Allí están, en ela estancia
del olvidado salón,
Don Ramón y la Venancia…
Residencia del corazón
enhebrado en la prestancia…
!Cuánto tiempo de sinrazón
agostado en la constancia
de aquella lejana canción!…
Ahora sólo es cuestión
de perderse en la distancia
del aroma y la razón…
y compartiendo su magia
van Venancia y Don Ramón
a bañarse en la fragancia
del narano y el limón.
!Qué loco que es el amor
cuando triunfa su abundancia!.