Me encontraba apoyada displicentemente en la jamba, con un cigarro colgando de forma despreocupada de una de mis comisuras, y mis manos sumergidas en los bolsillos de mi pantalón, dejaba correr el tiempo… Contemplaba el flujo callejero con esa sonrisa burlona, apagada y desesperanzada… casi cínica.
Mi principal entretención es el soliloquio:
(“Mira ese viejo cojo, arrastrando penosamente su cuerpo, apoyado en un bastón… ¿Por qué los viejos no morirán más jóvenes?… ¿Qué gracia puede tener vivir en esas condiciones?…”).
(“Y esa mujer regañona y agria, tirando a empellones a su hijo harapiento y sucio, mientras con su otra mano arrastra el bolso sucio con los escuálidos alimentos que acaba de mendigar… ¿Por qué se esfuerza en vivir y dar vida a más renacuajos sin esperanza…?”.
(“Y esos mocosos gritones, ¿cómo pueden jugar tan alegremente en las charcas, ensuciándose más de lo que están mientras inundan el aire con sus chillidos agudos y persistentes?… ¡Supieran lo que les depara el futuro!…”).
(“¡Qué sentido más limitado puede tener la vida para ellos!… ¿Para qué, entonces, insisten en conservarla?… ¿O es que son inconscientes de sus limitaciones, de sus dolores?”)
Tan absorta estaba en mi diálogo interno, que cuando escuché la voz curiosa del personaje estrambótico, me sobresalté.
-“¡Hola!… Te traigo un estupendo regalo… Un valioso objeto que cambiará tu vida…”.
El individuo plantado frente a mí, por su aspecto y sus gestos, parecía arrancado del libro “Las mil y una noches”…. o quizá fuese un gitano… Su cercanía, cuyo aliento me rozaba el rostro, no me permitía contemplarlo con mi frialdad indiferente como acostumbraba, y esta invasión de mi propio espacio me impedía descubrir sus intenciones, o mantenerlo a distancia de mi sorna.
-“Es un regalo milagroso, que te permitirá ver la vida desde otro ángulo…Y es tuyo sólo por 20 dólares”- Y agitaba, con energía ese objeto grande, cuadrado y plano, envuelto en papel de periódico.
(“¡¡¡Ah ahí está la razón!!!… intenta hacerse de algunos pesos a mi costa por un objeto que no puedo ver y que quizás sea robado…”).
-“No pienses así, pues te impedirá gozar del cambio… Sólo te cobro una mísera cantidad para que te consideres activo partícipe del regalo que recibirás”.
Los gestos y personalidad de aquel sujeto habían anulado mi defensa irónica, así que sólo me atuve a preguntar, sin carga emotiva, pero con gran curiosidad.
-“¿Y entonces en qué consiste el regalo?”.
– Su magia radica en que te arriesgues a comprarlo, confiando, sin haberlo visto ni probado previamente… Sólo te puedo decir que es un ESPEJO-VENTANA MÁGICO…. espejo por un lado y ventana por el otro… Y deberás contemplar primero el lado del espejo, con la mayor acuciosidad posible, dejándote impregnar por lo que descubras, pues una vez que lo voltees dejará de serlo”.
Mis pensamientos giraban como un torbellino, mi voluntad estaba frenada y mi corazón hervía de curiosidad ante lo novedoso de la situación… Mis manos sonámbulas buscaron en el bolsillo trasero y “desperté” con mis manos aferrando el bulto… el personaje había desaparecido, y todo parecía igual que siempre, salvo el bulto… ¡No había sido un sueño!
“Qué curioso!… es como salir de un sueño… lo mejor será desenvolverlo… ¡Sí!… es un espejo y esa soy yo… la instrucción es que mire con detalle, pero sólo me veo a mí , y ya me conozco…. Pero algo me impulsa a mirarme detenidamente…
Esos son mis labios con sus comisuras caídas, despreciativas, desesperanzadas, con la sonrisa muerta y el cigarro colgando, como un ramo de flores marchitas apoyadas en un féretro.
Ese es mi cuerpo displicente, aletargado, nauseado de presente, anclado en el pasado mustio y sin semillas de futuro… manos acostadas entre las sábanas de los bolsillos, sin esperar nada, adormiladas, sin voluntad de esfuerzo, como manos abiertas que dejan escurrir el manantial de la vida entre sus dedos.
Los pies entrecruzados y bostezantes, que han olvidado su misión, cual ebrios tirados en una cuneta.
Y ojos… esos ojos, que más que ojos son agujeros de madriguera vacía, sin vida.
¿Y no dicen que los ojos son las ventanas del alma?… ¿Es qué no tendré alma?
Pero… ¿Qué pasa….¡Este espejo es mágico!….Agranda mis ojos, me acerca a sus pupilas y puedo entrar por ellas…¡me puedo contemplar por dentro!
Mi lucidez me aplasta, por el “sin-sentido” de mi vida: ¡es desde aquí que nace el manantial de mi ironía y mi poco ánimo, mi ausencia, mi morir respirando… mi alma está flaca y agonizante, desfallecida, sin ánimos de sobrevivir “sufriendo” su inmortalidad… Quiero arrancar de esta celda maloliente, quiero abrir las ventanas de mi alma al mundo; quiero que entre luz y calor… necesito volver a alimentar de sentido mi existencia, para que renazca.
Y tal como comenzó, desapareció este embrujo del espejo, dejando una profunda huella en mí. Vuelvo a contemplar mi cuerpo, que parece otro, pues se ha enderezado, los pies se han descruzado, el cigarro está en el suelo y ahora mi cara está adornada con una sonrisa. Mis ojos brillan… ¡Ahora creo que esto ha sido un toque mágico!, y ahora me siento capaz de voltear el espejo …¡Y es cierto! Por este lado es una ventana… ¡Y que ventana!
Vuelve a pasar el viejito cojo, con una gran sonrisa, en la que ante son me había fijado: sus ojos relatan amor por la vida, sus pies vacilantes están sedientos de avanzar serenamente hasta el día de la despedida; se mente aún se alimenta de los cálidos recuerdos que se corazón atesora y cuya riqueza comparte con los demás con su sonrisa serena y su saludo sincero… En él leo que vale la pena envejecer de ese modo.
La mujer chillona retorna mostrando sus brazos corpulentos y dispuestos al esfuerzo, que en su rusticidad protegen a su hijo, que es su mayor ilusión… ella no le tiene miedo a la pobreza, ni al frío y menos al hambre, pues toda su vida lo ha enfrentado con coraje… sus ojos irradian fuerza interna que la inducen a avanzar por la vida sin quejas ni resquemores.
Los chicos juguetones transmiten su alegría y vitalidad natural que, de ser tanta, se esparce a raudales sonoros…
Están festejando, con entusiasmo desbordante, su capacidad corporal, la riqueza de sus movimientos, la fuerza de sus músculos, la agilidad mental de sus bromas… No les importa el barro, ni el frío, ni la fragilidad de sus ropas; sólo su presente, pues su futuro no tiene límite para ellos.
¡Soy otra!… ¡Me siento otra!…. otra inmensamente mejor y valiosa que hace una hora atrás…. ¡No estoy vacía!… tengo un motor interno que ha comenzado a funcionar y que impulsa a llenarme de esperanza y planes… ¡Quiero sonreír!… ¡Necesito sonreír!… Necesito irradiar lo que soy d verdad, mi amor por la vida, porque si no lo hago se convierte en dolor…. Quiero jugar en el barro con los niños: quiero acompañar al anciano para seguir descubriendo su riqueza; quiero acercarme a la mujer para decirle que su esfuerzo vale la pena, mientras le sonrío al niño, para darles ánimo y hacerlo sonreír también.
Quiero compartir mi alegría por vivir.
Y envolveré con el periódico este espejo mágico para ofrecerlo de igual modo a otro que lo necesite.
“¡Hola!… Tú que me estás leyendo ahora voremiano…. Te traigo un regalo estupendo… un valioso objeto que cambiará tu vida…”
Precioso, Yopis, como siempre para quitarse el sombrero. Si te parece recojo el objeto y se lo paso al siguiente que lo lea (con una sonrisa).
¡Que puedo decir! Magnifico, lo disfrute mas que la misma cena navideña jaja. Concuerdo con Alberto, me quito el sombrero. Texto absorbente en verdad. Bueno y de igual manera dejo el objeto para el siguiente voremio. Un abrazo.
Gracias por este espejo que nos hace ver las cosas positivas de la vida. Un cuento muy lindo.
Que tome el siguiente este espejo y quedémonos todos con un poco de esa visión positiva que nos proporciona.
!Yo también tomo el espejo después de haber leído tu hermoso texto, yopis!. Tomo el espejo y me asomo a la ventana. !Es cierto!engo ganas de sonrisas. Dejo el espejo para que el siguiente voremio o voremia tenga la oportunidad de sentir la misma intensidad. !Hermoso texto, yopis!. !Hermosa lección de vida!.
Me apunto a coger el espejo.
Eres una pequeña hechicera, que nos has insuflado optimismo a todos los que hemos leído tu texto. Gracias y enhorabuena.
Un beso.
¡Qué cambio más increiblemente radical! Es bueno borrar la mirada suspicaz y pensar positivamente a tu alrededor, ¡pero tampoco todo es de color de rosa!
Muy chachi, me gustó.