El hijo del coronel

PERSONAJES

Gustavo Gutierrez, coronel jubilado del ejército argentino
David Gutierrez, su hijo
Esposa de Gutierrez
David niño
David adolescente
Gabi, hijo adoptivo de David
Soledad, hija adoptiva de David
Gael Diaz
Gabriel Diaz, padre de Gael, ex desaparecido
Soledad Bianchi, madre de Gael, ex desaparecida
Gabriel joven
Soledad joven
Padre de Soledad
Madre de Soledad
Gael a un año


Gael a diez años
Elena, novia de David
Marco, amigo de Gael
Rodrigo Camara
Noemi Camara, su esposa
Nestor Kirchner, Presidente de Argentina
Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Argentinas
Comandante en Jefe del Ejército Argentino
Comandante en Jefe de la Armada Argentina
Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Argentina
El Rubio, sargento del ejército argentino
Sargento del ejército argentino
Tres Madres de Plaza de Mayo
Dos frecuentadores de un centro de agregación juvenil
Cuatro clientes de un bar
Visitantes de la feria de Senigallia

El cuento se desenvuelve en Milán y Buenos Aires entre el mes de febrero del año 2003 y el mes de noviembre del año 2004. Tres actos.

PRIMER ACTO

ESCENA UNO

La luz ilumina solamente a Gabriel joven y Soledad joven abrazados. Gabriel joven, de 20 años, tiene el pelo castaño y rizado. Soledad joven, de 18 años, tiene el pelo rubio, largo y liso y la piel clara. Los dos chicos se miran a los ojos sonriendo tiernamente.

GABRIEL JOVEN: Te amo, Soledad.
SOLEDAD JOVEN: Te amo, Gabriel.

Gabriel y Soledad jóvenes se besan. De la oscuridad salen de repente dos hombres con el uniforme de sargento del ejército argentino. Uno de ellos, bajo y gordo, tiene el pelo rubio y la piel morena. Los dos hombres en modo brutal colocan una capucha negra en la cabeza de Soledad joven y la arrastran fuera. Gabriel joven asiste al secuestro asombrado, sin reaccionar. La luz ilumina todo el escenario. Aparecen una mesa rectangular en cuyos bordes están fijadas unas cuerdas (parrilla) y un mueble sobre el cual está apoyado un generador de corriente eléctrica (picana). En la pared enfrente del público están colgados un cuadro de la Virgen, una fotografía enmarcada del presidente argentino Videla y una esvástica. Se oyen algunas descargas eléctricas seguidas por gritos y lamentos masculinos y femeninos. Gabriel joven se mira alrededor, desorientado y asustado. Gutierrez, con el uniforme de coronel del ejército argentino, entra y se coloca debajo de la fotografía de Videla.

GUTIERREZ: (con una sonrisa diabólica) De ti me ocupo yo, muchacho.

Gutierrez sigue sonriendo. Gabriel joven lo mira fijo, petrificado por el terror. Se oye el llanto fuerte y desesperado de un recién nacido. Oscuridad. El llanto continúa.

GABRIEL (V.F.E): (gritando) ¡Soledad! ¡Soledad! ¡El niño!

ESCENA DOS

Dormitorio de Gael. El ambiente es modesto. Los muebles son viejos y mal reducidos. Gabriel y Gael están tumbados en una cama matrimonial, debajo de las mantas. Gabriel, de 46 años, tiene el pelo gris y rizado. Gael, de 25 años, es de estatura media. Tiene el pelo negro y la piel morena. Gabriel hace movimientos convulsos. Gael lo sacude.

GABRIEL:(gritando) ¡Soledad! ¡El niño!
GAEL: (sacudiendo a Gabriel) ¡Papá! ¡Despiértate! ¡Despiértate! Sólo es una pesadilla.
GABRIEL: (se despierta) (confuso) ¿Dónde está Soledad?
GAEL: Mamá fue a trabajar. Dentro de poco regresará.

Gabriel y Gael se sientan. Entra Soledad. Es una mujer de 44 años, juvenil, de pelo rubio, largo y liso.

SOLEDAD: (preocupada) ¿Por qué estáis despiertos a esta hora? ¿Te encuentras mal, Gabriel?
GABRIEL: No.

Soledad se sienta sobre la cama y acaricia la cara de Gabriel.

SOLEDAD: ¿Dormiste bien?
GABRIEL: Sí.
GAEL: Te cansas demasiado haciendo los turnos de noche. Apenas encuentre un trabajo decente te despides. Yo mantendré a la familia.
SOLEDAD: No te preocupes por mí. Soy feliz así. Lo importante es estar todos juntos.
GAEL: Es frustrante vivir en este modo, sin plata, sin certezas. Yo no pretendo quizás qué. Me contentaría con un puesto de obrero o dependiente, con tal que me asegure un sueldo cierto. Distribuyendo octavillas publicitarias no se gana nada. Encima hoy está lloviendo. Me voy a mojar toda la ropa.
GABRIEL: Si yo también trabajara viviríamos mucho mejor. No soy más que una carga para vosotros, un ser inútil.
SOLEDAD: No digas esas cosas. No es culpa tuya si estás enfermo.
GAEL: (haciéndole cosquillas a Gabriel) Ahora te hago cosquillas y te curas.
GABRIEL: (riendo y contorcéndose) ¡Basta! ¡Basta!

Soledad mira a Gael mientras le hace cosquillas a Gabriel sonriendo. Oscuridad. Se oye un fuerte chaparrón que continúa hasta el inicio de la escena siguiente.

ESCENA TRES

Dormitorio de David. Muebles modernos. Dos puertas. Una de ellas comunica con un baño contiguo a la habitación. Entran David y Gael. David, de 31 años, es muy alto y tiene un buen físico. Tiene el pelo castaño largo hasta los hombros y sujetado con un elástico. Gael tiene la ropa y el pelo mojados y arrastra una bolsa con ruedas llena de folletos publicitarios.

GAEL: (enfadado) ¿Qué te crees? No tienes ningún respeto por los peatones. ¿Sólo porque viajas en un auto grande como un portaaviones te sientes el patrón de la calle?

Gael saca de la bolsa una octavilla mojada y la muestra a David.

GAEL: Mira mis octavillas. Están para tirarlas a la basura. Tengo mojados incluso los calzoncillos.
DAVID: Te repito que no lo hice adrede. Estaba distraído. Si hubiera visto el charco lo habría evitado.
GAEL: Ése era un lago, no un charco.
DAVID: Ahora te doy una toalla y ropa seca.
GAEL: ¿Tu eres argentino como yo, verdad? Se siente por la tonada.
DAVID: Mi padre es argentino. Sin embargo mi madre había nacido en Estados Unidos. Yo tengo la doble ciudadanía.
GAEL: ¿Tu madre ya no está entre nosotros?
DAVID: No. Murió en un accidente carretero, hace dos años.
GAEL: Lo siento….Yo también tengo la doble ciudadanía pues mis bisabuelos maternos eran lombardos. Es gracias a ella que pude venir a vivir en Italia. En Argentina la crisis económica llevó al hambre millones de personas y va de mal en peor. Todos aquéllos que tienen la posibilidad emigran. (se mira alrededor con curiosidad) ¡Qué grande es tu casa! Tienes que estar podrido de dinero. ¿Qué trabajo haces?
DAVID: El gerente de una empresa.
GAEL: ¿Y la empresa es tuya?
DAVID: Sí.
GAEL: Lo imaginaba. ¿Cuánto cuesta tu auto? ¿100.000 euros?
DAVID: No. Sólo 96.000 euros.
GAEL: ¡Vaya! Yo no tengo siquiera la plata para comprarme una ciclomotor usado….¿Tienes novia?
DAVID: Sí.
GAEL: ¿Desde hace cuánto tiempo estáis juntos?
DAVID: Desde hace cuatro años.
GAEL: ¿Habéis en previsión el matrimonio?
DAVID: ¡Qué curioso eres! Quítate la ropa si no cojerás frío.

Gael se quita la ropa dejándola caer al suelo y se queda en calzoncillos. David recoge del suelo la ropa de Gael.

DAVID: La llevo al baño.

David sale por la puerta del baño. Después de algunos segundos vuelve teniendo en mano una toalla que da a Gael. Gael empieza a secarse.

GAEL: ¿Vives desde hace mucho en Italia?
DAVID: Desde hace quince años.
GAEL: Mis viejos y yo estamos aquí desde hace sólo dos meses. Todavía no he encontrado una ocupación estable. En cambio mi madre, pese a ser graduada en letras, hace de sirvienta en una casa de reposo por una miseria. Desgraciadamente en este país no reconocen nuestros títulos de estudio.
DAVID: ¿Tu padre está desocupado?
GAEL: No, él sufre de depresión. No está en condiciones de trabajar.
DAVID: La depresión es una patología muy común hoy en día.
GAEL: Aunque distribuyo folletos publicitarios, en realidad yo soy un artista.
DAVID: (con interés) ¿De verdad?
GAEL: Sí. Soy músico, pinto, escribo, creo esculturas. Los sabados y los domingos vendo mis obras en los mercadillos. Pero no logro mantenerme con mi arte. Todavía no soy bastante conocido. Para ganar algo más me adapto a hacer rebusques precarios y mal pagados, como repartir octavillas.
DAVID: ¿Qué tipo de arte es el tuyo?
GAEL: Es difícil de explicar. Tendrías que verlo para entender. Mañana estoy en la feria de Senigallia.
DAVID: Iré seguramente.

David saca de un armario una camisa blanca y un traje gris y los apoya sobre la cama con cuidado. Gael tira la toalla sobre la cama, después se quita los calzoncillos dejándolos caer al suelo.

GAEL: Dáme también un par de calzoncillos.

David, bastante embarazado, saca del armario un par de calzoncillos y los da a Gael, que se los pone y después coge los pantalones del traje.

GAEL: ¿No tienes algo más moderno? Yo me avergüenzo de salir a la calle vestido como un viejo. Además estos pantalones son demasiado largos para mí.
DAVID: (con tono de broma) ¿Qué puedo hacer si eres un enanito?
GAEL: (con tono de broma) ¿Enanito? ¿Cómo te atreves? Si yo soy un enanito tú eres una momia egipcia.

David ríe.

GAEL: ¿Por qué ríes?
DAVID: Eres bufo como un patito mojado.

Gael coge la toalla de la cama y la da a David.

GAEL: Seca las plumas al patito si no se coge la gripa.

David pasa la toalla sobre el pelo de Gael. Gael le quita a David el elástico de los cabellos, dejándolo caer al suelo.

GAEL: Así eres más guapo.

David y Gael se miran a los ojos, sentiendo una atracción irresistible el uno por el otro.

GAEL: Es extraño. Nos acabamos de conocer. No sé nada de ti, ni siquiera tu nombre. Sin embargo me parece que tú siempre has formado parte de mi vida.
DAVID: Yo también tengo la misma sensación.
GUTIERREZ (V.F.E.): (en voz alta) ¡David! ¿Dónde estás?
DAVID: (alarmado) ¡Mi padre! Escóndete en el baño.

Gael sale corriendo por la puerta del baño. David recoge rápidamente el elástico del suelo y se sujeta los cabellos. Entra Gutierrez, en traje civil. Es un hombre de más o menos 65 años, de porte militar.

GUTIERREZ: ¿Qué haces todavía aquí?
DAVID: (embarazado) Estaba buscando unos documentos importantes para llevar a la oficina….¿Por qué volviste tan pronto?
GUTIERREZ: Ahora salgo de nuevo. Había olvidado los cigarrillos en casa. ¡Chau!
DAVID: ¡Chau!

Gutierrez sale. Inmediatamente después Gael entra mirando a David con hostilidad.

GAEL: He aquí donde os habíais metido. En Italia dándoos la gran vida.

David mira a Gael asombrado.

GAEL: ¿Te dicen algo los nombres Gabriel Diaz y Soledad Bianchi?

David continúa a mirar a Gael con asombro, sin hablar.

GAEL: Son mis padres, dos sobrevivientes de El Circo, el campo de concentración dirigido por tu viejo durante la dictadura.
DAVID: (muy embarazado) Es tarde. Tengo que irme a trabajar.
GAEL: ¡Qué cambio! ¿Ahora que sabes que provengo de una familia de comunistas ya no somos amigos?
DAVID: Tengo una reunión dentro de media hora.
GAEL: ¿Tú crees que es justo que los responsables de la muerte de 30.000 personas han quedado impunes, mientras sus víctimas no tienen siquiera una tumba donde sus parientes pueden llorarlos?
DAVID: Han pasado tantos años.

Gael mira a David con hostilidad, sin hablar. David coge un billete de 50 euros de una billetera que tiene en el bolsillo interno de la chaqueta.

DAVID: (pasándole el billete a Gael) Éste es por tus octavillas.
GAEL: (con rabia) ¡Dáme mi ropa!

David mete el billete en el bolsillo y sale por la puerta del baño. Después de pocos segundos vuelve y apoya la ropa de Gael sobre la cama. Gael se quita los calzoncillos que le había dado David, se pone de nuevo los suyos y se viste.

GAEL: Pensaba que tú eras diverso. Espero no volver a verte nunca más.

Gael sale dando un portazo. David, absorto en sus pensamientos, se desplaza hacia un lado del escenario. Bajo su mirada entran la mujer de Gutierrez y David adolescente. Los dos se sientan sobre la cama mirando al público. La mujer de Gutierrez, de más o menos 35 años, tiene los ojos claros y el pelo rubio. Después entra Soledad joven. La chica se sienta en una silla enfrente del público.

SOLEDAD JOVEN: Me llamo Soledad Bianchi. En 1976 tenía 18 años, vivía en Buenos Aires y era la novia de un chico de 20 años que se llamaba Gabriel Diaz. Yo iba a la escuela y en el tiempo libre me dedicaba al voluntariado. En cambio Gabriel era obrero y se empeñaba en las actividades de una organización sindical. Luchaba por los derechos de los trabajadores en el completo respeto a la legalidad, no era un terrorista….El 21 de septiembre Gabriel y yo fuimos secuestrados por un grupo de militares y llevados a un gran almacén de propiedad del ejército llamado El Circo. No me torturaron, pero desde mi celda sentiba a cada instante los gritos y los lamentos de los demás presos que eran golpeados y atormentados con la corriente eléctrica ….Todos los días los soldados molestaban y violaban a las mujeres, incluso aquéllas que estaban en avanzado estado de embarazo. Durante mi cautiverio siete de mis compañeras parieron y enseguida fueron separadas de sus bebés….Después de nueve meses me excarcelaron, con los dolores. Pocas horas después eché al mundo a mi único hijo Gael. En el hospital descubrí que mis padres habían sido obligados a ceder nuestra casa y todos nuestros bienes a un oficial para obtener mi liberación. No nos quedaba nada. Nos habíamos vuelto pobres….El hombre que nos robó todo ahora está sentado al banquillo de los acusados. Es el coronel Gustavo Gutierrez.
ESPOSA DE GUTIERREZ: (a David adolescente) Esa mujer miente.
SOLEDAD JOVEN: Busqué a Gabriel por todas partes pero desde el día de nuestro rapto nadie lo había visto, era como si se hubiera borrado del mapa. Por mucho tiempo no tuve noticias suyas pero nunca perdí la esperanza de encontrarlo….Después de tres años Gabriel también recuperó la libertad y nos casamos. Desgraciadamente mi marido no pudo volver a abrazar a sus padres, que mientras tanto habían muerto, ni a sus hermanos, que habían sido secuestrados por los militares y no habían vuelto a casa….Gracias al testimonio de un desaparecido sobreviviente nos enteramos que antes de ser matada la hermana de Gabriel dio a luz a un varón. Desde entonces nunca hemos parado de buscar a ese niño.
VOZ MASCULINA (V.F.E.): ¿Tiene algo más que añadir, señora Bianchi?
SOLEDAD JOVEN: Sí. El coronel Gutierrez merece la cadena perpetua.
ESPOSA DE GUTIERREZ: (a David adolescente) No entiendo por qué tu padre quiere hacerte asistir a toda costa a este espectáculo indecente.

David atraviesa el escenario y sale. Oscuridad. Empieza una música rock de alto volumen que continúa hasta el inicio de la escena siguiente.

ESCENA CUATRO

Centro de agregación juvenil. Gael está en compañía de Marco y tiene una expresión ceñuda. Marco, de 22 años, tiene el pelo largo hasta la mitad de su espalda. Lleva una chomba deformada, pantalones raídos y rasgados y un par de viejas botas.

GAEL: Aquí en Milán tendría que vivir uno de mis viejos compañeros de escuela. Se llama David Gutierrez.
MARCO: (sorprendido) ¿David Gutierrez?
GAEL: ¿Lo conoces?
MARCO: No en persona. Sólo me acuesto con su chica.
GAEL: ¡No!
MARCO: Tienes que ver su cuerpo. Es altísima, con el pelo largo y rubio. Se encarga de las relaciones públicas en una empresa de cosméticos.
GAEL: ¡Cuéntaselo a tu abuela! Una chica así nunca traicionaría a mi amigo con un pobretón como tú. David es el dueño de una fábrica y maneja un auto de 100.000 euros.
MARCO: Es verdad. Pero tiene un pequeño defecto: es impotente.
GAEL: ¡No!
MARCO: Bueno, no del todo impotente, casi impotente. Elena me dijo que sus relaciones duran pocos segundos y que a veces él ni siquiera lo consigue. Fue visitado por muchos médicos, en el exterior también, pero no solucionó nada.
GAEL: ¿Qué más sabes de David? ¿Cómo es de carácter?
MARCO: Aburrido, previsible, conformista. Antes estaba morbosamente apegado a su madre. Desde que ella murió hace todo lo que le ordena su padre. Es un débil, uno de esos tipos dóciles, serviciales, sin personalidad.
GAEL: ¿Por qué Elena no lo deja?
MARCO: Son novios desde hace cuatro años. Aunque ya no lo ama le tiene cariño.
GAEL: ¡Cuentos! Ésa quiere su dinero. Es una aprovechadora, una arribista.

Empieza una música rock de alto volumen. La musica continúa hasta el inicio de la escena siguiente.

ESCENA CINCO

Salón de la casa de Gutierrez. El cuarto está decorado con lujo. Una mesa con seis sillas. Un perchero. Un sofá. Un sillón. Una mesilla sobre la cual están apoyados un cenicero, una botella de licor y un vaso. Un televisor. Gutierrez hace zapping sentado en el sillón y fuma un cigarrillo. David entra teniendo en mano un maletín.

DAVID: ¡Hola!
GUTIERREZ: (con tono de reproche) Siempre vuelves tarde a casa. Lo sabes que detesto cenar solo.

Gutierrez bebe un sorbo de licor, después sigue con el zapping. David apoya el maletín sobre una silla, cuelga la chaqueta en el perchero y se acerca a su padre.

GUTIERREZ: ¡Quién se ve! ¡El cardenal Bauer!

Posa el telemando sobre la mesilla y en su rostro aparece una expresión de asco mezclado a la rabia.

GUTIERREZ: ¡Cara de culo! Una vez lo encontré en el aeropuerto y fingió que no me reconocía. Aspira a convertirse en papa, el rufián. Por fortuna sus sucios chanchullos para reunir votos son destinados a fracasar miseramente. Nadie le creió cuando renegó de su amistad con el presidente Videla. Si fuera elegido los paladines de los derechos humanos armarían un jaleo y la iglesia católica es demasiado ávida para arriesgar de perder millones de fieles….Mira cómo se pavonea, ese panzón engreído. Tengo que admitir que la pantomima siempre ha sido su fuerte.

Junta las manos y adquiere una expresión contrita.

GUTIERREZ: (con un tonillo lamentoso) ¿Cómo podía saber que aquéllos eran corruptos, malhechores, que mataban a sus adversarios políticos? Enfrente mía siempre tuvieron una conducta integérrima. Nunca sospeché de nada. (baja las manos) (con rabia) ¡Judas! ¡Les has dado la espalda a tus hermanos por la púrpura pero la tiara sobre tu pelada nunca la meterás!

Coge el telemando y apaga el televisor.

GUTIERREZ: ¡Vete a tomar por el culo tú, el santo padre y todos los parásitos con el hábito! (pone de nuevo el telemando sobre la mesilla) Ese saco de mierda me ha amargado la velada.
DAVID: (sorprendido) ¿El cardenal Bauer también era un cómplice de la dictadura? No lo habría dicho.
GUTIERREZ: (con tono resentido) En Argentina nunca hubo una dictadura, sino una junta militar, de la cual su eminencia era un ferviente partidario, aunque ahora lo niega, no un cómplice, como lo defines tú. Hablas de las fuerzas armadas como de una banda de criminales.
DAVID: Perdona. Usé un término improcedente.
GUTIERREZ: Nuestro cometido consistía en restablecer y mantener el orden y la seguridad en el país…. Colaborábamos con los servicios secretos de las mayores democracias del mundo: Estados Unidos, Francia, Israel. Tu padre no era un gángster.
DAVID: (silencio) En el período de la….lucha contra el terrorismo ¿mamá tenía conocimiento de tus verdaderas tareas?
GUTIERREZ: No. Y aunque lo hubiera tenido no le habría importado un carajo de los peligros que yo corría. Era una mujer ferozmente egocéntrica. Amaba solamente a sí misma.
DAVID: ¿Es verdad que algunos capellánes del ejército violaban el secreto de confesión para obtener informaciones de los disidentes y de sus familiares? No logro siquiera concebir un comportamiento tan…. moralmente reprobable.
GUTIERREZ: ¡Vaya! ¡Que escándalo! Desde siempre los sacerdotes para reírse en compañía largan a sus colegas las chanchadas que salen de las bocas de los fieles. Sólo uno como tú puede creer a una cagada como la del secreto de confesión. Te tragaste todas las bolas que te contaron tus profesores salesianos.
DAVID: ¿Ocurrieron casos en que….te encontraste en la necesidad de….torturar a los prisioneros para inducirlos a hablar?
GUTIERREZ: No. Yo desempeñé exclusivamente cargos administrativos. No entraba nunca en contacto con los subversivos.
DAVID: ¿Quién autorizaba las torturas en El Circo?
GUTIERREZ: No se trataba de verdaderas torturas. Las llamaría más bien fuertes presiones psicológicas. Los mismos procedimientos utilizados en todas las comisarías del mundo con los sospechosos.
DAVID: Si las torturas no eran admitidas, ¿cómo justificas las fosas llenas de cadáveres de desaparecidos con signos evidentes de fracturas?
GUTIERREZ: (empezando a ponerse nervioso) Yo no debo justificar absolutamente nada. Que tú lo creas o no en mi sección cada abuso era castigado duramente. Yo siempre traté a los presos con humanidad. Eran los suboficiales que los golpeaban y a menudo causaban su muerte. Lo hacían a escondidas de sus superiores, para divertirse. Luego escribían en los registros: fallecimiento debido a causas naturales o a suicidio.
DAVID: ¿Quieres decir que pasaron 30.000 homicidios por muertes naturales o suicidios?
GUTIERREZ: ¡Pues qué 30.000! Habrán sido como maximo 9.000.
DAVID: Y las otras 21.000 personas por las cuales se hicieron denuncias de desaparición ¿adónde fueron a parar?
GUTIERREZ: Se esconden en el exterior.
DAVID: ¿Por qué después de tantos años todavía se esconden y no vuelven a sus familias?
GUTIERREZ: Si no consigues comprenderlo solo, es inútil que te lo explique.
DAVID: Es increíble que el sadismo de pocos sargentos y cabos haya provocado 9.000 víctimas.
GUTIERREZ: Los suboficiales eran incontrolables. Esa gentuza violenta y insubordinada, sin educación ni cultura, además de desacreditar la junta militar nos hizo perder las Malvinas. ¿Cómo se puede ganar una guerra con un ejército de cabezas de chorlito y pusilánimes?
DAVID: Los sobrevivientes de los centros clandestinos de detención sostienen que los oficiales también participaban en las sesiones de torturas.
GUTIERREZ: (poniéndose cada vez más nervioso) ¡Son todos embustes! ¿La palabra de los terroristas vale más que la de tu padre? ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio?
DAVID: Algunos oficiales arrepentidos, como Duarte y Agostini, confirmaron las acusaciones de los sobrevivientes.
GUTIERREZ: (con tono irritado) ¿Duarte y Agostini arrepentidos? Esos dos chacales fueron pagados millones de pesos por la prensa comunista por sus asquerosas revelaciones. Incluso los retrasados mentales lo han entendido, mientras tú no. Te haces engatusar por todos….A veces pienso que es imposible que tú seas mi hijo. No te pareces a mí en nada….Nunca has querido enfrentar ciertas cuestiones. ¿Por qué lo haces ahora?
DAVID: Empezaste tú cuando viste ese cardenal en televisión. De todos modos si esta cosa te pone nervioso cambiamos de tema.
GUTIERREZ: Es mejor. Ocupémonos de cosas más importantes. ¿Cómo va la refacción de tu departamento? Ahora que la casa está casi lista te decidirás por fin a establecer la fecha del matrimonio. Lo sabes que no veo la hora de llegar a ser abuelo. Ya me imagino paseando a mis nietecitos en el parque y exhibendolos con orgullo delante de amigos y conocidos.
DAVID: En este período Elena y yo estamos ambos muy ocupados con el trabajo. No tenemos tiempo para organizar la ceremonia.
GUTIERREZ: ¡Siempre pretextos! Sigues aplazando de mes en mes. Tengo la impresión de que quieres hacerme un desprecio.
DAVID: ¿Por qué razon tendría que hacerte un desprecio?
GUTIERREZ: No lo sé. (con tono rencoroso) Es como con el pelo. Te habré dicho mil veces que te lo cortes, que es demasiado largo, que pareces afeminado, pero para desafiarme te lo dejas crecer todavía más. Eres rebelde y obstinado. No atiendes nunca mis consejos. Haces siempre lo que se te antoja….Espero que tus hijos serán diversos de ti, siempre que te dignes a echarlos al mundo.
DAVID: (baja la cabeza) (con tono resignado) Mañana hablaré con Elena.

Gutierrez se levanta y sale. Después de algunos instantes bajo la mirada de David entran los padres de Soledad y la esposa de Gutierrez. Los primeros dos se sientan en el sofá. Ambos, de más o menos 45 años, tienen un aspecto señorial. La esposa de Gutierrez se sienta en el sillón, rígida y con la mirada impasible.

MADRE DE SOLEDAD: Usted es nuestra última esperanza, señora Gutierrez. Hemos llamado a todas las puertas, inútilmente. Le suplico, pida a su marido que localize la cárcel donde está encerrada nuestra hija. Soledad nunca se ha ocupado de política. Fue detenida por error.

ESPOSA DE GUTIERREZ: (con frialdad) No puedo ayudarles. Lo siento.

La madre de Soledad empieza a llorar, después se enjuga las lágrimas con una mano. David niño de cinco años entra y se le acerca.

ESPOSA DE GUTIERREZ: ¡David! Vete a jugar a tu habitación.
DAVID NIÑO: ¿Por qué lloras?
MADRE DE SOLEDAD: Porque se llevaron a mi niña.

David niño mira a la madre de Soledad con una expresión asombrada y al mismo tiempo disgustada. Oscuridad.

ESCENA SEIS

Bar. David y Elena están sentados a una mesa. Elena tiene 25 años y es muy alta. Tiene un físico vistoso y el pelo largo y rubio. Está vestida y maquillada llamativamente. Al lado de David y Elena hay dos mesas vacías. Detrás de ellos están sentadas cuatro personas, tres hombres y una mujer. Elena lee el menú. Bajo la mirada de David entran Gabriel y Soledad jóvenes junto a Gael niño de diez años. Este último tiene en mano una copa de helado. Los tres se sientan a una mesa. Gael niño empieza a comerse el helado. Pocos instantes después entran Gutierrez, en traje civil, su esposa y David adolescente. Soledad joven los nota y los mira con insistencia.

ESPOSA DE GUTIERREZ: (en voz baja) Hay Soledad Bianchi. Nos ha visto.

Gutierrez se sienta a una mesa.

GUTIERREZ: ¡Sentaros!

La esposa de Gutierrez y David adolescente se sientan junto al coronel. Todos los clientes del bar se vuelven hacia Gutierrez y lo miran, provocando el embarazo de su mujer y de David adolescente.

GUTIERREZ: A pesar de que no me dejas llevar el uniforme me reconocen lo mismo. Soy una persona famosa. (en voz alta para hacerse sentir por todos los presentes) Quien no agradece mi presencia no está obligado a quedarse.

ESPOSA DE GUTIERREZ: ¡Gustavo!

Soledad joven con gestos nerviosos saca de su cartera un billete y lo tira sobre la mesa.

SOLEDAD JOVEN: (levantándose) ¡Vámonos!
GAEL NIÑO: ¡Pues si todavía no he terminado el helado!
SOLEDAD JOVEN: Te compraré otro. No estaremos un minuto más en la misma habitación con un criminal.

Gabriel joven y Gael niño se levantan. Soledad joven pone las manos sobre los hombros de su hijo y lo hace volver hacia Gutierrez.

SOLEDAD JOVEN: Observa con atención a ese hombre, Gael. El coronel Gustavo Gutierrez fue condenado a 20 años de reclusión, sin embargo gracias a la ley de Obediencia Debida en vez de pudrirse en una prisión por el resto de sus días está completamente libre. Observa su cara y no la olvides nunca. ¡Ésa es la cara de un asesino, un torturador, un ladrón!

Gutierrez mira a Soledad joven y a Gael niño con una sonrisa desafiante. Gabriel y Soledad jóvenes y Gael niño salen, enseguida imitados por los cuatro clientes del local.

GUTIERREZ: ¡Puta!
ESPOSA DE GUTIERREZ: ¡No digas obscenidades delante del niño!
GUTIERREZ: (con rabia reprimida) Yo digo lo que me da la gana.
ESPOSA DE GUTIERREZ: Es la tercera vez que nos humillan en un local público. No soporto más el desprecio que nos rodea.
GUTIERREZ: Es un problema tuyo. Me importa un huevo lo que piensan de mí.
ESPOSA DE GUTIERREZ: El niño sufre por esta situación.
GUTIERREZ: (con tono irritado) ¿Y tú crees que yo no sufro? Me maté por el trabajo, arriesgué la vida miles de veces por mi país y como recompensa intentaron meterme en chirona.
ESPOSA DE GUTIERREZ: Lo sé, pero….
GUTIERREZ: Lo sabes pero se te da un bledo. Lo único que cuenta para ti es David. Tiene 16 años y lo consideras todavía un crío. Lo proteges de todo y de todos. No querías siquiera que asistiera al juicio.
ESPOSA DE GUTIERREZ: ¡Baja la voz! El camarero nos está mirando.
GUTIERREZ: No hay nada que me hace cabrear más que tu ipocresía. No hagas esto porque no está bien. No hagas aquello porque si no te critican. No digas palabrotas. No grites. Los vecinos nos sienten. ¡Qué se jodan los vecinos!
DAVID ADOLESCENTE: (exasperado) ¡Papá! ¡Basta!
GUTIERREZ: (a David) Tú siempre estas de parte de tu madre. Os habéis coligado contra mí.
ESPOSA DE GUTIERREZ: ¡Cálmate!
GUTIERREZ: ¿Qué tendría que hacer para complacerte? ¿Despedirme del ejército, cambiar de nombre, camuflar mi cara con pelucas y bigotes falsos?
ESPOSA DE GUTIERREZ: Yo sólo deseo defender a David de la maldad de la gente. Podríamos trasladarnos al exterior y empezar una nueva actividad. Abrir una tienda o una fábrica. La plata para invertir no nos falta.
GUTIERREZ: ¡No! Quítate esa idea de la cabeza. No dejaré nunca la Argentina.
ESPOSA DE GUTIERREZ: Lo haré yo con el niño. Estoy resuelta a todo por el bien de mi hijo. También a pedir la separación.
GUTIERREZ: (silencio) ¡Vamos a ver! ¿Adónde tienes la intención de irte?
ESPOSA DE GUTIERREZ: A los Estados Unidos, cerca de mi familia.
GUTIERREZ: ¡No! Tus parientes no los quiero más ver ni en fotografía.
ESPOSA DE GUTIERREZ: Entonces vámonos a otro lugar cualquiera. Pero lejos de aquí.
ELENA: (posa el menú) ¿Qué programas tienes para hoy?

David no responde, absorto en sus pensamientos.

ELENA: ¡David! ¿Me escuchas?

David se sobresalta y mira a Elena.

ELENA: Te he preguntado qué programas tienes para hoy. ¿En qué estabas pensando?
DAVID: En el pasado….¿Por qué no vamos a la feria de Senigallia?
ELENA: (escandalizada) ¿A la feria de Senigallia? ¿Te has vuelto loco?
DAVID: Sólo era una propuesta. Creía que era una idea original para pasar una tarde diferente de las demás. Últimamente vamos siempre a los mismos sitios.
ELENA: Si para ti es importante vámonos a la feria de Senigallia.

Oscuridad.

ESCENA SIETE

Mercadillo. Soledad está de pie detrás de un puesto sobre el cual están expuestos cuadros y esculturas. Gabriel está sentado en un taburete, con una expresión atontada. En el suelo, al lado del puesto, están apoyadas algunas esculturas que se parecen vagamente a unas jirafas. Gael entra y se acerca a su madre mostrándole un videocassete.

GAEL: ¡Lo encontré! Hace tanto tiempo que lo buscaba.
SOLEDAD: “La noche de los lápices” de Olivera. El videocassete que habías perdido.
GAEL: Lástima que en nuestra casa no hay una videograbadora.
SOLEDAD: En cuanto podamos nos compraremos una. (a Gabriel) Cariño, si tienes frío vamos en un bar para calentarnos.
GABRIEL: No tengo frío.

Entran David y Elena. La chica tiene una expresión contrariada.

DAVID: ¿Has visto algo bonito?
ELENA: ¿En este montón de trapos y baratijas?

David y Elena se acercan al puesto de Gael y miran las obras expuestas. Gael los observa sorprendido.

DAVID: (a Gael) ¿Qué representan esas esculturas apoyadas en el suelo?

David y Gael se acercan al grupo de jirafas.

GAEL: Son jirafas.
DAVID: (en voz baja) Querría hablar contigo. Pero no aquí, en un lugar menos atestado de gente.
GAEL: Nunca me habría esperado que vinieras.
DAVID: (en voz baja) En mi oficina, el lunes.
GAEL: ¿A qué hora?
DAVID: (en voz baja) Cuando es cómodo.

David saca del bolsillo de la chaqueta una tarjeta de visita y la da a escondidas a Gael.

DAVID: (en voz baja) Ésta es mi dirección, junto con el número de mi móvil. (levantando el tono de voz) Me llevo la más pequeña.

Gael mete la tarjeta de visita en el bolsillo de los pantalones y coge la escultura más pequeña, después él y David vuelven al puesto.

GAEL: Son 150 euros.
ELENA: ¿150 euros? Me parece un precio excesivo.

David saca de la billetera 150 euros y los da a Gael. Gael junto a la escultura le da el videocassete de la película de Olivera.

GAEL: Ésta es un obsequio. Es una película basada en la verdadera historia de siete estudiantes argentinos raptados y asesinados por los militares durante la dictadura. Sólo uno de ellos se salvó.
DAVID: Gracias. Esta noche lo veo. ¡Hasta luego, Gael!
GAEL: ¿Quién te dijo mi nombre?
DAVID: Nadie. Lo recordaba. Nosostros ya nos conocimos, hace muchos años, en Argentina. ¡Chau!

David y Elena se alejan del puesto bajo la mirada de Gael y Soledad.

ELENA: ¡150 euros por una estatuilla alta 20 centímetros! ¿Compraste ese horror por qué te gusta o por qué querías hacer la caridad a esos tres pelagatos?
DAVID: Me ha venido un fuerte dolor de cabeza. Volvemos a casa.
ELENA: Sí, vámonos. No aguanto más en toda esta desolación….Tú, sin embargo, a lo que parece te encuentras en tu medio….Mañana ¿adónde me llevas? ¿A visitar un basurero?
DAVID: ¡Deja de rezongar como una mujerzuela histérica! ¡Me has cansado!
ELENA: (adquiere una expresión incrédula) ¿Qué te pasa?

David se queda callado y aparta la mirada.

ELENA: Hoy estás raro.

David y Elena salen.

SOLEDAD: (a Gael) ¿Por qué le diste el videocassete?
GAEL: Ése es el hijo del coronel Gutierrez. Vive él también en Milán con su viejo. Su madre murió en un accidente de coche hace dos años.
SOLEDAD: (preocupada) ¿Le dijiste quiénes somos?
GAEL: No.
SOLEDAD: Si vuelves a verlo evítalo. No quiero tener problemas con Gutierrez. Papá se encuentra mal y necesita tranquilidad.

Oscuridad.

ESCENA OCHO

Dormitorio de David. David, sentado en la cama debajo de las mantas, mira la televisión. Sobre el velador está apoyada la escultura de Gael. Gutierrez abre la puerta sin llamar y entra.

GUTIERREZ: ¡Entonces! ¿Fijasteis la fecha?

David se sobresalta, coge rápidamente el telemando apoyado sobre la cama y apaga el televisor. Gutierrez se acerca a su hijo.

GUTIERREZ: (sospechoso) ¿Por qué apagaste? Enciende. Yo también quiero ver.

David, embarazado, mira a su padre sin hablar.

GUTIERREZ: (con una sonrisa maliciosa) ¡Ah, he comprendido! Te he agarrado con las manos en la masa. Estabas mirando un videocassete pornográfico. No eres tan perfecto como intentas hacer creer.
DAVID: Es una película histórica.
GUTIERREZ: ¡Sí, histórica! ¡Qué vergüenza! Esas suciedades no se miran….se hacen. ¡Si yo tuviera tu edad!

Gutierrez nota la escultura de Gael y se le acerca, observándola con curiosidad.

GUTIERREZ: ¿Qué es este garabato?
DAVID: Es una jirafa. La compré en un mercadillo.
GUTIERREZ: ¿Cuánto la pagaste?
DAVID: (después de algunos instantes de vacilación) 15 euros.
GUTIERREZ: Como de costumbre te han jodido.
DAVID: Es una obra de Gael Diaz….¿Recuerdas la familia Bianchi Diaz?
GUTIERREZ: ¡Pues claro que la recuerdo! Soledad Bianchi fue una de mis acusadoras más encarnizadas en el juicio. La recuerdo como si fuera hoy, con la baba en la boca como una perra idrófoba, inventándose las peores infamias sobre mí, mientras esos hijos de puta de los jueces le sonreían complacidos. No me atrevo a pensar en cuantos inocentes habrían ido en prisión si el Parlamento no hubiera puesto fin a las persecuciones de la magistratura con las leyes de amnistía.
DAVID: Hay jueces que consideran esas leyes inconstitucionales. En los últimos tiempos hicieron detener a muchos militares que se habían beneficiado con ellas.
GUTIERREZ: A mí no me cogen ni muerto. ¡Boludos! Yo sabría como hacerle bajar el copete a esa canalla.
DAVID: ¿Te acuerdas también del marido de Soledad?
GUTIERREZ: Ése era una de mis joyas. Una perla. Si todos hubieran sido como él habríamos aniquilado la guerrilla en un mes.
DAVID: ¿Qué quieres decir?
GUTIERREZ: Que era un traidor. No entiendes nada de nada.
DAVID: ¿Por traidor quieres decir un colaborador?
GUTIERREZ: Quiero decir una espía. Para salvar a su chica denunció media Argentina. Cuando salió de El Circo se fue derecho a un manicomio y allí se quedó ocho meses hasta que esa loca se fue a recogerlo. ¡A la fuerza! Le servía un padre para su bastardo.
DAVID: ¿Qué bastardo?
GUTIERREZ: El mocoso que tuvo con un sargento que trabajaba en la cárcel.
DAVID: ¿Soledad fue violada?
GUTIERREZ: Sí….Una sola vez. Naturalmente cuando descubrí que se había ocurrido ese vergonzoso episodio tomé enseguida medidas disciplinarias muy severas contra el culpable. Ya te lo dije que los suboficiales estaban al mismo nivel de las bestias. (con asco) Feos, sucios, ignorantes, vulgares. No había manera de tenerlos a raya. Hacían lo que querían.
DAVID: ¿Cómo era el verdadero padre de Gael?
GUTIERREZ: Un bidón con las piernas. Moreno, bajo, gordo y siempre sudado. El uniforme le estaba tan estrecho que cuando se sentaba se le saltaban los botones. Tenía el pelo negro pero un día se lo teñó de rubio para parecerse a un famoso divo de las telenovelas de esa época. Desde entonces el sargento Lazo fué apodado el Rubio. La primera vez que vi al hijo de Soledad Bianchi entendí al instante que era suyo. Tienen la misma jeta mugrienta de seminegro.
DAVID: En el juicio Soledad dijo que sus padres a cambio de su liberación….pagaron un rescate.
GUTIERREZ: ¿No serás tan imbécil como para creerle?
DAVID: No….Pero siempre me he preguntado dónde encontraste la plata para comprar la fábrica.
GUTIERREZ: (con dureza) No me gustan tus insinuaciones de mierda. Sabes perfectamente de donde llega la plata. La heredé de mi tía. ¿Dudas acaso de mi honradez?
DAVID: No. Discúlpame si te he ofendido. (silencio) Los Diaz han venido a vivir en Italia. Creo que la pasan muy mal económicamente. El hijo es un artista pero para mantenerse reparte octavillas publicitarias.
GUTIERREZ: (rompe en en una risa maligna) ¿Un artista? Entonces es maricón. Artistas, peluqueros, estilistas, curas, son todos maricones. El problema no es el Sida. La verdadera peste de los últimos 20 años se llama mariconería. ¡Ah, en qué tiempos vivimos! Cuando yo era joven no había tantos pervertidos y los pocos que había se escondían. Ahora sin embargo desfilan en las calles y se exhiben en televisión….El otro día mis amigos y yo competimos a quien enumeraba el mayor número de sinónimos de maricón que conocía. Siente cuantos encontramos: homosexual, gay, invertido, pederasta, sodomita, travestí, transexual, mariposa, mariposón, sarasa, pluma, marica, cula….cómo se dice, ayudame, culastrón. Bollo sólo se usa para las mujeres. ¿Tienes otras palabras que agregar a la lista?
DAVID: ¿Por qué siempre le tomas el pelo a los homosexuales?
GUTIERREZ: ¿Qué pregunta es ésta? ¿Te parece normal que un hombre lo meta en el culo y en la boca a otro hombre? Me entran ganas de vomitar sólo si lo pienso.

David aparta la mirada y se queda callado, con una expresión contrariada.

GUTIERREZ: En esta casa tendríamos que colgar el cartel “prohibido bromear”. Cada vez que cuento un chiste gracioso sobre los maricones, los negros o los judíos me toca chuparme tu cara torva por una semana. Yo seré racista pero ni siquiera tú eres un santo, querido mío. Tú eres la prueba viviente que la respetabilidad es la máscara detrás de que se esconden los porcachones. Te escandalizas por mi lenguaje chocarrero….

Con un gesto de sorpresa Gutierrez coge el telemando de las manos de David.

GUTIERREZ: (con una sonrisa complacida) Y miras las películas porno a escondidas.

Gutierrez enciende el televisor, mira la pantalla por algunos segundos y su sonrisa desaparece lentamente de sus labios.

GUTIERREZ: (con rabia reprimida) ¿Qué carajo es esto?
DAVID: (embarazado) “La noche de los lápices” de Olivera. Me la dio Gael junto a la escultura….Por demasiado tiempo preferí no saber nada. Ahora siento la exigencia de conocer la verdad hasta el fondo.
GUTIERREZ: ¿Qué verdad? ¿La de una película de propaganda comunista desleal y facciosa? ¿La verdad de los terroristas?
DAVID: Yo opino que tenemos la obligación de escuchar también su versión de los hechos.
GUTIERREZ: ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?

David no responde y aparta la mirada, embarazado.

GUTIERREZ: (con una explosión de rabia) ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? ¡Idiota! ¿Te se ha secado el cerebro? Dilapidé una fortuna para hacerte frecuentar las más renombradas escuelas del mundo y al final te convirtiste en un deficiente. Es mejor que me vaya antes de que te rompa esa porquería de escultura que compraste en la cabeza.

Gutierrez sale dando un portazo. Oscuridad.

ESCENA NUEVE

Oficina de David. David está sentado a un escritorio y lee unas hojas. Levanta la cabeza y bajo su mirada entran Soledad joven y sus padres. Soledad joven empuja un cochecito en el que está sentado Gael niño de un año.

SOLEDAD JOVEN: (a Gael niño) Mira el perrito. (a sus padres) Gael adora los perros. Le regalaré uno.

Entran Gutierrez, de uniforme, su esposa y David niño de siete años. David niño se acerca a Gael niño.

DAVID NIÑO: ¡Hola! ¿Cómo te llamas?

Soledad joven se percata de la presencia de Gutierrez. David niño acaricia a Gael niño. Soledad joven con un movimiento brusco tira hacia atrás el cochecito.

SOLEDAD JOVEN: ¡No lo toques! ¡No tienes que tocarlo!

Soledad y sus padres salen rápidamente. David niño los mira mientras se alejan con una expresión mortificada.

ESPOSA DE GUTIERREZ: (a David niño) No llores, amor mío. Todas las madres son celosas de sus críos.

Se oye el sonido de un teléfono. David responde a un teléfono que está apoyado sobre el escritorio. Mientras habla Gutierrez, su esposa y David niño salen.

DAVID: ¡Aló!….Lo acompañe enseguida a mi oficina.

David cuelga el teléfono. Después de algunos segundos se oye llamar a la puerta.

DAVID: ¡Adelante!

Gael, con una actitud desconfiada, entra y se acerca al escritorio.

DAVID: Siéntate.
GAEL: No. Me quedo de pie.
DAVID: (embarazado) Te pido disculpas por la manera de reaccionar que tuve el otro día. No tenía palabras. Me sentía terriblemente embarazado. Es necesario que tú sepas que considero el periodo de la dictadura en Argentina una página negra de la historia, una tragedia terrible que espero que no se repita nunca más.
GAEL: ¿Me hiciste venir aquí sólo para decirme esto?
DAVID: No. Un cliente nuestro está buscando a empleados administrativos y me he permitido señalarle tu nombre y él de tu madre. Si me dejas vuestros datos os hago contactar para una entrevista.
GAEL: ¿No hay sitio para nosotros en tu empresa?
DAVID: (después de algunos instantes de vacilación) Por el momento el personal está al completo.
GAEL: ¡Qué falso eres! La verdad es que si nos contratas y tu viejo se entera se arma un berenjenal.
DAVID: Me gustaría mucho dar una ayuda económica a ti y a tu familia.
GAEL: No quiero tu limosna.
DAVID: No se trata de limosna sino de un acto de reparación.
GAEL: No puede haber ninguna reparación. Los muertos no resucitan y las cicatrices causadas por las torturas no se borran.

Gael se dirige hacia la puerta.

DAVID: ¡Gael, espera! Vi el videocassete que me regalaste. (Gael se para) Era muy conmovedor….En mi casa nunca hablábamos de la dictadura. Mi madre no quería.
GAEL: (se vuelve hacia David) Si te interesa te traigo unos libros de historia sobre ese periodo.
DAVID: Sí, gracias.
GAEL: ¡Chau!
DAVID: ¡Chau!

Gael sale. Oscuridad.

ESCENA DIEZ

Salón de la casa de Gutierrez. Gael está sentado en el sofá y tiene en mano dos libros. David entra teniendo en mano un maletín. Gael se levanta y se le acerca. Al ver a Gael David se queda muy sorprendido.

GAEL: ¿Te he asustado? No entré por la ventana. Me hizo entrar la camarera….Como un verdadero ricachón explotador argentino te cogiste una boliviana.
DAVID: Es mi padre quien elije los domésticos.
GAEL: Éstos son los libros que me pediste.
DAVID: Apóyalos nomás sobre la mesa.

Gael pone los libros sobre la mesa. David posa el maletín sobre una silla y cuelga la chaqueta en el perchero.

GAEL: Esta tarde fui a tu oficina para dártelos pero no estabas.
DAVID: Podías dejarlos a mi secretaria.
GAEL: (levantando los hombros, con indiferencia) Abría pasado por esta zona de todos modos por trabajo.
DAVID: Tal vez sea preferible que te vayas. Mi padre volverá por momentos.
GAEL: ¿Y qué?

Gutierrez entra y al ver a Gael se endurece.

GUTIERREZ: (a Gael) (con tono irritado) ¿Qué haces tú aquí? ¡Vete inmediatamente! ¡No te quiero en mi casa!
GAEL: Ésta es también la casa de David.
DAVID: Gael, por favor, vete ahora.

Gutierrez nota los libros de Gael sobre la mesa.

GUTIERREZ: ¿Qué es esta bazofia? ¡Llévatela! (agarrando los libros y lanzándolos al suelo) ¡Me limpio el culo con tus libros!
DAVID: ¡Papá! ¡Por favor!
GAEL: Tu viejo tiene miedo de que tu descubras la verdad.
GUTIERREZ: Eres tú quien tiene que tener miedo a la verdad. Estoy seguro de que nadie te contó que Gabriel Diaz es un traidor. No tuvimos siquiera necesidad de torturarlo. Denunció espontáneamente a todos sus compañeros del sindicato y a sus hermanos. Después por el remordimiento se volvió loco y lo encerraron en un manicomio.
DAVID: ¡Papá! ¡Basta ya!
GUTIERREZ: (a David) ¡No! Me ha provocado él. (a Gael) Ahora viene lo mejor. Gabriel Diaz no es tu verdadero padre. Tu madre fue violada por mis hombres y quedó embarazada de ti. Cuando supo que esperaba un hijo quería morir. No comía y no bebía más. Ella te odiaba.
GAEL: (desconcertado y incrédulo) No es verdad.
GUTIERREZ: Si no me crees pregúntalo a los interesados. Me he divertido bastante. ¡Vete! ¡No quiero ver tu cara de maricón por el resto de mi vida! (lanzando lejos los libros de Gael con una patada) ¡Y llévate tu inmundicia!

Gael es como paralizado.

GUTIERREZ: (con una sonrisa complacida) ¿Pensabas que eras listo, no? Pero yo soy más listo que tú.

Gael sale corriendo. David le corre detrás. Gutierrez continúa a sonreír satisfecho. Poco después entra David.

DAVID: (enfadado) ¿Por qué lo hiciste? Díme por qué lo hiciste.
GUTIERREZ: Y tú díme por qué dejaste que el hijo de una peligrosa pareja de terroristas se colara en nuestra casa.
DAVID: Los padres de Gael no eran terroristas. Y aunque lo hubieran sido no tenías ningún derecho a segregarlos en un centro clandestino de detención.
GUTIERREZ: ¡Cállate, letrado de mala muerte! ¿Qué es lo que quieres saber tú de la real situación política de los años 70 en Argentina? Antes tu madre siempre te escondió la verdad, para protegerte, decía ella y ahora ese muchacito metido te llenó la cabeza de mentiras y estupideces. Y tú le creiste enseguida, como un pobre mentecato.
DAVID: Gael no dice mentiras.
GUTIERREZ: ¿Ah, no? ¿Entonces el mentiroso soy yo? (David se queda callado) No te quedes ahí encandilado como un memo. ¡Respóndeme! ¡Di lo que piensas! ¿Eres un hombre o un muñeco? (David se queda callado) (con desprecio) ¡Qué hijo flojo me ha tocado! (David se queda callado) El terrorismo era una amenaza para la democracia y yo nunca me arrepentiré de haber hecho de todo para combatirlo. Cualquier medio es lícito a fin de vencer al enemigo. Tú estas cosas no puedes entenderlas porque eres un ignavo, un inepto. Aquéllos como tú durante las guerras se quedan calmos y tranquilos en sus casitas y dejan el trabajo sucio a los demás. En la época del gobierno de Videla, mientras yo arriesgaba cada día que me explotara una bomba debajo del culo, vosotros pasabais vuestro tiempo mirando los partidos de fútbol y las telenovelas. La Argentina estaba por caer en manos de los comunistas y vosotros continuabais a conducir vuestras existencias insulsas y holgazanas sin preocupaciones. Total, de dar caza a los guerrilleros se encargaba el ejército. Luego, cuando la economía empezó a ir mal transformasteis a los militares en chivos expiatorios, llenándoos la boca de bellas palabras: derechos civiles, elecciones libres, justicia, nunca más. Con un cinismo repugnante escupíais a la cara a aquéllos que hasta pocos meses antes considerabais los defensores de la patria, llamándolos asesinos. Yo nunca me alardeé de haber logrado impedir decenas de atentados salvando miles de vidas humanas. Para mí era suficiente la satisfacción de haber cumplido con mi deber de soldado. No pretendía ni honores ni medallas. Sólo me esperaba algo de reconocimiento y respeto. Sin embargo no recibí más que injurias y vejacciones. Por esto me fui de mi país.
DAVID: Aunque lo que dices fuera verdad, te equivocaste a tratar a Gael en ese modo. Tu comportamiento fue indigno.
GUTIERREZ: ¡Termina de juzgarme! No hay sitio en esta casa para los amigos de los terroristas. ¡Mete tu ropa en una valija y vete!

David coge su chaqueta del perchero y se la pone.

GUTIERREZ: En cuanto a mi plata ¡olvídala! Mañana por la mañana me voy al notario y te desheredo. A mi muerte no tendrás ni un céntimo.

David recoge los libros de Gael del suelo y los pone en su maletín. Gutierrez se acerca a la puerta.

GUTIERREZ: ¡Carmen! ¡Estabas orejeando detrás de la puerta como siempre, boliviana analfabeta!
DAVID: No insultes quien no puede defenderse.
GUTIERREZ: Yo no tomo lecciones de moral por un fariseo como tú.

David coge su maletín y sale.

GUTIERREZ: (en voz alta) Aunque vengas a suplicarme de rodillas no entrarás nunca más en esta casa….¡Serpiente velenosa! ¡Vete a la mierda!

Telón.

SEGUNDO ACTO

ESCENA UNO

Centro de agregación juvenil. Gael, con una expresión sombría, bebe de un botellín de cerveza. Al otro lado del escenario Marco charla con dos chicos. David entra y se acerca a Gael.

DAVID: Te busqué por toda la ciudad.
GAEL: (sin mirar a David) Quédate lejos de mí. No quiero más tener nada que ver contigo.
DAVID: Gael….
GAEL: (mirando a la cara a David) Tú me hechaste de tu casa, ahora yo soy quien te pide que te vayas. ¡Vete!
DAVID: Yo no te heché de mi casa. Sólo intentaba evitar que encontraras a mi padre. Por experiencia personal sé que puede llegar a ser muy agresivo y cruel cuando se enfada.
GAEL: Si es así de malvado, ¿por qué a los 30 años cumplidos todavía vives con él y le permites mandarte a la baqueta?
DAVID: Desde el día que peleasteis me he trasladado a otro departamento y no he vuelto a verlo….Mi padre es todo lo que me queda de mi familia. Aunque lo desapruebo no tengo corazón para cortar las relaciones con él.
GAEL: (con tono irónico) Me dan ganas de llorar….Siempre has sido un títere en las manos de Gutierrez. ¡Lárgate! ¡Esclavo!

David se aleja.

GAEL: (en voz alta) ¡Muy bien hombre! ¡Vete de aquí! Vuelve al palacio que te compraste con la plata de mis abuelos.
DAVID: (se para y se vuelve hacia Gael) Yo no tengo culpa de lo que hizo mi padre.

David sale. Gael bebe un sorbo de cerveza. Elena entra y se acerca a Marco. Los dos chicos se dicen algo, después se dirigen hacia un rincón apartado. Gael los sigue y escucha a escondidas su conversación.

ELENA: ¿Por qué no me llamaste?
MARCO: Tenía que estudiar.
ELENA: ¿Tomaste una decisión?
MARCO: Todavía no. Estoy confundido. Dáme tiempo.
ELENA: No hay más tiempo. Ya estoy al segundo mes.
MARCO: (silencio) Entre nosotros no funcionaría. Somos demasiado diversos.
ELENA: ¿Y el bebé?
MARCO: (negando con la cabeza) No lo sé. No lo sé….Mira tú.
ELENA: ¡Eres un cabrón! Querría no haberte encontrado nunca.
MARCO: No te hagas la víctima. ¿Piensas que no lo he comprendido? Tú no quedaste embarazada por descuido. Querías atraparme. Pero fracasaste. Yo no estoy disponible. Vete a tu novio impotente.
ELENA: Será una fortuna para mí si no nos veremos nunca más. ¿Qué gano juntándome con un vagabundo muerto de hambre como tú? Acabaría en una miserable vivienda popular en medio de sureños e inmigrados, o en un edificio derruido ocupado por drogados y clandestinos.

Elena sale. Marco vuelve a sentarse a la mesa junto con sus amigos.

MARCO: Estaba convencida que nos casaríamos. Está loca…. Ahora que la dejé correrá a su novio a decirle que llegará a ser papá.
CHICO: Y ése con lo cojudo que es se lo creerá enseguida.

Marco y los otros dos chicos rompen a reír fragorosamente. Gael se apoya contra una pared, con una expresión ceñuda. Entran David y Elena.

DAVID: (con tono decidido) ¡Elena! Ya no existe ningún diálogo entre nosotros. Cuando estamos juntos siempre estás de mal humor. Parece casi que yo te fastidio. No podemos continuar así.
ELENA: Es natural que una mujer sea nerviosa e irritable cuando se encuentra en las condiciones en que me encuentro yo.
DAVID: ¿Qué condiciones?
ELENA: (con una sonrisa radiante) Espero un bebé.

A las palabras de Elena David se queda pasmado. Gael saca del bolsillo de los pantalones la tarjeta de visita que le había dado David al mercadillo y la lee.

ELENA: ¿Eres feliz, cariño?
DAVID: (desconcertado) ¡Claro que sí!
ELENA: Aún no consigo creerlo. (con entusiasmo) Dentro de siete meses me convertiré en mamá. ¿Prefieres a un varón o a una nena?
DAVID: Me da igual.
ELENA: A mí también. Tu padre sin embargo quiere a un nieto para transmitirle su nombre. Si de la ecografía resultará que va a nacer una niña quedará muy decepcionado….Tenemos que darnos prisa a elegir la fecha de la boda. Dentro de poco comenzará a verse que estoy embarazada. ¿Te estaría bien el 2 de marzo?
DAVID: Sí.
ELENA: ¿En qué iglesia?
DAVID: Decide tú.

Gael coge un móvil del bolsillo de los pantalones y marca un número. Se oye el sonido de un celular. David saca un móvil del bolsillo de la chaqueta y responde.

DAVID: ¡Aló!
GAEL: Soy Gael. Tengo que hablar contigo urgentemente.
DAVID: Ven a mi casa después de las ocho. Ahora vivo en la Calle Lanza n°4.
GAEL: No. Ven tu a mi casa. Avenida Bellini n°18. Quinta planta. Sin ascensor.

Oscuridad.

ESCENA DOS

Cocina-living de la casa de Gael. Un ambiente modesto. Los muebles son viejos y mal reducidos. Una heladera, una mesa con cuatro sillas, un sofá, un perchero colgado en la pared cerca de la puerta. Una ventana. Dos puertas. Una de ellas comunica con el dormitorio. Gael está sentado en el sofá. El chico mira el reloj dos veces en pocos segundos, después se levanta y se dirige hacia la ventana. Se oye el sonido de un timbre. Gael corre a abrir la puerta. David entra.

GAEL: Pensaba que no vendrías más.
DAVID: Quedé embotellado en el tráfico.
GAEL: Tu novia te traiciona con un amigo mío y espera un hijo de él.

David se queda callado.

GAEL: ¿No me crees?
DAVID: Te creo.
GAEL: Que quede claro. No te estoy haciendo un favor. Es que no tolero ciertas hipocresías burguesas. (silencio) ¿Amas mucho a Elena?
DAVID: No la he amado nunca.
GAEL: Lo dices sólo porque te ha traicionado.
DAVID: Yo nunca he amado a ella como ella nunca ha amado a mí.
GAEL: Entonces ¿por qué os juntasteis?
DAVID: Por….razones de imagen.
GAEL: (silencio) Quién sabe cuántos ligues tuviste. Las chicas están ciegas por los tipos como tú: fascinantes, ricos, con un trabajo de empresario.
DAVID: No me interesan los ligues. Sólo tuve cuatro novias oficiales. No soy un seductor.
GAEL: (incrédulo) ¿En toda tu vida sólo te acostaste con cuatro mujeres?
DAVID: ¿Tú con cuántas te acostaste?
GAEL: Al menos con 30. Pero ninguna era importante. (silencio) Yo te estafé. Mi jirafa no valía 150 euros.
DAVID: Para mí sí. Tú posees un talento extraordinario.
GAEL: Lástima que hasta ahora nadie se haya percatado. Me considero un artista incompredido. (él y David sonríen contemporáneamente) Siento que te dije todas esas cosas malvadas. No las pensaba en serio. Bueno, un poquito las pensaba. He exagerado. El hecho es que desde que encontré a Gutierrez me siento como un perro. Pasé días tremendos, teniendome todo adentro, sin poder desahogarme con ninguno.
DAVID: ¿No hablaste con los tuyos?
GAEL: No. Ya tenemos muchos problemas. Con lo poco que ganamos a duras penas logramos sobrevivir. Mi viejo siempre está triste y deprimido. Y por si todo esto no fuera suficiente nos desahuciaron. Tenemos menos de tres meses de tiempo para encontrar otra casa. Con los precios que hay no sé dónde acabaremos….Estoy cansado de ser pobre….Quiero hacerte ver una cosa.

Gael sale por la puerta del dormitorio. Después de algunos segundos vuelve a entrar con un gran cuadro que representa un ser monstruoso con el cuerpo mitad humano y mitad animal.

GAEL: Mi última obra.

Gael apoya el cuadro en el suelo contra una pared.

DAVID: (observando el cuadro) Interesante. ¿Es un monstruo mitológico?
GAEL: No. Es tu viejo.

David y Gael rompen a reír fragorosamente.

DAVID: Tienes razón. Es él. ¿Cómo no lo he reconocido?
GAEL: Dáme la chaqueta que te la cuelgo.

David se quita la chaqueta y la da a Gael, que la cuelga en el perchero. Después Gael coge un libro apoyado sobre la mesa y lo da a David.

GAEL: Éste lo escribí yo. Es la historia de mis padres…. Sentémonos.

David y Gael se sientan en el sofá. David hojea algunas páginas del libro. Gael le quita el elástico que le sujeta el pelo, lanzándolo lejos. De este momento en adelante David siempre llevará el pelo suelto.

GAEL: David es un nombre judío.
DAVID: Era el nombre de mi abuelo materno.
GAEL: ¿Tu abuelo era judío?
DAVID: No. Era católico.
GAEL: (mediendo a David con la mirada) ¿Tú siempre te vistes así?
DAVID: ¿Así cómo?
GAEL: En chaqueta y corbata y con los zapatos lustrosos.
DAVID: Sí. ¿Qué hay de malo?
GAEL: Yo desprecio los zapatos lustrosos. Son un símbolo del capitalismo imperialista.
DAVID: ¿Tendría que ir por ahí con los zapatos empolvados?
GAEL: Mejor los zapatos sucios y gastados que los zapatos nuevos y lustrosos.
DAVID: Es una tesis opinable. (hojea algunas páginas del libro)
GAEL: ¿Por quién votas?
DAVID: Dejemos a un lado la política. No me apetece pelear.
GAEL: Tú no lo sé, pero tu viejo seguramente vota por el pequeño dictador.
DAVID: Te equivocas. Sobre esa persona fue categórico. (imitando a Gutierrez) No daré nunca mi voto a uno que se emplasta la cara y las manos de maquillaje y se diseña el pelo sobre la cabeza.

David y Gael rompen a reír fragorosamente.

DAVID: (imitando a Gutierrez) No hay más los políticos de antaño. El presidente Videla poseía una rara y aristocrática elegancia en sus modales y en su aspecto. Sin embargo ése está tan embadurnado que parece una estatua de cera. ¡Y lleva también los zapatos con el tacón alto!

David y Gael rompen a reír fragorosamente.

DAVID: (imitando a Gutierrez) Ahora los hombres se pintan como las mujeres. ¿Adónde iremos a parar por este camino?
GAEL: Eres menos peor que lo que creía. Cuando imitas a Gutierrez eres incluso simpático.
DAVID: (hojea algunas páginas del libro) ¿Por qué no envias tu novela a alguna editorial?
GAEL: Lo propuse a decinas de editoriales sin recibir ni una respuesta. No lo aprecia nadie. ¡Paciencia!
DAVID: Házlo imprimir y publicar pagando de tu bolsillo.
GAEL: ¿Dónde encuentro la plata?
DAVID: (posa el libro sobre el sofá) Financio yo toda la operación.
GAEL: Te costará mucho.
DAVID: No importa. Hace mucho que siento el impulso de lanzarme en nuevas aventuras. Nunca he amado mi trabajo. Mi padre lo eligió por mí, me lo impuso sin siquiera preguntarme cuáles eran mis aspiraciones.
GAEL: ¿Cuáles eran tus aspiraciones?
DAVID: Estudiar jurisprudencia y llegar a ser abogado. Defender los derechos de los pobres y de los perseguidos políticos. Pero ya es tarde.
GAEL: (apoya una mano en la rodilla de David) No es tarde. Vende tu fábrica y matrículate en la universidad. Sólo tienes 30 años. Aún estás a tiempo de cambiar tu vida y realizar tus sueños.
DAVID: Por ahora pensemos en tu novela. Mañana mismo contactaremos una tipografía.
GAEL: Podríamos también abrir una galería de arte.
DAVID: Del alquiler y las autorizaciones me encargo yo. Tú ocúpate de encontrar un local adecuado y las obras que expondremos.
GAEL: Ya tengo mis cuadros y mis esculturas. Además me gustaría ayudar a jóvenes artistas del tercer mundo a hcerse conocer.
DAVID: Es una buena idea.
GAEL: (silencio) ¿Qué es lo que te empuja a hacer todo esto por mí? ¿La compasión? ¿El sentimiento de culpa?
DAVID: La amistad. Yo querría ser amigo tuyo.
GABRIEL (V.F.E.): (gritando) ¡Soledad! ¡Soledad! ¡El niño!

David y Gael se levantan de un salto, alarmados.

GAEL: Es mi viejo. Está teniendo una pesadilla. Todas las noches sueña que mi madre es raptada por los militares.
DAVID: Me voy.
GAEL: No. Quédate. Espérame aquí. Dentro de algunos minutos vuelve a dormir.

Gael sale precipitadamente por la puerta del dormitorio. David se sienta de nuevo en el sofá. Después de algunos instantes Gael vuelve.

DAVID: ¿Se tranquilizó?
GAEL: Sí. Ahora duerme. (se sienta junto a David) (con tono triste) Mi viejo no consigue curarse de la depresión porque se siente culpable de la muerte de sus hermanos y de sus amigos….Una vez intentó suicidarse ahorcándose. Lo salvamos por un pelo….Me gustaría tanto poder hacer algo por él….Tal vez si encontráramos a su nieto se sentiría mejor.
DAVID: ¿Dónde nació tu primo?
GAEL: En un centro de detención de la marina, el Club Naval. Mi tía Leonor lo alumbró en abril de 1977.
DAVID: ¿No sabes nada más de él?
GAEL: No.
DAVID: ¿Tus abuelos maternos todavía están vivos?
GAEL: Sí. Apenas encuentre una buena colocación vendrán a vivir con nosotros en Italia….Los extraño mucho a mis abuelitos. Sólo nos hablamos una vez a la semana pues las llamadas al exterior son muy costosas….En mi casa la plata siempre ha sido p

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