El Chivatazo Filosófico (Desconcierto Vital)

Comencemos el presente estudio filosófico-griego diciendo que Meliso percibía la percepción y sabía distinguir entre lo blanco y lo negro (que para eso había estudiado en la famosísima ciudad de Samos) y tambíén que lo de la paradoja de la tortuga de Aquiles fue un “colocón” de Aristóteles un día en que se encontraba más beodo que nunca. Por otro lado, tenemos que explicar que el monismo material no fue un producto mental de un mono cualquiera sino, nada más y nada menos, que de Anaxímenes que apuntaba a sus compañeros de estudio (para que veáis que copiar se ha copiado siempre) que tanto la materia como la no materia (!toma ya!) puede ser simplemente especulativa; a lo cual respondió Diógenes el didáctico (que estaba tan zumbado que vivía dentro de un barril) que nada de eso, que a la materia se la respeta o entramos en el área de la ignorancia.

Hablando de ignorancia: ¿sabéis, amigos y amigas lectores, quién fue el tiovivo del tiempo?. Pues nada más y nada menos (y perdonad esta reicindencia del nada más y nada menos pero es que estamos filosofando) que Dicearco. ¿Os dice algo Dicearco?. A mí no me dice nada porque está muerto hace muchísimos años pero investigando he descubierto que hablaba con los vegetales. ¿Fue el tal Dicearco el que dijo, por vez primera en la Historia, que los vegetales escuchan?. Quizás sí o quizás no (porque toda filosofía incluida la griega se basa solo en quizás) pero lo que os puedo afirmar con total inseguridad (porque en filosofía lo mejor es ser un inseguro) es que alguno de estos filósofos trasnochados expuso la teoría de la flecha sin punta. ¿Quién fue?. Pues un tal Zenón mientras cenaba en su casa de Elea con unos parientes. ¿Vosotros y vosotras pensáis que una flecha sin punta se puede clavar en un tronco de árbol? les propuso a sus invitados (porque Zenón era de la clase aristocrática griega y tenía mucho dinero). !Imposible!. !Del todo es imposible que una flecha sin punta se clave en el tronco de un árbol!. Grave cuestión esta la planteada por Zenón que todavía, en el día de hoy, está dando mucho que hablar.

Y ya que estamos hablando digamos que el famoso “logos” griego ¿es finito o es infinito?. Entrando en materia argumentativa podemos deducir dos cosas evidentes: si el “logos” es finito es porque come poco y si el “logos” es infinito es porque duerme mucho.

¿Hubo algún filósofo griego que expresó una paradoja ingeniosísima?. No tiene mucha gracia ni tan siquiera es ingeniosa pero os voy a decir quien fue. !El mismo Zenón de antes pero ahora mientras desayunaba cereales y café con leche, que para eso era rico insisto, y no fue más que una chorrada que expuso Zenón!. Una minucia de muy poca importancia, según explica Jonathan Barnes en su libro “Los presocráticos”. Por eso es mejor pasar de ella y seguir a lo nuestro; pues como Barnes es británico hay que darle la razón a ver si así nos devuelven el Peñón de Gibraltar. Bueno. No desvariemos y volvamos al buen camino que lo que pasa es que Zenón decía chorradas sin venir a cuento.

¿La filosofía griega es un conjunto de cuentos de hadas o ciencia verdadera?. Anaxímenes dijo: “¿Dónde quedan aquellas discusiones que teníamos los pensadores griegos en el ágora de Atenas?… todo es, hoy en día (y se refería al día en que estaba viviendo) en cuanto a la filosofía griega no más que un conjunto de cuentos de hadas”. Pero Heráclito, que tenía la fea costumbre de llevar la contraria a todo quisque, le rebatió diciendo: “La filosoffía griega es un conjunto de cuentos chinos y nada de cuentos de hadas que eso es para las mujeres y aquí en la Grecia nuestra a las mujeres no las permitimos ser filósofas”. Entonces fue cuando Anaxímenes, por arte de birlibirloque, aclaró: “la filosfía griega es un conjunto de grandes relatos y no un conjunto de cuentos chinos ni un conjunto de cuentos de hadas”. Así mataban el tiempo aquellos famosos filósofos intentando demostrar lo indemostrable.

Bien. Dejemos esta discusión para los pensadores y mientras tanto nosotros nos vamos a lo nuestro. La interpretación de aquellos textos (sean cuentos de hadas, cuentos chinos o grandes relatos) es lo que de verdad mola. Por ejemplo… ¿mola o no mola el ciclo cósmico de Empédocles?. !Pues claro que mola sobre todo si queremos aprovecharlo para hacer una película de ciencia ficción a tope!. !Cómo no va a molar ver a un mismo tiempo en posturas diferentes a Anáxagoras, Filolao y todos los atomistas juntos!. ¿Que no sabéis ningún nombre de filósofo atomista griego?. No os preocupéis. Aquí os cito a uno: !Leucipo! que no es un insulto sino el nombre que tenía aquel pavo. Y si no os gusta Leucipo (y lo digo por las lectoras) ahí os envío a otro: “!Demócrito! que este parece ser más democrático por lo menos en el nombre.

¿Todas las cosas fluyen?. Heráclito decía que sí y si lo decía Heráclito (para que nos se nos enfaden sus sucesores de hoy en día) digamos que llevaba razón… pero sólo porque sonó la flauta por casualidad. Porque eso de que todas las cosas fluyen ya lo sabían los hombres prehitóricos y sus parientas cuando ellos cazaban mamuts y ellas se quedaban pensando dónde se habían ido ellos. !Véis como es verdad que todas las cosas fluyen!.

Termino diciendo que hubo un filósofo griego que estaba tan tocado de la cabeza (o a lo mejor es que le dolían los pies) que vivió toda su vida subido en una columna (no sé si dórica, jónica o corintia pero columna al fin y al cabo) y !como sorpresa final! os cuento que hubo un famoso o casi famoso filósofo griego llamado Orígenes que, en un ataque de crisis de personalidad por tanto andar pensando en los andróginos, se cortó los cataplines. No sé si esto último os lo creeis o no os lo creeis pero es verdad.

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