Dos falsos profetas

Se dijo de ellos que fueron una de las parejas más impresionantes del siglo XX. Simone de Beauvoir era una escritora existencialista y una de las feministas más importantes de su época. Jean-Paul Sartre fue un filósofo existencialista que habló siempre de la ética y del compromiso con las gente en la política. Jean-Paul llegó a recibir el premio Nobel por sus obras. Cuando Simone dejó escritas sus memorias el mundo entero se acongojó porque explicaba cosas casi increíbles en cuanto a la utilización de mujeres y hombres como amantes comunes, despreciados vilmente por sus ignorancias, etcétera (un largo etcétera de vejaciones humanas que Simone y Jean-Paul hicieron a esos hombres y mujeres que tanto los idolatraron).

Todos aquellos o aquellaa que los admiraban y se “unían” a ellos terminaban siendo despreciados y despreciadas. Ellos iban pasándose amantes del uno al otro, buscando ser felices sin ningún tipo de ética (o sea todo lo contrario de lo que escribieron) y con el más absoluto desprecio hacia sus seguidores. Sartre llegó a decir de una de sus discípulas jóvenes: “Es mejor que llore por lo poco que me tiene que no tenerme nada en absoluto, porque posee el cerebro de un mosquito”. Despreciable Sartre…

Habrá que decir aquello de que una cosa es la filosofía y otra los principios morales. Una cosa son las palabras y otras los hechos y la honestidad. Simone de Beauvoir y Jean-Paul sartre fueron dos tipos despreciables en sus vidas cotidianas.

No creo que nadie se ofenda conmigo si escribo que hoy por hoy las personas honestas son los verdaderos inadaptados sociales. El mundo no está hecho para ellos: devuelves en una tienda algo que te han cobrado de menos y todos piensan que eres tonto; ayudas a alguien que lo necesita y muchos se quedan mirando y pensando que somos personas que no tenemos nada que hacer; entregas las cifras exactas de tus ganancias y gastos a hacienda y se sonríen entre dientes absolutamente convencidos de que te has dejado algo en el tintero, hasta hemos inventado uno de esos cacharros modernos que se llaman “detecta radares” para poner en nuestro coche y saber siempre en qué momento está la poli cerca y no debemos ir a más velocidad de la permitida.

No nos importa lo que es malo y lo que es bueno. Sólo nos preocupa que no nos cojan, Sólo nos importa gastar el dinero de forma deshonesta muchas veces mientras millones de seres humanos se están muriendo de hambre. Lo que realmente deseamos es que nadie sepa lo que hacemos en realidad. Como ocurría con Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre.

Estos dos falsos profetas de la liberación y la honestidad están incluídos en todas las Literaturas Universales y Enciclopedias Ilustres pero, en realiad, fueron dos personajes aborrecibles.

El mundo empezará a ser felizmente honesto cuando dejemos de idolatrar a falsos filósofos y filósofas que, hablando del existencialismo y llenándose sus cabezas de hojas de laures de premios académicos, han destruido las bases principales de la ética del comportamiento humano. Cuando rechacemos por completo a tantos ídolos corruptos empezaremos a comenzar a crear un nuevo mundo más sano en la realidad.

Un comentario sobre “Dos falsos profetas”

  1. Hay tantos falsos profetas en nuestra vida cotidiana. No te das cuenta de
    ellos hasta que te han hecho caer. Y de cara al resto del mundo son grandes personajes en todo aquello que hacen.

    Deberíamos hacer lo que tu dices, descartar de las enciclopedias esos falsos filósofos que predican lo que no hacen.

    Un abrazo gran pensador.

Deja una respuesta