La mañana de aquel día era uno cualquiera.
La señora Matilde, terrible dolor de tripas que duelen.
En aquellos momentos nadie sabe porqué.
Con dolor de barriga, salía de su habitación.
¡Dolor de barriga! Se quejaba.
La señora ya no sabe como quejarse. Como colocarse.
¡Dolor de barriga! Se quejaba.
La señora asoma la cabeza por el patio de luces.
La cabeza asomada al patio, de luces era,
Vicente el vecino es llamado.
Su vecino Vicente ha sido alertado.
Vicente ha bajado.
Lleva en su mano, extraño brebaje.
¡Tómese esto Matilde!
¡Extraño brebaje contiene este recipiente! Se quejaba.
Bebe y bebe, la señora bebe.
Durante tres largos ratos y un poco más, el dolor aumenta.
La señora, lucha y guerra.
¡Esto es inaguantable Vicente! Se quejaba.
¡Ay que dolor! ¡Ay!
No ha sido peor el daño que el apaño.
¡Ay que daño! ¡Mal apaño! Se quejaba.
Acábese el brebaje. Señalan las indicaciones de Vicente.
Acabado el brebaje, engullido el contenido.
¡De pronto! A Matilde le vienen unas calmas estomacales.
Bueno el apaño, pues el dolor marchó, está desaparecido.
Con los dolores idos y las calmas bien sentadas,
Matilde parece que ha sonreído.
Pasaron los tiempos, las horas y días de calendario y agenda.
Nunca más, el vientre de Matilde sufrió quebranto ni dolor alguno.
Y el brebaje beneficioso ha desaparecido.
Se habrá ido.
En busca de otro quebranto que apaciguar.
¡Extraño brebaje!
¡Bueno el apaño!
2 comentarios sobre “El Brebaje”
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Interesante el texto. Escribes con personalidad y eso es tener estilo propio. No falto de humor el texto del dolor de estómago quizás sirva para hacer alguna reflexión como “pilló el camino y siguió adelante”. Un abrazo sincero.
No sé en que extrañas circunstancias se te habrá ocurrido escribir algo así… no acabo de decidir si tu vida debe ser muy extraña e interesante o muy aburrida y agotadora jajaja. Felicidades, again…