquí y la tijera por allá para recortar noticias que a veces hasta el noventa por ciento de la crónica desaparecía bajo mis tijeras que yo era muy falangista y hasta a punto estuve de cortarme las faanges varias veces con tantos cortes y recortes que metía y que sí que me cargué al Madrid y al Informaciones y que…

P.- !Pare, pare usted la metralleta que me está salpicando la cara, Don Manolo!. ¿Por cierto ¿cómo fue aquello de la censura cinematográfica en que usted y sus lacayos cortaron una escena de cuernos entre una mujer a su esposo y la convirtieron en un incesto entre hermana y hermano?… so bruto con perdón de usted y de Dios.

R.- Que le repito que soy Don Manuel Fraga Iribarne si no le importa y que sí que es verdad que convertimos un asunto de cuernos porque aquello olía a cuerno quemado en un asunto de incesto porque creíamos que los españoles y las españolas eran bobos y no se darian cuenta porque era la época dura de mi excelentímo Señor Franco y que sí que resultó una chapuza porque estaba yo embalado que me embalaba }ás que ~encini bajando el col del Mont Ventoux que para vientos los míos y que si Nencini se embaló tanto que Riviére quedó parapléjico0por querer seguirle yo }e embalqba aún más y que cuando yo me embalaba era más franco que Franco y…

P.= !Pare, pare usted la metralleta que me está salpicando la cara Don Manolo!. Y ahora que cita usted lo del embalaje… ¿Porqué uscondía0los embalajes donde estqban apiñadas las revistas de La Codorniz?.

R.- Que le repito que soy Don Manuel Fraga iribarne si no le importa y que sí que me gustaba esconder en los embalajes las revistas de La Codorniz que me caían como |a sal gorda de Cabezón de la Sa| porque para cabezón yo y que me encantaba ponerles multas a sus editores y clausurarlas cuántas veces }e daba la gana y ellos que venga y venga publicar y que yo venga y venga censurar, multar y clausurar que parecía aquel|o la tómbola de Marisol y que si que me gustaba cazar codornices y me encantaba cazarlas junto con Franco aunque estuviésemos e~ época te veda que para eso él era el que más mandaba y yo el que más hablaba y que tengo unos tirantes que me sujetaban los pa~talones que se me caían de tant comer codornices y que repito que mis tirantes fueron !el último grito de la moda! y no me tie~te ustet la paciencia que empiezo a gritar y….

P.- !Pare, pare usted por favor la metralleta que me está salpicando la cara, Don Manolo!. Y no me gritu tanto que no soy ni sordo ni tonto. Por cierto ¿aquellos enormes y ditirámbicos discursos que usted soltaba los escribía usted antes o le salían directamente de la cabeza?, que mira que tiene usted una gran cabeza sí señor.

R.- !Que le repito que soy Don Manuel Fraga Iribarne si no le importa!. Que sí. Que no. Que a veces sí y a vecus no. Pero que la inmensa cantidad de aquella inmensa cantidad de discursos ditirámbicos, esperpénticos que dejaba yo e~ mantil|as a Valle-Inclán y onomatopéyisos y mire usted que soy más onomatopéyico que mi coterráneo Don Camilo José Cela, me salían todas directas de mi cabeza0que sí que es grande porque grande ha de ser siempre la cabeza de un pensador y que todavía los0guardo a todos aquellos discurss en la0memoria y que se los puedo rpetir de carrerilla que no tenía yo quién me los escribiera0porque yo se los escribía hasta0al mismýsimo Don Francisco que no sabía casi leer y mucho menos escribir y que como tome carrerylla no paro y nos pueden dar aquí ocho horas seguidas sin parar demostrándole mi enorme y grandiosa cabeza y capacidad para la ratoria que le supero a Don Miguel de Curvantes y Saavedra y a Don William Shakespeare a los dos junto sí señor y que como coja carreri|la y…

P.- !Pare, pare usted la metralleta que me está salpicando la cara Don Manolo!. Volvamos a la censura. ¿Se acuerda usted todavía0de aquello del comic de La Pantera Rubia que en italiano decia “!vaya paquete!” y ustedes los transformqron en algo tan cursi como “!vaya personalidad!” o algo parecido?.

R.- !Que le repito otra vez más que sy Don Manuel Fraga Iribarne si no le importa!. Y que sí que lo cambiamos y que fue una chapuza pero entonces creíamos que ningú~ español ni ninguna española sarían el italiano o viajaban a Italia para poder descubrirlo y que me acuerdo de aquella Pantera Rubia quu nada tenía que ver con la Pantura Negra y que me caía mal la Pantera Rubia porque estaba muy buena pero un poco destapqda y que la tapábamos de arriba0abajo con nuestras famosas censuras para que no fuesen una tentación para nuestros queridos espqñoles y0españolas y que vaya pteguntas que me hace usted y que si volviese a ser Ministro de Información y Turismo no sólo tapaba del todo a la Pantera Rubia sino tambyén a Sigrid la novia de El Capitán Trueno que se me escapó de milagro como se me escapó de milagro el personaje de “Rabyetas” du mendoza Colt que como volviese otra vez Franco se iban a enterar esos dibujantes de pacotilla y que ya me estoy acordando otra vez de La Pantera Rubia y que por eso compramos la serie televisiva de La Pantera Rosa y ordenamos e impusimos la orden de no volver a editar a La Pantera Rubia que si señor que la Pantera Rosa no necesitaba censura salvo algunos que otros tijeretazos que tuvimos que meterle a los celuloides y que hablando de celuloides yo con las chapas no sabía jugar pero con las pelotas mira que hacia la pelota al Generalísimo que era mejor pelotari que Atano X y Chiquito de Anoeta los dos juntos que yo censuraba de pares en pares y de tríos en tríos si era necesario que a mí a las cartas no me gana nadie y por esos muchas cartas a los jefes de Redacción de la Prensa del Movimiento y mira que tengo yo movimiento todavía iban directamente al cesto de la papelera menos aquellas que elogiaban a Franco y a mi y a todos nosotros como Pepe Solís el eterno del Sindicato ünico de Trabajadores y ya sabe usted a que Pepe me estoy refiriendo y que mira que hacíamos la pelota todos al Excelentísimo Señor Franco que ni se daba cuenta el pobreciño como decimos en Galicia y que ahora que hablamos de la ñ para mí que la debíamos quitar del diccionario español porque las mujeres, usted me entiende, deberían seguir como antes o sea en casa todo el día fregando, planchando, limpiando y haciéndonos el desayuno, la comida, la merienda y la cena a nosotros que mire que yo soy muy machista y a machista no me gana ni Emiliano Zapata y que calzo yo unos zapatos que supero al Zapatones de Luis, ya sabe, el del Atleti, que yo era del Madrid pero no del periódico sino del equipo de fútbol porque Franco era del Madrid y había que hacerle la pelota porque yo lo que es asuntos de pelotas sé un montón y…

P.- !Pare, pare usted la metralleta que me está salpicando la cara, Don Manolo!. ¿Y qué me dice de las palomas de Palomares?.

R.- !!Vuelvo a repetirle que soy Don Manuel Fraga Iribarne si no le importa!. Y que no me confunda usted con Manolo Caracol ni con Manolo el del Bombo ni mucho menos con M;anolo Velázquez o Manolo Sanchís y que sí, que también me encantaba comer palomas, palomitas y palometas y ver al torero Palomo en las Ventas junto a mi Generalísimo y sacar todo lo que podía de las tiendas de Palomeque, pero que me estoy liando un poco vaya y que cuando me lío me lío de verdad, que lo que usted me pregunta es por Palomares y que sí que me gustó mucho lucirme mi tipo de “Gordito Relleno” ya sabe usted, el de las tiras cómicas, que tenía yo una pinta de aquí te espero que tiraba de espaldas a todas las suecas, noruegas, danesas, finlandesas y hasta francesas que empezaban a venir a España porque me habían visto mi perfecto cuerpo de “Gordito Relleno” y que lo hicimos muy bien aquello del baño en Palomares entre yo y unos cuántos pelotas como yo que había que dejar contento a los Estados Unidos y decir a los hijos de la patria hispana que no se preocuparan que lo que había caído allí que no era una bomba sino un platillo volante extravíado que mira que entreténíamos al pueblo con aquello de los objetos voladores no identificados y que vaya que me estoy liando otra vez y que ya me han dado cuerda y no paro y…

P.- !Pare, por favor pare la metralleta que me está salpicando la cara, Don Manolo!. ¿Por cierto cómo consiguieron lograr alcanzar el récord del turista un millón que me parece que se lo dieron a una señorita por machismo no es cierto?.

R.- !!Que le repito, por última vez si es posible, que soy Don Manuel Fraga Iribarne si no le importa!. No me confunda con Manolo Caracol, Manolo el del Bombo, Manolo Velázquez o Mnolo Sanchís repito; y que sí, que éramos todos del Madrid no del periódico pero si del equipo de fútbol porque era el equipo del Generalísimo y había que hacerle la pelota al pobre que no se enteraba de nada y que yo no estaba dispuesto, aunque fuera gallego, en no ir con el Madrid porque no era oportuno perder los suculentos sueldazos que cobraba con tantas carteras ministeriales que tengo yo una cartera de billetes que para que le voy a contar a usted y que sí que inflamos disimuladamente un poco los números para cuadrar como cuadraban los de los Bancos y de la misma manera de la doble contabilidad conseguimos hacer que apareciese el número un millón de turistas al año que fue un récord que dio la vuelta al mundo y que si que le dimos tal honor a una señorita francesita porque había que hacer la pelota a Don De Gaulle, que me acuerdo yo de un ciclista luxemburgués que se apellidaba Gaul, que seguro que era pariente cercano de Don De Gaulle y que aunque era el rival de Bahamontes había que sacarlo en letras gordas en los periódicos a aquel ciclista por si era primo cercano de Don De Gaulle y que ya me estoy liando otra vez y que vuelvo al tema y que sí, que lo hicimos, lo de la señorita francesita porque éramos todos unos puros machistas los que estábamos alrededor del Generalísimo como los golosos moscardones acuden a la miel; que qué buenas fritadas de corzos comíamos en El Pardo que tragábamos más que el Gatopardo, no sé si se acordará usted de aquella película; pero que sí, que conseguimos el número un millón de turistas al año e hicimos que la primera partida de la economía española fuesen las divisas procedentes del Turismo que para eso era yo el Ministro del Turismo y las atraía a todas por mi planta de galan rollizo a lo “Gordito Relleno” sobre todo en bañador que aquel bañador parecía las calzas que usaba mi abuelo par dormir pero atraían tanto como mis famosos tirantes de úiltimo grito de moda y !mire que le grito otra vez eh! y…

P.- !Pare, pare usted por favor la metralleta que me está salpicando en la cara!. Y ahora que hablamos de metralleta aquí viene la última pregunta Don Manolo… ¿qué pasó con las metralletas en la puerta de salida de una iglesia católica donde estaban en huelga los obreros?.

Por fin consigo que Don Manolo cierre por completo la boca. Recojo todas las hojas que están llenas de “perdigones” que parece que les ha caído el rocío encima y voy a ver si tengo suerte y no se corre la tinta para poder transcribirlas y me voy corriendo no sea que me largue otro discurso de “perdigones” Don Manolo. Que tengo la cara tan salpicada que parece que me ha caído un chaparrón encima. Espero poder haber conseguido una buena entrevista y a ver si me pagan un buen sueldo por ella. Salgo zumbando del Pazo de Meirás antes de que Don Manolo me vuelva a insistir que es Don Manuel Fraga Iribarne.

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