Desde que me enamoré de tus letras, anhelaba tanto que escribieras algo para mí, un poema que destilara sentimientos, un cuento que narrase una emoción, un ensayo que hablara de algún encuentro, una dedicatoria aunque no llevara mi nombre… En fin, cualquier mensaje, lo que fuese. Y seguí, esperando sin proclamaciones, soñando sin decirlo, escondiendo suspiros… Entretenida en el trazo de tus historias me adormecía y llevaba de la mano a aquel eterno deseo a mi lecho a esperar paciente y en silencio cada nuevo día.
Y un día me dices: “¿Crees que no pienso en ti?” y pones ante mis ojos lo que yo tanto soñé, me quedé estática, tome el escrito, lo leí sin parpadear una sola vez… y descubrí que ya lo había leído, me lo sabia de memoria, ya lo habías escrito, yo lo conocía, estuvo escrito por ti, en mí, todo el tiempo, lo he llevado deletreado en el alma, cincelado en el corazón, insertado en la piel, en el cuerpo… ¡Y no me había dado cuenta! entonces, sin cerrar los ojos, los abrí de nuevo.
Me conoces mejor ahora… Sé, siento, que sabrás disculparme.
Y eso ocurre muy a menudo dinora. En tu México, en mi España, en todos los mundos de este Universo hay escritas multitud de poesías para un ser humano en particular, y hay narrados multitud de cuentos y relatos que nos los han escrito sin decírnoslo… hasta que alguien dice “pienso en ti” y nos damos cuenta… nos damos cuenta de que hay emociones, encuentros, sentimientos que permanecen latente para nosotros hasta en los más profundos de los ensayos. Dinora: Gracias por pertenecernos. Gracias por ser parte unida del Vorem.
Si las palabras pudieran expresar todo lo que llevamos dentro no habría nada que guardarnos en el interior
Sin embargo cuando mas desea uno escucharlo, se da uno cuenta que nunca fueron necesarias las palabras para expresarlo
Muy pero muy buen trabajo (se ve que estabas muy inspirada)
Una Verdad-Romántica
Crisantemo-Azul